Discípulo de Severo Ochoa, era el presidente del Consell Valencià de Cultura

El bioquímico valenciano Santiago Grisolía, presidente del Consell Valencià de Cultura (CVC), ha fallecido este jueves a los 99 años. Grisolía se encontraba ingresado en un hospital valenciano donde estaba siendo tratado de COVID.
La obra científica del profesor Grisolía se inscribe en la época de oro de la Enzimología y del descubrimiento de los ciclos metabólicos; en ambos aspectos, su contribución en la primera línea del desarrollo de la Bioquímica, ha sido trascendente para el avance de esta Ciencia. Santiago Grisolía nació en Valencia en el año 1923 y estudió medicina en las Facultades de Madrid y Valencia, siendo uno de los discípulos más brillantes de su tiempo.
En 1945, ganó por concurso una de las diez becas convocadas por el Ministerio de Educación y Ciencia para estudios en el extranjero y, en Enero de 1946, comenzó a colaborar con el profesor Severo Ochoa, en EE.UU., en los estudios sobre la enzima málica. Posteriormente, pasó a la Universidad de Chicago donde inició el uso de los isótopos marcadores para el estudio de pautas metabólicas, con cuya técnica consiguió demostrar la fijación del CO2 en tejidos animales.
En el año 1948 fue contratado por la Universidad de Wisconsin, donde realizó una contribución decisiva al conocimiento del ciclo metabólico de la urea. En 1954, trabajó en la Universidad de Kansas como profesor asociado y director del Instituto de Investigación Médica, fundación privada unida a la Universidad.
En 1959, es nombrado catedrático en Kansas y, en 1962, coincidiendo con su constitución, director del departamento de Bioquímica. Allí realizó una labor admirable como maestro y como investigador sobre el ciclo de la urea, degradación de las bases pirimidínicas, glicolisis, etc…, aislando las enzimas implicadas, aclarando reacciones y sentando nuevos criterios sobre la naturaleza de la acción enzimática.

En 1974 es nombrado profesor distinguido de la Universidad de Kansas. En el año 1976 Grisolía se hizo cargo de la Dirección del Instituto de Investigaciones Citológicas, fundado por la Caja de Ahorros de Valencia.
Grisolía, Premio Príncipe de Asturias en 1990, era Doctor Honoris Causa de numerosas Universidades, miembro de las más prestigiosas sociedades científicas, consejero de fundaciones y entidades, Presidente del Comité de Coordinación de la UNESCO para el Genoma Humano. Fue distinguido con las condecoraciones de más prestigio, y con diversos cargos honoríficos.
En 1995 fue nombrado asesor del presidente de la Generalitat Valenciana para Ciencia y Tecnología, un año después presidente del Consell Valencià de Cultura ‑cargo que todavía ostentaba- y en 1998, del Comité Científico Asesor del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia y del Consejo Asesor del Museo de Ciencias de Cuenca.
Como presidente ejecutivo de los Premios Rey Jaime I, puestos en marcha por la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados y la Generalitat, logró traer a Valencia año tras año a decenas de premios Nobel y afianzar uno de los galardones con mayor dotación económica de todo el país.
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