La Costera, el legado de los íberos
Viajar a la comarca de La Costera, situada al sur de la provincia de Valencia, es retroceder hasta su pasado íbero, muy presente en La Bastida de Les Alcusses, pero también es impulsarse hacia el futuro con la innovación constante de las bodegas de la zona. Una tierra bañada de vino y tradición a partes iguales en la que el estómago se deleita con delicias como el arroz al horno, la almoixavena o el gazpacho manchego. Una oportunidad para empaparse de la historia de los Papa Borgia desde el Castell de Xàtiva o de divisar la comarca desde lo alto del Castell de Montesa.
Desde Moixent al oeste hasta Barxeta al este, una gran variedad de paisajes, monumentos y tradiciones nos acompañan en un viaje de dos jornadas que os proponemos a continuación.
Una antigua bodega convertida en Museo Etnológico
Nuestra primera parada del Blog Trip organizado por la Mancomunidad de Municipis de La Costera y La Canal nos lleva hasta el Museo Etnológico de la Font de La Figuera. Allí nos encontramos con una antigua bodega restaurada en la que los vinos descansaban y maduraban en tinajas enterradas en el mismo suelo. Una tradición que, como luego descubriremos en la Bodega Celler del Roure, todavía se mantiene en la actualidad. En el citado museo viajamos también hasta los inicios y mediados del siglo XX para adentrarnos en la recreación de una casa tradicional, con todo tipo de detalles y curiosidades. Una recreación que incluye hasta una antigua destilería y en la que nos recuerdan que el origen de la famosa Coca Cola se encuentra, nada más y nada menos, que en la cercana localidad de Aielo de Malferit. Por cierto, la entrada al museo es gratuita previa reserva.
Los íberos ya apreciaban el vino
Con la mirada puesta en el pasado y en la tradición vitivinícola nos marchamos hasta la vecina población de Moixent, famosa por su Guerrer de Moixent, y nos dirigimos, precisamente, al lugar donde se encontró, junto a muchos otros restos arqueológicos, la Bastida de Les Alcusses. Allí, desde lo alto de un cerro, tenemos una visión privilegiada del valle situado al norte, que ya en época íbera, e incluso antes, era una ruta de comercio entre el mar Mediterráneo y el interior de España y por la que hoy discurre la Autovía que va hacia Albacete y Madrid. También desde allí observamos con gran admiración las vistas al sur, donde un frondoso bosque nos anima a adentrarnos en alguna de sus rutas senderistas. Un bosque que ya utilizaban los íberos al igual que también cultivaban y cosechaban la uva para elaborar vino. Variedades de uva que el paso del tiempo y los rigores del consumismo y la producción a granel se llevaron por delante, pero que ahora regresan, más refinadas, con vigor y gracias a la ilusión, el tesón y la voluntad de bodegas como el Celler del Roure.
Celler del Roure, una bodega que apuesta por las variedades endémicas
Aquellos íberos que habitaron y abandonaron precipitadamente Les Alcusses, al parecer, por un ataque de tribus vecinas con las que rivalizaban por ese control de la ruta comercial entre el mar y la meseta es probable que cosecharan sus viñas en los mismos campos en que hoy se ubica la bodega Celler del Roure. En ella, la tradición y la innovación se unen para crear delicias en forma de vinos ecológicos como el Maduresa, el Parotet o el Safrà. Con este último, por ejemplo, la bodega fundada y presidida por Pablo Calatayud, ha recuperado la uva Mandó, una variedad endémica de la zona y cuya cepas se arrancaron, casi en su totalidad, en el siglo XX, cuando primaba la cantidad por encima de la calidad o la diferenciación. Un vino que, además, se cría en tinajas de barro ubicadas en su tradicional bodega fonda, sobre un techo y paredes de roca natural. Un vino que probamos con la cata que incluye la visita y que nos deja un sabor suave y agradable para continuar con nuestro trayecto.
Gastronomía tradicional valenciana
La mañana va pasando entre viñedos y bosques de pinos hasta llegar al restaurante El Pitxó, donde tenemos el placer de probar algunas de sus especialidades, entre ellas, el gazpacho manchego, muy tradicional también en esta zona de frontera, de paso, de comunicación entre territorios. El restaurante, además, se encuentra enclavado en plena Toscana Valenciana, una finca rústica, rodeada de viñedos que pocos se resisten a inmortalizar con su cámara.
Y, ya se sabe, tras un buen yantar, no hay nada como un paseo, o una siesta también, pero no hemos venido a dormir, así que nos encaminamos hacia el Embalse del Bosquet, muy cerca del restaurante, donde podemos dar un paseo y conocer el origen de este lago artificial y su presa. Estas no son zonas de grandes ríos, pero sus habitantes, ya desde los íberos, siempre han contado con agua que han sabido aprovechar tanto extrayéndola desde el subsuelo, como aprovechando y guardando el agua de lluvia.
Montesa, un castillo herido por un terremoto
Continuamos nuestra ruta y a nuestra izquierda divisamos, imponente, el castillo de Montesa, una fortaleza medieval que quedó arrasada por un terremoto el 23 de marzo de 1748 y que luego ha vivido sucesivas reconstrucciones. Un terremoto difícil de imaginar en nuestros días, pero que se dejó sentir en toda la zona y también afectó al otro gran castillo de la comarca, el de Xàtiva, que divisamos al fondo y que visitaremos en el segundo día de nuestro recorrido. Montesa se ha convertido hoy en todo un símbolo para los amantes de la escalada, que acuden a practicar en sus paredes verticales, pero ya era muy apreciada desde la antigüedad como prueba la majestuosidad de su imponente castillo. Por cierto, con los ojos bien abiertos se puede observar un impacto de cañón cuya piedra todavía está incrustada al lado de la ventana de la antigua habitación del Gran Maestre.
Un refrescante paseo por el Paraje Natural del Riu Nou de l’Alcúdia de Crespins
Para finalizar el día, y antes de regresar a la capital de la comarca, Xàtiva, para reponer fuerzas y afrontar el segundo día que nos llevará a Genovés y su museo de la pilota y a las joyas arquitectónicas, culturales e históricas de Xàtiva, nos adentramos en el Paraje Natural del Riu Nou de l’Alcúdia de Crespins. Un rincón de gran belleza, habilitado incluso para el baño en verano y que nos sirve para reflexionar y comentar las vivencias del día y para abrir boca para lo que nos espera en la jornada siguiente.
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