Clos de Lôm triun­fa en casa. Para los que conoz­can un poco la his­to­ria de esta joven bode­ga de Fon­ta­nars, ese podría ser tam­bién el titu­lar para esta nota de pren­sa al lograr tres pre­mios en Fran­cia, ya que de ahí pro­vie­ne el fun­da­dor Dupuy De Lôme, que plan­tó las pri­me­ras cepas allá por el pri­mer ter­cio del siglo XIX.

La revis­ta fran­ce­sa Gilbert&Gaillard, una de las refe­ren­cias obli­ga­das para enófi­los, hos­te­le­ros y afi­cio­na­dos al vino en gene­ral en el país vecino, aca­ba de encum­brar los vinos de Clos de Lôm al otor­gar­le tres meda­llas de Oro en su Inter­na­tio­nal Cha­llen­ge recién cele­bra­do.

Los oros fran­ce­ses han recaí­do en una tri­lo­gía espe­cial­men­te autóc­to­na y medi­te­rrá­nea: un blan­co de mal­va­sía, un rosa­do de monas­trell y un tin­to de tem­pra­ni­llo, un tri­ple­te gana­dor para una bode­ga que solo tie­ne en el mer­ca­do, por el momen­to, vinos de la aña­da de 2018.

Los pre­mios de la mano de esta revis­ta abren el sofis­ti­ca­do mer­ca­do fran­cés a tres vinos que no tie­nen el per­fil inter­na­cio­nal habi­tual de varie­da­des más cono­ci­das, lo que dice mucho de la cali­dad que han apre­cia­do los cata­do­res.

El Clos de Lôm Mal­va­sía 2018 es uno de los reco­no­ci­dos. Si hace unos días nos hacía­mos eco del Bac­chus de Oro en su debut en el mer­ca­do, aho­ra lle­ga este pre­mio de Fran­cia reco­no­cien­do una ela­bo­ra­ción sin­gu­lar para una varie­dad que en las Terres dels Alfo­rins, y en los para­jes selec­cio­na­dos por la pro­pie­dad, pro­du­ce unos mos­tos sen­sa­cio­na­les.

La mal­va­sía es muy rara ver­la en soli­ta­rio en los vinos, casi siem­pre va en com­pa­ñía de otras apor­tan­do aro­mas. Muy pocas bode­gas se atre­ven con un mono­va­rie­tal, pero en Clos de Lôm lo han teni­do cla­ro des­de el pri­mer momen­to y los resul­ta­dos sal­tan a la vis­ta en menos de un mes en el mer­ca­do.

Los otros dos mono­va­rie­ta­les de aña­da, el rosa­do de Monas­trell y el tin­to de Tem­pra­ni­llo tam­bién han con­se­gui­do sen­das meda­llas de Oro. El pri­me­ro es un monas­trell de cepas vie­jas, algo difí­cil de encon­trar en rosa­dos ya que se tien­de a dejar esas uvas para los vinos tin­tos o para los crian­zas.

El enó­lo­go de la fir­ma, Pablo Osso­rio, gran cono­ce­dor y defen­sor de los rosa­dos valen­cia­nos, sin embar­go, ha apos­ta­do por un rosa­do de alta gama con el mejor mos­to flor de las cepas más vie­jas. “Los rosa­dos mere­cen el mis­mo res­pe­to y cari­ño que los otros vinos, y por eso noso­tros para este Clos de Lôm Monas­trell 2018 hemos ele­gi­do las par­ce­las más vie­jas de la varie­dad tin­ta rei­na de la zona, por­que que­ría­mos hacer un gran rosa­do, sin com­ple­jos, aro­má­ti­co y fácil de beber, pero con cuer­po sufi­cien­te capaz de resis­tir una comi­da de prin­ci­pio a fin”.

El ter­cer pre­mio fue para el Clos de Lôm Tem­pra­ni­llo 2018, un tin­to de aña­da que selec­cio­na los tem­pra­ni­llos más anti­guos de la zona, que curio­sa­men­te fue­ron los que plan­ta­ron los pro­pie­ta­rios de la bode­ga a par­tir de los años ochen­ta.

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