Este hito mar­ca un avan­ce cru­cial en el com­ple­jo pro­to­co­lo dise­ña­do por el equi­po de con­ser­va­ción para garan­ti­zar la super­vi­ven­cia del peque­ño, per­te­ne­cien­te a la sub­es­pe­cie Pan tro­glody­tes verus , cata­lo­ga­da en peli­gro crí­ti­co por la Lis­ta Roja de la UICN.

 

 

BIOPARC Valen­cia ha vivi­do un momen­to lleno de emo­ción con el espe­ra­do reen­cuen­tro entre Moreno, el impo­nen­te macho de chim­pan­cé, y su hijo Ekon, naci­do el pasa­do mes de febre­ro. 

Tras un par­to com­pli­ca­do, Ekon tuvo que ser cria­do con bibe­rón por espe­cia­lis­tas en pri­ma­to­lo­gía, evi­tan­do la impron­ta huma­na y man­te­nien­do el víncu­lo con su madre, Eva. Con enor­me cau­te­la, fue rein­te­grán­do­se poco a poco al núcleo fami­liar, comen­zan­do por su madre y pos­te­rior­men­te con su her­ma­na y tías. Aho­ra, el abra­zo y las mues­tras de afec­to de Moreno supo­nen un paso deci­si­vo para la esta­bi­li­dad del gru­po.

El par­que recuer­da con espe­cial cari­ño las ense­ñan­zas de Jane Goo­dall, quien visi­tó BIOPARC Valen­cia en 2012 y dejó gra­ba­do su men­sa­je de «Razo­nes para la espe­ran­za» en la con­ser­va­ción de los chim­pan­cés. Hoy, ese espí­ri­tu sigue vivo en los cui­da­do­sos tra­ba­jos con las ins­ta­la­cio­nes inte­rio­res adap­ta­das para faci­li­tar las inter­ac­cio­nes entre los miem­bros del gru­po sin alte­rar su com­por­ta­mien­to natu­ral.

Ekon, cuyo nom­bre sig­ni­fi­ca «fuer­za», mues­tra ya con­duc­tas pro­pias de su edad como voca­li­za­cio­nes y peque­ños que­ji­dos, ade­más de agi­li­dad para esca­lar y uti­li­zar con des­tre­za sus dedos. Pro­gra­mas de repro­duc­ción ges­tio­na­dos en par­ques como BIOPARC Valen­cia y Fuen­gi­ro­la repre­sen­tan una opor­tu­ni­dad real para fre­nar la alar­man­te dis­mi­nu­ción de la pobla­ción de chim­pan­cés occi­den­ta­les, que ha caí­do un 80% en esta­do sil­ves­tre entre 1990 y 2014.

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