La transmutación de las figuras de Jarr es paralela a su nuevo lenguaje, una técnica mixta de figuras construidas y elaboradas manualmente por el artista donde la acción de coser, tejer, pintar tienen como fin capturar el tiempo dentro un objeto. De ahí la emoción profunda de sus obras, que hieren suavemente el corazón desde la desnudez, la sinceridad y la inocencia.
Este nuevo trabajo cuenta además con una serie de colaboradores de excepción, entre los que cabe destacar al fantástico fotógrafo internacional Zaibi, o al experto catedrático de Historia del Arte, Álex Villar. Ambos ayudan, con imágenes y textos, al artista en este viaje iniciático a entender el paradigma del ser celeste viviendo en la tierra.
Jarr siempre ha estado envuelto en un aura profética y barroca, una esencia mística que se manifiesta en el pan de oro y los ojos seráficos de sus marcos, una iconografía que une la fascinación del pop y el legado de la imagen devocional como trasfondo. Y hora todo explota en un fuego purificador donde los ángeles caídos de Rilke se convierten en auténticos Art Toys y juegan un papel vital en la creación de una nueva iconografía cristológica.
A pesar de la profundidad de su mensaje, Jarr apuesta por el guiño inocente y lúdico que siempre acompaña a sus obras. Empapado de originalidad y una refrescante magia nos promete una nueva era presidida por el arte y la ilusión.
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