El IVAM pre­sen­ta la expo­si­ción Tras­city. Alber­to Fei­jóo La direc­to­ra del IVAM y comi­sa­ria, Nuria Engui­ta, jun­to al artis­ta, Alber­to Fei­jóo, pre­sen­tan la mues­tra Tras­city. Alber­to Fei­jóo. Foto­gra­fías Miguel Loren­zo

La exposición del artista alicantino podrá visitarse hasta el 22 de octubre

Una de las pie­zas inclui­das en «Trans­city» (MIGUEL LORENZO).

El artis­ta Alber­to Fei­jóo (Ali­can­te, 1985) ha con­ver­ti­do la gale­ría 3 del Ins­ti­tut Valen­cià d’Art Modern (IVAM) en un tras­te­ro para refle­xio­nar sobre la cara B de las ciu­da­des, los roles y los espa­cios que ocu­pan las per­so­nas y los obje­tos que se acu­mu­lan y colec­cio­nan, entre ellos imá­ge­nes.

La comi­sa­ria de la mues­tra y direc­to­ra del IVAM, Nuria Engui­ta, acom­pa­ña­da por el artis­ta, ha pre­sen­ta­do el pro­yec­to expo­si­ti­vo Tras­city, que se podrá visi­tar des­de el 1 de junio en el Cen­tre Julio Gon­zá­lez. La ins­ta­la­ción, con­ce­bi­da espe­cí­fi­ca­men­te para la gale­ría 3 del museo, se plan­tea como un paseo por una calle don­de el visi­tan­te pue­de dete­ner­se en cada una de las estan­cias o tran­si­tar por la calle prin­ci­pal. «La ins­ta­la­ción refor­mu­la des­de dife­ren­tes pers­pec­ti­vas los usos de la sala expo­si­ti­va: un lugar de tra­ba­jo, un pun­to de encuen­tro, un lugar de des­can­so, un archi­vo o un alma­cén», según Engui­ta.

Sillas tapi­za­das, sofás y pufs —que Fei­jóo deno­mi­na «dis­po­si­ti­vos de des­can­so»—; colum­nas foto­grá­fi­cas a modo de pila­res; cajas, y obje­tos, que podrían estar alma­ce­na­dos en un tras­te­ro, ocu­pan las cin­co estan­cias en las que se ha divi­di­do la sala.

Cada una de ellas repre­sen­ta los cin­co roles de Alber­to Fei­jóo: el artis­ta visual, el colec­cio­nis­ta, el fotó­gra­fo, el acu­mu­la­dor y el apren­diz. «Son roles uni­ver­sa­les. Dife­ren­tes per­so­na­li­da­des o acti­vi­da­des que ocu­po de mane­ra simul­tá­nea para hacer fren­te a una reali­dad com­ple­ja, ines­ta­ble y pre­ca­ria», expli­có el crea­dor.

Una mudan­za des­de Lon­dres a Ali­can­te, su ciu­dad natal, fue el cata­li­za­dor del pro­yec­to. Tras­city hace refe­ren­cia a un lugar físi­co, un local comer­cial de alqui­ler de tras­te­ros que está situa­do en la calle ali­can­ti­na don­de vive el artis­ta.

«Sin embar­go, es tam­bién un espa­cio men­tal: trash es una de las mane­ras de nom­brar la basu­ra en inglés, y tras es un pre­fi­jo que sig­ni­fi­ca lo que está detrás, o lo que vie­ne des­pués», expli­có la comi­sa­ria. Tras­city sería enton­ces, lite­ral­men­te, lo que está detrás de la ciu­dad y, meta­fó­ri­ca­men­te, sus dese­chos, lo que deja­mos atrás. Para el artis­ta, «Tras­city es un colla­ge de las ciu­da­des occi­den­ta­les que he tran­si­ta­do», resu­mió.

Algu­nas de las obras pre­sen­tes en «Tras­city» (MIGUEL LORENZO).

La imagen como objeto

En el pri­mer espa­cio se mues­tran foto­gra­fías de chi­cos en posi­cio­nes de des­can­so, que con­tras­tan con la agre­si­vi­dad del sky­li­ne de la ciu­dad. Un sky­li­ne que repre­sen­ta, de una mane­ra sim­bó­li­ca, la ambi­ción, el poder, la jerar­quía, lo hete­ro­pa­triar­cal en el sen­ti­do más vio­len­to. Para Fei­jóo, estos tra­ba­jos «sur­gen de pen­sar la ima­gen como un cuer­po que entra en con­tac­to con otros y se trans­for­ma en obje­to tri­di­men­sio­nal de con­su­mo y colec­cio­nis­mo. Una ima­gen que pode­mos habi­tar, que nos rodea y que rodea­mos, que se inde­pen­di­za del muro y vive otras vidas».

En la segun­da sala se ve cómo el tra­ba­jo del artis­ta está muy aten­to a la mate­ria y a sus acu­mu­la­cio­nes. Cosas api­la­das, mon­ta­ñas de resi­duos, de res­tos, que ya no son unas mon­ta­ñas natu­ra­les, sino total­men­te arti­fi­cia­les, crea­das por el hom­bre. «Mul­ti­pli­ci­dad, diver­si­dad, muta­bi­li­dad y con­ti­nuo des­pla­za­mien­to son carac­te­rís­ti­cas que nos ofre­ce el artis­ta en esta expo­si­ción, con las que esta­ble­ce pro­ce­sos de iden­ti­fi­ca­ción múl­ti­ples que nos per­mi­ten pen­sar la ava­lan­cha de imá­ge­nes que con­for­ma y ocu­pa nues­tros cuer­pos des­de diver­sos pun­tos de vis­ta», ha mati­za­do la direc­to­ra del IVAM.

Para esta expo­si­ción, Fei­jóo ha tra­ba­ja­do con un herre­ro de Alcoy, Max Herre­ro. En su taller encon­tró una caja lle­na de cha­pas redon­das, que deci­die­ron sol­dar jun­to a unos tubos cua­dra­dos a modo de más­til, como si se tra­ta­ra de peque­ñas seña­les de trá­fi­co. La ciu­dad es una reali­dad recu­rren­te en el ima­gi­na­rio del artis­ta, y la par­te tra­se­ra de las seña­les de trá­fi­co fun­cio­na para él como abs­trac­cio­nes urba­nas, como una «cara B» que con­tie­ne mucha más infor­ma­ción que la cara prin­ci­pal.

En la sala dedi­ca­da a su rol como fotó­gra­fo, las imá­ge­nes van un paso más allá del colla­ge foto­grá­fi­co, supo­nen más bien una mise en aby­me: una ima­gen que con­tie­ne otra, crean­do una «red foto­grá­fi­ca» en vez de una «serie foto­grá­fi­ca». En la últi­ma estan­cia, el artis­ta cons­tru­ye un gabi­ne­te de dis­cos, revis­tas musi­ca­les de épo­cas pasa­das y otras refe­ren­cias, rela­cio­nan­do imá­ge­nes suyas con otras que no lo son, en un ejer­ci­cio de apro­pia­ción e inter­ven­ción de ese mate­rial impre­so que ya exis­tía. «El colec­cio­nis­ta para mí es una figu­ra mis­te­rio­sa», apun­tó Fei­jóo. «Sue­le ser una per­so­na anó­ni­ma y, al mis­mo tiem­po, alguien que tie­ne poder».

Nuria Engui­ta ha con­clui­do la pre­sen­ta­ción des­ta­can­do que Alber­to Fei­jóo es artis­ta visual, tra­ba­ja sobre todo en el ámbi­to de lo foto­grá­fi­co y se con­si­de­ra tam­bién apren­diz, así como acu­mu­la­dor —sobre todo de imá­ge­nes— y colec­cio­nis­ta. «Como si de un DJ se tra­ta­ra, mani­pu­lan­do pis­tas de soni­do, las imá­ge­nes, pro­pias y aje­nas, ocu­pan el espa­cio en con­fi­gu­ra­cio­nes muy diver­sas: siem­pre a par­tir de yux­ta­po­si­cio­nes, de víncu­los con­cep­tua­les y for­ma­les, en un colla­ge en movi­mien­to».

Alber­to Fei­jóo y la direc­to­ra del IVAM y comi­sa­ria, Nuria Engui­ta, en la mues­tra «Tras­city» (MIGUEL LORENZO).

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