Como cada año, des­de hace diez, Baleà­ria ha ela­bo­ra­do la Memo­ria de Res­pon­sa­bi­li­dad Social Cor­po­ra­ti­va y Sos­te­ni­bi­li­dad. En su inte­gri­dad. Una auto­eva­lua­ción del cuer­po y el alma de la com­pa­ñía. Por razo­nes obvias y por vez pri­me­ra en los últi­mos años no han podi­do pre­sen­tar­la a los gru­pos de inte­rés con­for­me habría sido el deseo de todos.

La memo­ria refle­ja la for­ta­le­za de Baleà­ria. Y su fir­me com­pro­mi­so con la gene­ra­ción de cash flow social, la apues­ta por embar­car a todos nues­tros gru­pos de inte­rés en los bene­fi­cios de la rique­za eco­nó­mi­ca, cul­tu­ral y de cono­ci­mien­to que aus­pi­cia­mos.

Con inde­pen­den­cia del con­tex­to, Baleà­ria man­tie­ne con fir­me­za sus retos y hori­zon­tes, sus prin­ci­pios inne­go­cia­bles de com­pro­mi­so con el terri­to­rio y sus gen­tes, con los clien­tes, pro­vee­do­res y admi­nis­tra­cio­nes públi­cas.  Sigue, por supues­to, intac­ta la apues­ta por el cre­ci­mien­to eco­efi­cien­te, de acuer­do con un desa­rro­llo sos­te­ni­ble cimen­ta­do en la Agen­da 2030 de Nacio­nes Uni­das. De ahí que estén inmer­sos en una tran­si­ción ener­gé­ti­ca (uso de gas natu­ral como ener­gía res­pe­tuo­sa con el pla­ne­ta), digi­tal y orga­ni­za­ti­va.