El jar­dín dise­ña­do por el pai­sa­jis­ta Gus­ta­vo Mari­na en las ins­ta­la­cio­nes de Bom­bas Gens.

Bom­bas Gens ha trans­for­ma­do lo que anta­ño era el patio tra­se­ro de la fábri­ca en un jar­dín. Un espa­cio reco­le­to de 1.147 m², que here­da la tra­di­ción moder­nis­ta de su arqui­tec­tu­ra para crear un jar­dín fron­do­so y colo­ris­ta.

El dise­ño, fir­ma­do por el pai­sa­jis­ta Gus­ta­vo Mari­na, res­pon­de a una cober­tu­ra den­sa sobre com­po­si­cio­nes vege­ta­les con más de 100 espe­cies dife­ren­tes, que se entre­mez­clan para gene­rar un ambien­te natu­ra­li­za­do. Son espe­cies de hoja ancha y ver­des inten­sos jun­to con infi­ni­dad de flo­res que real­zan el carác­ter moder­nis­ta del jar­dín, y que se han con­fec­cio­na­do como esce­nas com­po­si­ti­vas.

Se inclu­yen cítri­cos y gra­na­dos, reme­mo­ran­do el huer­to que fue, pal­me­ras, y una jaca­ran­da que alu­de a la que se encon­tra­ba en la fábri­ca del Doc­tor Tri­go y que en el barrio era cono­ci­da como l’arbre. En la pale­ta botá­ni­ca pode­mos encon­trar espe­cies que atraen aves y mari­po­sas. Pue­den apre­ciar­se tam­bién ejem­pla­res de espe­cial inte­rés, como gran­des Lagers­troe­mias indi­ca o una excep­cio­nal Came­lia san­sa­kua.

Un jar­dín evo­ca­dor de la épo­ca en que se cons­tru­yó Bom­bas Gens, que ha res­ca­ta­do el espí­ri­tu del lugar, ponien­do en valor la facha­da tra­se­ra de la fábri­ca y uti­li­zan­do el ado­quín de rodeno como pavi­men­to. En la actua­li­dad, pre­ten­de ser un espa­cio de refle­xión y tran­qui­li­dad, ideal como final de la visi­ta al Cen­tro de Arte, dón­de parar y asi­mi­lar la belle­za con­tem­pla­da. Es esce­na­rio de dife­ren­tes actos de la Fun­da­ció Per Amor a l’Art.

El arte de Bom­bas Gens no se expo­ne solo en sus salas. Y es que el espa­cio expo­si­ti­vo del cen­tro se expan­de hacia el exte­rior con una impor­tan­te pie­za escul­tó­ri­ca site spe­ci­fic de Cris­ti­na Igle­sias, titu­la­da “A tra­vés”, que for­ma par­te de la Colec­ción Per Amor a l’Art. Es, de hecho, la ter­ce­ra obra de Igle­sias que se incor­po­ró a esta colec­ción, siguien­do su filo­so­fía de inten­tar tener siem­pre más de una pie­za de cada artis­ta, para poder mos­trar de una mane­ra más amplia su tra­ba­jo.

La obra está com­pues­ta por dos ace­quias, de 14 y 11 m², que for­man una cur­va ins­pi­ra­da en el cau­ce del Turia. El inte­rior de cada ace­quia se com­po­ne de varias capas de bajo­rre­lie­ve de bron­ce fun­di­do y pati­na­do que, super­po­nién­do­se, con­for­man un inte­rior abs­trac­to con ele­men­tos que recuer­dan raí­ces y fon­dos de ríos. Dos ban­cos de pie­dra recu­pe­ra­da de la pro­pia reha­bi­li­ta­ción del edi­fi­cio acom­pa­ñan las ace­quias.

Para la crea­ción de esta pie­za, Igle­sias ha estu­dia­do los cau­ces del río Turia y la inun­da­ción de 1957, así como tra­za­dos de rega­díos, explo­ran­do en su obra la rela­ción con el agua que duran­te siglos ha teni­do la zona don­de se ubi­ca el cen­tro de arte.

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