Caro­li­na Ferré se suma a la ini­cia­ti­va de Bio­parc y AUPA.

El pró­xi­mo domin­go a par­tir de las 12 horas en la pla­za de acce­so de Bio­parc, de la mano de la popu­lar perio­dis­ta y pre­sen­ta­do­ra de tele­vi­sión Caro­li­na Ferré, podre­mos cono­cer las his­to­rias de algu­nos de los perros que alber­ga y cui­da la pro­tec­to­ra AUPA. Ella será la encar­ga­da de narrar cómo Per­la, de 7 años, fue sal­va­da por los bom­be­ros de aho­gar­se tras caer en una bal­sa de rie­go; Fos­ca, de 6 meses, fue encon­tra­da en la carre­te­ra jun­to a su her­ma­na en una noche de tor­men­ta; Coca, de 14 meses, fue res­ca­ta­da por la poli­cía; o Argo que, tras ser adop­ta­do de cacho­rro, al año y medio vol­vió a sufrir el aban­dono por­que su fami­lia “no tenía tiem­po para él”. Muchas his­to­rias que nos recuer­dan que el aban­dono es uno de los actos más des­al­ma­dos que pue­den come­ter­se y tris­te­men­te hemos de recor­dar que Espa­ña sigue a la cabe­za de la Unión Euro­pea en estos casos de mal­tra­to ani­mal.

Este even­to soli­da­rio de acce­so libre nació hace más de 7 años de dos orga­ni­za­cio­nes com­pro­me­ti­das con el bien­es­tar ani­mal, AUPA y Fun­da­ción Bio­parc, y ha supues­to un moti­vo de satis­fac­ción para todos los que han par­ti­ci­pa­do. En este tiem­po se ha con­ver­ti­do en un clá­si­co en Valen­cia en estos días pre­vios a las fies­tas navi­de­ñas pues entre sus obje­ti­vos está con­cien­ciar sobre la impor­tan­cia de no rega­lar ani­ma­les de com­pa­ñía como si fue­ran “obje­tos”. Incor­po­rar un perro a nues­tro hogar debe ser una deter­mi­na­ción com­ple­ta­men­te medi­ta­da y com­par­ti­da por todos los miem­bros de la fami­lia y para quie­nes han toma­do la deci­sión, la adop­ción de un perro aban­do­na­do es la mejor y más soli­da­ria opción

Un ani­mal de com­pa­ñía cam­bia para bien la vida de las per­so­nas y la fami­lia que lo aco­ge como un miem­bro más de la mis­ma. Los perros son maes­tros en valo­res como la fide­li­dad, la gene­ro­si­dad y el cari­ño y la con­vi­ven­cia con ellos trans­for­ma nues­tra mira­da hacia el mun­do ani­mal, para amar­lo y res­pe­tar­lo. Por ello, cada año las fami­lias que qui­sie­ron dar una “segun­da opor­tu­ni­dad”, un hogar y un futu­ro a un perro aban­do­na­do se acer­can a com­par­tir su expe­rien­cia y a ani­mar a otros que toda­vía no han dado el paso. De este modo, la pla­za de acce­so al par­que pre­si­di­da por el ele­fan­te Esci­pión se con­vier­te en lugar de encuen­tro para muchas per­so­nas com­pro­me­ti­das con el bien­es­tar ani­mal.

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