El ciclo, gratuito, se prolongará del 3 al 31 de agosto (de martes a domingo) el claustro gótico del Centro del Carmen

El claus­tro góti­co del cen­tro del Car­men, duran­te la pasa­da edi­ción del CCC­Ci­ne­ma.

El Cen­tre del Car­me Cul­tu­ra Con­tem­po­rà­nia (CCCC) renue­va, un año más, su com­pro­mi­so con el cine de come­dia euro­pea con la quin­ta edi­ción del ciclo CCC­Ci­ne­ma d’Estiu, que pro­po­ne reír en las noches de agos­to con una selec­ción muy cui­da­da de fil­mes de 13 paí­ses dife­ren­tes que se podrán ver del 3 al 31 de agos­to, de mar­tes a domin­go (22 h.), en el claus­tro góti­co del cen­tro, con acce­so gra­tui­to.

Tras cua­tro años con­se­cu­ti­vos de cele­bra­ción con gran éxi­to de asis­ten­cia, el CCCC con­fir­ma que la can­te­ra del humor euro­peo no se ago­ta y pre­sen­ta una quin­ta edi­ción car­ga­da de nove­da­des, coor­di­na­da, de nue­vo, por el crí­ti­co de cine Daniel Gas­có.

CCC­Ci­ne­ma d’Estiu, que supera ya el cen­te­nar de títu­los exhi­bi­dos des­de su pues­ta en mar­cha, inclu­ye de nue­vo en esta edi­ción obras de cineas­tas clá­si­cos como Emma­nuel Mou­ret, Ernst Lubitsch, Willi Forst, Lewis Gil­bert, Fer­nan­do Fer­nán Gómez, Jiří Men­zel, Loriot, Sophie Letour­neur, Slo­bo­dan Šijan o Anto­nio Lukich

Ade­más, incor­po­ra paí­ses que no han par­ti­ci­pa­do antes, como Tur­quía; temá­ti­cas cru­cia­les, como la into­le­ran­cia ante las rela­cio­nes inter­ra­cia­les, o mira­das feme­ni­nas tan sin­gu­la­res como las de Zai­da Car­mo­na y Julie Delpy, situa­das detrás y delan­te de la cáma­ra.

Del 3 al 31 de agos­to, de mar­tes a domin­go, a las 22.00 horas, y con acce­so gra­tui­to, se podrán ver 25 pelí­cu­las de 13 paí­ses dife­ren­tes —Fran­cia, el Rei­no Uni­do, Ale­ma­nia, Ita­lia, Tur­quía, Espa­ña, Fin­lan­dia, Chi­pre, Gre­cia, Holan­da, Ucra­nia y las anti­guas Yugos­la­via y Che­cos­lo­va­quia— en un entorno pri­vi­le­gia­do: el claus­tro góti­co del Cen­tre de Car­me.

Las per­so­nas que acu­dan con ante­la­ción podrán dis­fru­tar cada noche, jus­to antes de la pro­yec­ción de la pelí­cu­la, de dos capí­tu­los de CCCC Sto­ries, la pri­me­ra serie de fic­ción copro­du­ci­da por el CCCC y roda­da y ambien­ta­da ínte­gra­men­te en el cen­tro de arte con­tem­po­rá­neo.

«Hemos crea­do, nue­va­men­te, un pro­gra­ma diver­so y com­ple­jo con la salu­da­ble espe­ran­za de sumar pie­zas, sin resol­ver nun­ca ese puzz­le impo­si­ble que con­for­ma la come­dia euro­pea», ase­gu­ra Daniel Gas­có, crí­ti­co de cine y coor­di­na­dor del ciclo.

Los pro­ta­go­nis­tas de «Cam­bio de domi­ci­lio».

La vida siempre es milagrosa, por inexplicable

Inau­gu­ra el ciclo Chan­ge­ment d’adresse (2006), una come­dia román­ti­ca en la que las cir­cuns­tan­cias suce­den de mane­ra natu­ral, sin que la atrac­ción físi­ca entre ambos sexos les fre­ne ni les divi­dan las redes socia­les. Con ella, el cineas­ta y actor Emma­nuel Mou­ret empe­za­ba a per­fi­lar el clá­si­co pari­sino, dul­ce y ele­gan­te, inmer­so en una jun­gla pseu­do­ci­vi­li­za­da que rees­cri­be con­ti­nua­men­te sus leyes. Difí­cil dis­cer­nir bio­gra­fía y fic­ción, autor y per­so­na­je, como ocu­rre en la obra de Nan­ni Moret­ti.

De él se pro­yec­ta­rá un títu­lo emble­má­ti­co, como el de Mou­ret, iné­di­to en Espa­ña, Sog­ni d’oro (1981), don­de el pro­pio Moret­ti encar­na a un direc­tor de cine enfren­ta­do a un mun­do más poli­ti­za­do aún que el arte que desem­pe­ña.

El azote de la tecnología

En Vizon­te­le (2001), que al prin­ci­pio apun­ta a ser el Cine­ma Para­di­so tur­co, los habi­tan­tes de un pue­ble­ci­to fabu­lan sobre las pres­ta­cio­nes de un nue­vo apa­ra­to que podría des­ban­car a las salas de cine, gene­ran­do una revuel­ta tan cas­ti­za como pecu­liar.

Un impac­to que Pie­rre Étaix man­tie­ne a raya la pri­me­ra media hora de Yoyo (1965), mues­tra tar­día de cine mudo, no silen­te, que, por supues­to, se trun­ca. El de Étaix nun­ca fue un ejer­ci­cio de nos­tal­gia, sino la demos­tra­ción de que, des­de sus ini­cios, el cine y el cir­co esta­ban des­ti­na­dos a fusio­nar­se. Un des­tino que, 5 años des­pués, lo uni­ría, lógi­ca­men­te, a Fede­ri­co Felli­ni, bajo cuyas órde­nes tra­ba­jó en I Clowns (1970).

Una esce­na de «Mamá, hay un hom­bre blan­co en tu cama».

La Europa xenófoba

Duran­te casi tres déca­das, el códi­go Hays prohi­bió en Esta­dos Uni­dos que se vie­ran en pan­ta­lla las rela­cio­nes inter­ra­cia­les y a su modo, de mane­ra libre y sin leyes, Euro­pa lo secun­dó. Por eso, pelí­cu­las como Romuald et Juliet­te (Mamá, hay un hom­bre blan­co en tu cama, 1989) o Bian­co e nero (2008) resul­tan tan sin­gu­la­res. Con­ce­bi­das en Fran­cia e Ita­lia por dos direc­to­ras sol­ven­tes, Coli­ne Serreau y Cris­ti­na Comen­cini, for­man un tán­dem impres­cin­di­ble den­tro del ciclo.

Cineastas de renombre

Tan­to Pao­lo Sorren­tino como Jac­ques Audiard saben que la come­dia no es un géne­ro fre­cuen­te en los gran­des fes­ti­va­les. Y por eso tan­to L’uomo in più (2001) como Un héros très dis­cret (2006) com­bi­nan tra­ge­dia con momen­tos de pura diver­sión en una alqui­mia per­fec­ta.

Imba­ti­ble el pri­me­ro, hábil y opor­tu­nis­ta el segun­do, pre­sen­tan his­to­rias de hom­bres y héroes que coin­ci­den en desa­fiar el rum­bo natu­ral de la his­to­ria con mayús­cu­las, pero valién­do­se de regis­tros inter­pre­ta­ti­vos radi­cal­men­te opues­tos: el expan­si­vo y rabio­sa­men­te seduc­tor de Toni Ser­vi­llo fren­te a la con­ten­ción y el bri­llo sutil de un Mathieu Kas­so­vitz en esta­do de gra­cia.

Un foto­gra­ma de «La ami­ga de mi ami­ga».

La revolución femenina

Pocos direc­to­res han tra­ba­ja­do tan a fon­do una ban­da sono­ra como Sophie Letour­neur en La vie au ranch (2009). Para la direc­to­ra, reu­nir en ima­gen a un gru­po de vein­tea­ñe­ras solo es con­ce­bi­ble como una explo­sión de soni­do, una amal­ga­ma de voces y diá­lo­gos impro­vi­sa­dos que for­man una caja de reso­nan­cia. La fres­cu­ra de un gru­po de chi­cas, que cam­bian muy fácil­men­te de nor­te, inva­de todo el metra­je de La ami­ga de mi ami­ga (2022).

Roda­da en tiem­po récord por Zai­da Car­mo­na, no hubie­se sido posi­ble sin una rigu­ro­sa pre­pa­ra­ción y la com­pli­ci­dad de quie­nes, jun­to a la direc­to­ra novel, com­pa­re­cen en cáma­ra. El resul­ta­do final no podría ser más per­so­nal, Zai­da se des­li­ga inclu­so del cine de Éric Roh­mer, de su car­ga inte­lec­tual, en bus­ca de un tono fes­ti­vo y des­preo­cu­pa­do. Esa mis­ma lige­re­za y cer­ca­nía la impri­me Julie Delpy en Dos días en París (2007), en la que Delpy lle­va a su terreno todos los refe­ren­tes, de Woody Allen a Richard Lin­kla­ter, pasan­do por Fritz Lang.

La comedia ucraniana

Expec­tan­tes ante la posi­bi­li­dad de una come­dia ucra­nia­na recien­te, CCC­Ci­ne­ma d’Estiu pre­sen­tó el año pasa­do My Thoughts are Silent (2018), ópe­ra pri­ma de Anto­nio Lukich, un cineas­ta capaz de extraer humor de mane­ra estric­ta­men­te visual. Su segun­do tra­ba­jo, Luxem­bourg, Luxem­bourg (2022), que com­pi­tió en la sec­ción ofi­cial del Fes­ti­val de Vene­cia, será el bro­che de oro de este año.

Un film impor­tan­te nun­ca vis­to en Espa­ña, con­ce­bi­do más de un siglo des­pués de El gato mon­tés, la obra de Ernst Lubitsch, que este año se podrá dis­fru­tar con la com­pli­ci­dad y la sabi­du­ría sono­ra expe­ri­men­tal del Wild Cat Quar­tet, crea­do recien­te­men­te con moti­vo de la feliz oca­sión.

«El gato mon­tés», un clá­si­co de Ernst Lubitsch.

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