La acti­vi­dad for­ma par­te de las pro­pues­tas para­le­las del cer­ta­men y se ha cele­bra­do en el res­tau­ran­te Alma del Tem­ple

Un momen­to de la actua­ción de Ele­na Játi­va.

Como ya suce­die­ra en la edi­ción del año pasa­do, el 11 fes­ti­val Deles­te reafir­ma su apues­ta por con­so­li­dar­se como una cita abier­ta a otras pro­pues­tas más allá de las actua­cio­nes musi­ca­les. Una de ellas tie­ne que ver con la gas­tro­no­mía y se ha cele­bra­do este medio­día  en el res­tau­ran­te Alma del Tem­ple. Se tra­ta de una cata musi­ca­da en cola­bo­ra­ción con Cer­ve­zas Alham­bra, en la que los invi­ta­dos, guia­dos por un beer some­lier, han podi­do degus­tar tres pla­tos dife­ren­tes jun­to a tres varie­da­des de la mar­ca cer­ve­ce­ra y des­cu­brir los mati­ces y apre­ciar sus deta­lles más espe­cia­les. Con el fin de aña­dir el toque musi­cal per­fec­to, la valen­cia­na Ele­na Játi­va ha acom­pa­ña­do el encuen­tro con un tema por cada mari­da­je.

El pri­me­ro de ellos lle­va­ba por títu­lo Casual, tal vez incier­to y hacía refe­ren­cia «al hecho de vivir el pre­sen­te pen­san­do en el pasa­do y en el futu­ro, rei­vin­di­can­do la impor­tan­cia de ser uno mis­mo y no un refle­jo de lo que pien­san los demás». La can­ción ha esta­do acom­pa­ña­da de una ros­qui­lle­ta con humus y sar­di­na ahu­ma­da, una com­bi­na­ción que, según la chef del res­tau­ran­te Sara Olme­do, bus­ca «el equi­li­brio entre el humus y la poten­cia de la sar­di­na», mari­da­da en este caso con una cer­ve­za enve­je­ci­da en una barri­ca de ron gra­naíno, «que remar­ca la auten­ti­ci­dad de la cer­ve­za del sur».

El segun­do tema, El mie­do, habla­ba de dejar atrás los temo­res “que nos impi­den empe­zar a vivir, a sen­tir y a ena­mo­rar­nos, rom­pien­do con esa sen­sa­ción amar­ga que siem­pre pro­du­ce el des­amor”. En este caso, la com­bi­na­ción ha con­sis­ti­do en un sal­pi­cón de pul­po y una cer­ve­za amar­ga Alham­bra citro, que con­tra­po­ne las notas afru­ta­das y lige­ras con un pun­to de amar­gor. «Un con­tras­te como la vida mis­ma, en la que el sal­pi­cón apor­ta la par­te refres­can­te y cru­jien­te y el pul­po el toque salino», des­ta­ca Olme­do.

Dos de los asis­ten­tes a la cata.

Los elegidos

Por últi­mo, los asis­ten­tes han podi­do escu­char La casa de papel, una com­po­si­ción «acer­ca del pro­ce­so en que te das cuen­ta de que lo que has cons­trui­do como un hogar, como un lugar de segu­ri­dad, se vie­ne aba­jo sin que pue­das evi­tar­lo». La actua­ción se ha com­ple­ta­do con una degus­ta­ción de brio­che de cos­ti­lla a la bar­ba­coa con cebo­lla cara­me­li­za­da, acom­pa­ña­da para la oca­sión de una cer­ve­za enve­je­ci­da len­ta­men­te den­tro de una bota de amon­ti­lla­do.

En pala­bras de la chef de Alma del Tem­ple, «lo más des­ta­ca­do de este pla­to es la unión de las notas del pan con man­te­qui­lla y la fuer­za de la bar­ba­coa case­ra, algo que mari­da muy bien con esta cer­ve­za».

El acto ha con­ta­do con la pre­sen­cia de 24 per­so­nas, esco­gi­das por sor­teo entre quie­nes adqui­rie­ron el abono de dos días para el fes­ti­val.

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