El cine a la fresca del Centre del Carme presenta la obra maestra de Willi Forst “Maskerade” rodada en la Alemania de 1934

El CCC­Ci­ne­ma d’Estiu del Cen­tre del Car­me via­ja esta sema­na a la Gre­cia de los años ‘50, la Yugos­la­via de los ’80 o la Repú­bli­ca Che­ca de los ’90 y se detie­ne en la que está con­si­de­ra­da como la obra maes­tra de uno de los gran­des del cine, Willi Forst con Mas­ke­ra­de roda­da en la Ale­ma­nia de 1934.

El ciclo de come­dia euro­pea ¿De qué se ríen en Euro­pa? que ofre­ce el Cen­tre del Car­me cada noche, de mar­tes a domin­go, rea­li­za un repa­so por la his­to­ria del cine en Euro­pa a tra­vés de uno de sus géne­ros más genui­nos.

Willi Forst es un cie­nas­ta legen­da­rio que aúna la saga­ci­dad de Ernst Lubitsch con el vir­tuo­sis­mo coreo­grá­fi­co de Max Ophuls. Sus pelí­cu­las fue­ron ver­sio­na­das en Ingla­te­rra y Esta­dos Uni­dos, mien­tras él per­sis­tió en que­dar­se en su Aus­tria natal.

En el cine de Willi Forst, un paseo por la ciu­dad pue­de narrar­se siguien­do una som­bra, o un melo­dra­ma vic­to­riano pue­de sacu­dir­se con un azo­te sexual, ése que se adi­vi­na en los ros­tros de los acto­res o gol­pea fuer­te­men­te al espec­ta­dor des­de el fue­ra de cam­po. Al situar­se siem­pre en el ángu­lo más insos­pe­cha­do, la cáma­ra que ema­na un ful­gor ines­pe­ra­do recu­pe­ran­do algún momen­to exqui­si­to de la van­guar­dia de los 20.

Mas­ke­ra­de per­te­ne­ce a un géne­ro aus­tria­co, wie­ner film (pelí­cu­la vie­ne­sa), que com­bi­na come­dia, roman­ce y melo­dra­ma y trans­cu­rre en la Vie­na de fina­les del siglo XIX y prin­ci­pios del XX.

Según el crí­ti­co cine­ma­to­grá­fi­co Daniel Gas­có, coor­di­na­dor del ciclo “como los micró­fo­nos de aque­lla épo­ca eran poco sen­si­bles se acer­ca­ron en prin­ci­pio a los acto­res, pero pro­yec­ta­ban som­bra. Así que se ocul­ta­ban en todo tipo de obje­tos: sillo­nes, estan­te­rías, jarro­nes, y los acto­res se veían obli­ga­dos a hablar alto inclu­so en secuen­cias de inti­mi­dad” y aña­de que “su extra­or­di­na­rio guion fue pre­mia­do en la 3ª edi­ción del Fes­ti­val de Vene­cia. Un año antes de que The Great Zieg­field gana­ra el Óscar a la mejor pelí­cu­la, Robert Z. Leo­nard diri­gió un rema­ke de Mas­ke­ra­de, que lla­mó Esca­pa­de (1935)”.

Mas­ke­ra­de se pro­yec­ta­rá el domin­go, 26 de julio pero antes será la grie­ga Mia zoi tin ehou­me (Sólo se vive una vez, 1958) la que abra este mar­tes una sema­na de cine en el Cen­tre del Car­me.

En Gre­cia el humor no se con­fun­de con la risa. Sin ir más lejos, este clá­si­co impe­re­ce­de­ro de su cine­ma­to­gra­fía se con­si­de­ra una sáti­ra amar­ga, una fábu­la ale­gre de dimen­sio­nes exis­ten­cia­lis­tas y alcan­ce uni­ver­sal, por eso mere­ció mejor suer­te y cru­zar sus fron­te­ras. Pero el des­tino qui­so que estas imá­ge­nes, cru­za­das iró­ni­ca­men­te por barro­tes, nos lle­guen aho­ra con­ser­van­do su mis­mo impac­to. Aten­ción a ese due­lo inter­pre­ta­ti­vo entre la bella Yvon­ne San­son, musa de los films de Raf­fae­llo Mata­raz­zo, y Dimi­tris Horn, con­si­de­ra­do el mejor actor de su gene­ra­ción.

Su direc­tor y guio­nis­ta, Yor­gos Tza­ve­llas es reco­no­ci­do como el cineas­ta grie­go que mejor abor­dó el neo­rrea­lis­mo, con una obra que estu­vo mar­ca­da por una épo­ca en el que el país atra­ve­sa­ba gran­des penu­rias eco­nó­mi­cas. Esta fue la pro­duc­ción grie­ga más cara has­ta la fecha. Cuan­do el pro­duc­tor Phi­lo­pi­men Finos leyó el guión qui­so que fue­se un éxi­to inter­na­cio­nal y no dudo en inyec­tar una fuer­te inver­sión.

Como curio­si­dad, Gas­có ha des­ta­ca­do que “toda la par­te de la fuga amo­ro­sa está ins­pi­ra­da en la “Pere­gri­na­ción a la isla de Cite­ra”, cua­dro céle­bre de Jean-Antoi­­ne Wat­teau”.

El miér­co­les 22, lle­ga a la pan­ta­lla del Cen­tre del Car­me Mara­ton­ci trce pocas­ni krug (Mara­tón fami­liar) pro­du­ci­da en la anti­gua Yugos­la­via, en 1982 y que pare­ce pre­de­cir su des­apa­ri­ción.

Mara­ton­ci trce pocas­ni krug se ade­lan­tó casi una déca­da a la desin­te­gra­ción de su país. Del mis­mo modo, que su pro­ta­go­nis­ta lar­gui­ru­cho com­pa­re­ce en casa del muer­to antes de que el cuer­po se enfríe, se vis­lum­bra el dece­so de Yugos­la­via. Pero hay otra muer­te trau­má­ti­ca que se abor­da en este curio­sí­si­mo film: la del cine mudo. “Las imá­ge­nes del ase­si­na­to del rey Ale­jan­dro I de Yugos­la­via que se ven al prin­ci­pio son autén­ti­cas. Ocu­rrió en Mar­se­lla en 1934 y fue uno de los pri­me­ros homi­ci­dios inmor­ta­li­za­dos por el cine” expli­ca Daniel Gas­có. La pelí­cu­la explo­sio­na al esti­lo Arthur Penn (Bon­nie and Cly­de) anun­cian­do ese géne­ro gangs­te­ril que popu­la­ri­za­ron las pro­duc­to­ras ame­ri­ca­nas.

El jue­ves, 23 se podrá ver Kno­flí­káři (1997) de pro­duc­ción che­ca y diri­gi­da por Petr Zelen­ka. Si el cine de Zelen­ka resul­ta extre­ma­da­men­te sin­gu­lar es por­que plan­tea cues­tio­nes que nadie has­ta enton­ces había for­mu­la­do.

En Kno­flí­káři, medio siglo des­pués del lan­za­mien­to de la bom­ba ató­mi­ca en Hiroshi­ma se pre­gun­ta: “¿cómo expre­sa­ron su impo­ten­cia y rabia los habi­tan­tes de la ciu­dad masa­cra­da si el idio­ma japo­nés care­ce de tacos, insul­tos e impro­pe­rios? Una res­pues­ta que ras­trea Zelen­ka, en dife­ren­tes pun­tos de Pra­ga a par­tir de unos per­so­na­jes extra­va­gan­tes que sin­to­ni­zan una emi­so­ra de radio que se hace eco de la con­me­mo­ra­ción.

Según Gas­có “este film te sumer­ge en un uni­ver­so absur­do que denun­cia tan­gen­cial­men­te lo que para los che­cos ha supues­to vivir en un esta­do comu­nis­ta. En Polo­nia se estre­nó 8 años des­pués. En Espa­ña, sin embar­go, se pre­sen­ta y pro­yec­ta por pri­me­ra vez en este ciclo”.

Voks­ne men­nes­ker (Dark hor­se, 2005), que se podrá ver el pró­xi­mo vier­nes 24, es la con­se­cuen­cia natu­ral de haber roda­do Noi, albi­noi(2003), pues se tra­ta de la cara B del mis­mo dis­co. Si Noi el albi­noi se rodó en color, aun­que en Islan­dia la pale­ta de colo­res es muy fría y limi­ta­da, su direc­tor, Dagur Káry prue­ba con el blan­co y negro para ren­dir home­na­je al cine de los ’60. El cineas­ta aban­do­na su país gla­cial por una Dina­mar­ca solea­da, cir­cuns­tan­cia que cele­bra impo­nien­do una len­te loca, desen­fre­na­da, curio­sa y surrea­lis­ta al obje­ti­vo de la cáma­ra, siguien­do los deli­cio­sos com­pa­ses de Slow­blow, el gru­po de músi­ca gara­je que lide­ra el pro­pio cineas­ta.

Micro­be et Gasoil (Micro­bio y Gaso­li­na, 2015) que se pro­yec­ta­rá el sába­do 25, es la pelí­cu­la más recien­te del ciclo esta sema­na. Se tra­ta del últi­mo lar­go­me­tra­je de Michel Gondry. El film narra con extre­ma gra­cia y con­vic­ción la peri­pe­cia des­ca­be­lla­da de Théo y Daniel, quie­nes se unen en la bús­que­da de nue­vos hori­zon­tes. Lo mara­vi­llo­so del asun­to es que el mun­do se ha vuel­to tan absor­to y absur­do que todo empe­ño exis­ten­cial es posi­ble, aho­ra que los mejo­res relo­jes son ima­gi­na­rios o que el pri­mer soplo de liber­tad se expe­ri­men­ta cuan­do el móvil se pier­de o deja de fun­cio­nar.

Daniel Gas­có des­ta­ca que “para con­tar esta his­to­ria de dos jóve­nes que viven en su mun­do, Michel Gondry  tuvo refe­ren­tes como Zazie en el metro y Pipi Cal­zas­lar­gas y aña­de quetoda la par­te que pre­ce­de al via­je es muy auto­bio­grá­fi­ca: cuan­do eres ado­les­cen­te y todo pare­ce posi­ble en tu ima­gi­na­ción. Ese sue­ño que narra segui­da­men­te como una “road movie”.

Ciclo de come­dia Euro­pea

El cine de verano del Cen­tre del Car­me arran­có con fuer­za la sema­na pasa­da, col­gan­do el car­tel de com­ple­to en todas sus sesio­nes. Has­ta el 8 de agos­to se ofre­cen 21 pelí­cu­las de la come­dia Euro­pea, muchas de ellas iné­di­tas en Espa­ña, en ver­sión ori­gi­nal con doble sub­ti­tu­la­do, en cas­te­llano y valen­ciano.

Las pro­yec­cio­nes cuen­tan con afo­ro limi­ta­do y reser­va pre­via (www.consorcimuseus.gva.es / Pro­gra­ma com­ple­to).

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