El Ins­ti­tu­to Valen­ciano de Arte Moderno (IVAM) invi­ta a refle­xio­nar sobre “las luces y las som­bras” de la vida en los paí­ses del área medi­te­rrá­nea gra­cias a la expo­si­ción Habi­tar el Medi­te­rrá­neo, que reúne 150 obras arqueo­ló­gi­cas y con­tem­po­rá­neas de museos como el Lou­vre o el Pom­pi­dou.

La expo­si­ción, con­ce­bi­da como un reco­rri­do por una ciu­dad con sus calles y pla­zas, comien­za con un mosai­co romano del s. III d. C. encon­tra­do en una villa de Tole­do que repre­sen­ta todo el Medi­te­rrá­neo.

Esa mira­da sobre el Medi­te­rrá­neo se mate­ria­li­za a tra­vés de dibu­jos, pin­tu­ras, foto­gra­fías, escul­tu­ras, pelí­cu­las e ins­ta­la­cio­nes que mues­tran “las luces y las som­bras de la vida en estos paí­ses”, ha mati­za­do el comi­sa­rio, Pedro Aza­ra.

A lo lar­go de la expo­si­ción, divi­di­da en ocho apar­ta­dos, con­vi­ven maque­tas de casas egip­cias con sus terra­zas y patios, unas carac­te­rís­ti­cas rejas roma­nas o terra­co­tas hele­nís­ti­cas pro­ce­den­tes del Museo del Lou­vre con foto­gra­fías de asen­ta­mien­tos judíos ile­ga­les en Pales­ti­na, imá­ge­nes de las pla­zas en Ale­po don­de han teni­do lugar eje­cu­cio­nes públi­cas o una pelí­cu­la sobre la pri­me­ra pirá­mi­de del Egip­to faraó­ni­co pas­to de los perros aban­do­na­dos, los turis­tas y la basu­ra.

 

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