El pró­xi­mo lunes 20 Fede­ri­co Felli­ni habría cum­pli­do cien años. Y en este pri­mer cen­te­na­rio del naci­mien­to del gran maes­tro ita­liano, la Fil­mo­te­ca ha orga­ni­za­do una amplia retros­pec­ti­va de su fil­mo­gra­fía con la que pre­ten­de sub­ra­yar la evo­lu­ción y los mati­ces que se escon­den detrás de una obra que se sue­le adje­ti­var direc­ta­men­te con la eti­que­ta de felli­nia­na para lla­mar la aten­ción sobre su vita­lis­mo, su pers­pec­ti­va oní­ri­ca y su barro­quis­mo.

Pero el cine de Felli­ni se fue cons­tru­yen­do a lo lar­go de su tra­yec­to­ria, que fue evo­lu­cio­nan­do y que resul­ta más com­ple­jo y rico que una sim­ple eti­que­ta. Un cine que arran­ca en los años 50 influen­cia­do por un neo­rrea­lis­mo, en su caso muy hete­ro­do­xo, lo que le hará blan­co de no pocos crí­ti­cas. La déca­da siguien­te mar­ca­rá la pri­ma­cía del yo moderno, que apun­ta ya en La dol­ce vita y halla­rá su esplen­dor en Felli­ni 8 1/2, así como todo su barro­quis­mo surrea­lis­ta en títu­los como Giu­liet­ta de los espí­ri­tuos o Roma. Estas últi­mas ya ade­lan­ta­rán su últi­ma eta­pa en la que pri­ma la melan­co­lia y la memo­ria de Amar­cord o Gin­ger y Fred.

El ciclo, que se pro­lon­ga­rá has­ta abril, arran­ca en abril con esa pri­me­ra fase de los 50, con títu­los como Luci del varie­tà, El jeque blan­co, Los inú­ti­les, Almas sin con­cien­cia, Las noches de Cabi­ria y La Stra­da. Ade­más, en esta pri­me­ra entre­ga podre­mos ver el docu­men­tal Felli­ni: Je suis un grand men­teur, de Damian Pet­ti­grew

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