Kai crece con normalidad y ya se puede ver en el Delfinario junto a su madre, una delfín primeriza, que también nació en el acuario.

La del­fín mular Vir­kin parió a fina­les del pasa­do mes de mayo, en pleno con­fi­na­mien­to, una peque­ña cria­tu­ra que meses des­pués ha sido “bau­ti­za­do” por el equi­po de cui­da­do­res como Kai — mar u océano en hawaiano- y se pue­de con­tem­plar en el Del­fi­na­rio del Ocea­no­grà­fic pues­to que comien­za a mover­se ya en la gran pis­ci­na.

La mamá pri­me­ri­za había teni­do un segui­mien­to vete­ri­na­rio y de com­por­ta­mien­to cons­tan­te duran­te los 12 meses que dura el emba­ra­zo, ya que se le rea­li­za­ron todo tipo de prue­bas: eco­gra­fías, mues­tras de san­gre ruti­na­rias, examen físi­co gene­ral, con­trol de peso has­ta los 6 meses en bás­cu­la y pos­te­rior­men­te medi­da de con­tor­nos cor­po­ra­les, aus­cul­ta­ción, cito­lo­gías de espi­rácu­lo y heces, con­trol de tem­pe­ra­tu­ra (más fre­cuen­te con apro­xi­ma­ción al par­to) y medi­da de la dis­tan­cia inter­ma­ma­ria.

Todo esta­ba pre­pa­ra­do en el Ocea­no­grá­fic para el día 31 de mayo cuan­do alre­de­dor de las once de la noche comen­za­ba el par­to. No era la pri­me­ra noche, ni la últi­ma en que el equi­po se encon­tra­ba dis­pues­to a inter­ve­nir.

Una condiciones de parto muy especiales

Corrían los días más duros de la pri­me­ra ola de la Covid-19, el cen­tro esta­ba cerra­do por decre­to y el per­so­nal había de lle­var un estric­to régi­men de medi­das para pre­ve­nir el con­ta­gio, así es que el esfuer­zo que supo­ne la fase pre­via y pos­te­rior a un par­to de un mamí­fe­ro de estas carac­te­rís­ti­cas era supe­rior al nor­mal.

Gra­cias a las ins­ta­la­cio­nes del cen­tro y a la peri­cia del per­so­nal y, por supues­to, a la con­duc­ta de Vic­ki, el par­to trans­cu­rrió con total nor­ma­li­dad y la madre reac­cio­nó con la sufi­cien­te habi­li­dad para pro­cu­rar que su recién naci­do pudie­ra salir a res­pi­rar inme­dia­ta­men­te y siguie­ra los pri­me­ros pasos de su apren­di­za­je, en ese momen­to cru­cia­les para man­te­ner­se en vida.

En momen­tos tan impor­tan­tes como es un par­to, se esta­ble­cen guar­dias las 24 horas duran­te un mes como míni­mo. En estas guar­dias se toman notas de abso­lu­ta­men­te todo, des­de cómo es su nata­ción, has­ta cuán­to res­pi­ran y cuán­tas veces y segun­dos el peque­ño está maman­do.

Ayuda entre hembras

En los pri­me­ros tres días madre e hijo estu­vie­ron solos en una pis­ci­na para que tuvie­ran una mayor tran­qui­li­dad y favo­re­cer el víncu­lo mater­nal, tan impor­tan­te como lo es para los huma­nos.

Pero en segui­da se sumó Elly, una hem­bra adul­ta, y tam­bién Nala, joven y muy cer­ca­na a los del­fi­nes más peque­ñi­tos. Estas dos hem­bras han sido para Vir­kin un apo­yo muy impor­tan­te y tam­bién para el neo­na­to que ha ido cono­cien­do poco a poco a toda la fami­lia de del­fi­nes del Ocea­no­grá­fic.

Un delfín muy vivo

Kai se ha mos­tra­do des­de el momen­to como un ani­mal muy vivo y des­pier­to, que apren­de rápi­do tan­to de su madre con del gru­po de del­fi­nes.

El joven del­fín Kai.

Esta­rá maman­do has­ta que cum­pla unos dos años, pero los cui­da­do­res y vete­ri­na­rios, siguien­do las ense­ñan­zas de su expe­rien­cia, ya han comen­za­do a admi­nis­trar­le de for­ma pau­la­ti­na pes­ca­do, que será su ali­men­to prin­ci­pal.

Sus jue­gos pre­fe­ri­dos son la pelo­ta y las boli­tas de hie­lo que coge de la mano de sus cui­da­do­res. Siem­pre está dis­pues­to a jugar y evo­lu­cio­nar con sal­ti­tos, siem­pre cer­ca de su madre.

La segunda generación en el Oceanogràfic

El recién naci­do se une a un buen núme­ro de del­fi­nes que han naci­do en el Ocea­no­gra­fíc des­de la pri­me­ra cría, Nep­tuno, que nació en 2004. Des­pués de él vinie­ron Nala, Venus, Vir­kin, Arion, Aiko, Astro, Tux, Pfi­zer, Apo­lo, Aqua, Niko, Ura, en 2017, y, final­men­te, Kai.

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