Interpretació de Sexpiertos

Inter­pre­ta­ció de Sex­pier­tos

El ganador al Goya al Actor Revelación 2023, Telmo Irureta, llega a Sala Russafa esta semana con Sexpiertos, de la formación vasca Tanttaka, que del 9 al 12 de noviembre podrá ver por primera vez el público valenciano. La obra se incluye en el XIII Ciclo de Compañías Nacionales del centro de producción, formación y artes escénicas de Ruzafa.  

Interpretació de Sexpiertos

Inter­pre­ta­ció de Sex­pier­tos

Iru­re­ta es coau­tor de esta pie­za que tra­ta con humor y sin­ce­ri­dad la mane­ra tan dis­tin­ta de apro­xi­mar­se a la vida cuan­do se hace des­de una silla de rue­das. El pun­to de par­ti­da es el encuen­tro de un perio­dis­ta con pará­li­sis cere­bral y una ven­de­do­ra de cara­me­los en ple­na cri­sis vital. Ambos se que­dan atra­pa­dos en un ascen­sor duran­te horas. El tiem­po sufi­cien­te para des­cu­brir que cada uno está para­li­za­do de mane­ra dife­ren­te ante temas como las rela­cio­nes per­so­na­les, los mie­dos o las ilu­sio­nes. 

“El pro­yec­to sur­gió des­pués de un pri­mer tra­ba­jo con la direc­to­ra del espec­tácu­lo, Olga Gabi­lon­do. Había­mos hecho una pie­za cor­ta en la que tra­tá­ba­mos el tema del strip­tea­se. Y que­ría­mos ir más allá en una obra lar­ga, don­de hablá­ra­mos de otro tipo de des­nu­dez, la del alma”, expli­ca el dra­ma­tur­go e intér­pre­te. 

Para obte­ner una visión con­tras­ta­da de su expe­rien­cia vital, se sumó al pro­yec­to el dra­ma­tur­go Kepa Erras­ti y la idea ini­cial fue evo­lu­cio­nan­do. “Había­mos pen­sa­do en hacer un espec­tácu­lo más serio. Pero, al escri­bir a cua­tro manos, se nos esca­pa­ba el humor por­que Kepa y yo siem­pre esta­mos de bro­ma. Y, en reali­dad, creo que aca­ba sien­do más atrac­ti­vo para el espec­ta­dor, ade­más de faci­li­tar que se metan en la piel de los per­so­na­jes”, expli­ca Iru­re­ta, quien se mues­tra feliz por­que este espec­tácu­lo se tra­te como cual­quier otro, den­tro de pro­gra­ma­cio­nes no espe­cí­fi­cas, salien­do del “gue­to” que pue­den aca­bar sien­do los fes­ti­va­les que pro­mue­ven la inclu­sión. 

La Maria no te por.

La Maria no te por.

“En esta pie­za hay una ver­da­de­ra inte­gra­ción. Com­par­ti­mos esce­na­rio una per­so­na sin diver­si­dad fun­cio­nal y otra con. Via­ja­mos jun­tos, vamos a los tea­tros den­tro de pro­gra­ma­cio­nes regu­la­res, la obra lle­ga al públi­co y a la crí­ti­ca como todas las demás”, defien­de el dra­ma­tur­go y actor, rei­vin­di­can­do esa posi­bi­li­dad de hacer lle­gar sus his­to­rias y su inter­pre­ta­ción a la audien­cia como cual­quier otro crea­dor.    

“Mi per­so­na­je no soy yo, aun­que tie­ne mucho de mis expe­rien­cias per­so­na­les, es lógi­co. Pero hay cosas que hemos aña­di­do para crear esce­nas que den jue­go por el con­tras­te con su com­pa­ñe­ra de ascen­sor”, des­cri­be Iru­re­ta sobre la joven a la que da vida la actriz Miren Arrie­ta. Una per­so­na apa­ren­te­men­te en ple­nas capa­ci­da­des que, de repen­te, se ve en la obli­ga­ción de tener que cui­dar de alguien depen­dien­te. Aun­que, con­for­me van pasan­do las horas, la con­ver­sa­ción y las situa­cio­nes en un entorno tan angos­to, se hace evi­den­te que qui­zás la menos pre­pa­ra­da para sopor­tar ese encie­rro es ella

Es uno de los cli­chés que desea rom­per esta come­dia con momen­tos dra­má­ti­cos que tra­ta aspec­tos en los que pocas veces se tie­ne en cuen­ta el pun­to de vis­ta de las per­so­nas con algún tipo de diver­si­dad fun­cio­nal, como las rela­cio­nes afec­ti­vas y sexua­les o la sole­dad. “Cuan­do gané el Goya por mi pelí­cu­la auto­bio­grá­fi­ca La con­sa­gra­ción de la pri­ma­ve­ra me lle­ga­ron crí­ti­cas por­que se alu­día a los ser­vi­cios sexua­les para per­so­nas en mi situa­ción. Hay mucha des­in­for­ma­ción, mucho pre­jui­cio. De pron­to había per­so­nas en redes socia­les acu­sán­do­me de pro­mo­ver la explo­ta­ción sexual de muje­res cuan­do soy gay”, expli­ca Iru­re­ta sin poder evi­tar una son­ri­sa ante los malen­ten­di­dos a los que pue­de lle­var el des­co­no­ci­mien­to.

En su opi­nión, el pro­ble­ma resi­de en deba­tir estos temas des­de la des­in­for­ma­ción, en lugar de hacer­lo des­de la empa­tía. Por eso cele­bra tener la oca­sión de poner voz y piel a las per­so­nas con diver­si­dad fun­cio­nal cuan­do sale al esce­na­rio y su per­so­na­je habla del amor o la sexua­li­dad. Con esta obra espe­ra­mos abrir un poqui­to la men­te del públi­co. La gen­te se lo pasa muy bien, se ríe y en deter­mi­na­dos momen­tos se emo­cio­na. Pero, al igual que los per­so­na­jes, creo que ter­mi­na cono­cién­do­se mejor a sí mis­mo y a los demás. De algu­na mane­ra, hace­mos evi­den­te que hay barre­ras con las que nos topa­mos todos”, con­clu­ye el actor y coau­tor de esta his­to­ria sobre una amis­tad sur­gi­da de la situa­ción más incó­mo­da y ali­men­ta­da con la fuer­za de la sin­ce­ri­dad.  

La Maria no te por.

El teatro como luchar de conexión con las tradiciones valencianas en la programación familiar de esta semana en Sala Russafa

La pro­gra­ma­ción fami­liar y esco­lar de Sala Rus­sa­fa aco­ge el 11 de noviem­bre La María no té por, el con­te, un espec­tácu­lo de títe­res de la for­ma­ción valen­cia­na Dis­pa­ra­ta­rio basa­do en el libro homó­ni­mo de Fran­cesc Gis­bert y Dani Miquel, que reco­rre la mito­lo­gía infan­til valen­cia­na. 

Per­so­na­jes tra­di­cio­na­les como El Buto­ni, L’home del sac, El tío Can­ya o La Qua­ran­ta­mau­la, entre otros, van apa­re­cien­do en la ines­pe­ra­da aven­tu­ra que vive una niña cuan­do va a pasar un par de sema­nas en casa de su abue­la, en el barrio más anti­guo de la ciu­dad. 

A media­no­che, escu­cha los gri­tos de El Buto­ni, quien esta vez no vie­ne a asus­tar­la, sino para pedir­le ayu­da. La can­si­na Brui­xa Pin­ta L’Avorrida ha ence­rra­do a los niños del mun­do mági­co de los “Espan­ta­cria­tu­res” y María es la úni­ca que pue­de sal­var­los. Así que se enfren­ta­rá a una serie de prue­bas para libe­rar­los en esta pie­za para espec­ta­do­res a par­tir de 3 años en la que el titi­ri­te­ro Fede Comín y la cuen­ta­cuen­tos Lore­na Comín recrean un uni­ver­so lleno de fan­ta­sía, humor y refe­ren­cias a las narra­cio­nes ora­les que han per­vi­vi­do duran­te gene­ra­cio­nes.

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