No diez sino has­ta tre­ce cineas­tas acu­die­ron a la casa de Geor­ges Cukor para ren­dir home­na­je a Luis Buñuel por su regre­so a Holly­wood. Las fotos de aque­lla vela­da que se cele­bró en noviem­bre de 1972 son míti­cas, y repre­sen­tan la edad dora­da del cine. Apun­ten, de izquier­da a dere­cha, sen­ta­dos: Billy Wil­der, Geor­ges Ste­vens, Buñuel, Alfred Hitch­cock y Rou­ben Mamou­lian. De pie, Robert Mulli­gan, William Wyler, el anfi­trión Cukor, Robert Wise, el guio­nis­ta Jean-Clau­­de Carriè­re, Ser­ge Sil­ber­man, Char­les Cha­plin hijo y Rafael Buñuel, hijo. Tam­bién estu­vo, al pare­cer, John Ford, pero no posó para nin­gu­na foto.

31 de julio de 2020.

Soy fan de las lis­tas, casi todos los ciné­fi­los lo somos. Espe­ro enton­ces que me per­mi­tan una con­fe­sión y sean bené­vo­los con­mi­go: has­ta aho­ra no había caí­do en la cuen­ta de que cin­co de mis diez direc­to­res más admi­ra­dos eran ingle­ses. Me refie­ro a Char­les Cha­plin (1889–1977), Alfred Hitch­cock (1899–1980), Teren­ce Fisher (1904.1980), Michael Powell (1905–1990) y David Lean (1908–1991). 

Donald Sie­gel diri­ge a Clint East­wood en El seduc­tor.

Los otros cineas­tas más ama­dos por mí son John Ford (Esta­dos Uni­dos, 1894–1973, de ori­gen irlan­dés), Fritz Lang (Vie­na, 1890–1976), Luis Buñuel (Calan­da, Espa­ña, 1900–1983), Billy Wil­der (Impe­rio Aus­tro­hún­ga­ro, 1906–2002) y Rober­to Ros­se­lli­ni (Roma, 1906–1977). Varios rea­li­za­do­res (Lubitsch, Vis­con­ti, Berg­man, Ber­lan­ga, Max Ophüls, Kuro­sa­wa, Mizo­gu­chi, Kubrick, Clou­zot, Eisens­tein, Hawks, Bres­son, Welles, Nicho­las Ray, Richard Fleis­cher, De Sica, Otto Pre­min­ger, Donald Sie­gel…) aspi­ran des­de hace tiem­po a for­mar par­te de mi exi­gen­te lis­ta. Pero me resis­to a hacer cam­bios. Que espe­ren. Revi­sar lo prin­ci­pal de sus res­pec­ti­vas fil­mo­gra­fías y sope­sar sus alcan­ces his­­tó­­ri­­co-cine­­ma­­to­­grá­­fi­­cos es tarea que requie­re tiem­po y exi­ge resol­ver con ecua­ni­mi­dad algu­nas dudas. Por ejem­plo: sé que Donald Sie­gel (Esta­dos Uni­dos, 1912–1991) es un irre­gu­lar direc­tor, con muchos títu­los meno­res. Pero tam­bién es el res­pon­sa­ble de tres pelí­cu­las fas­ci­nan­tes, La inva­sión de los ladro­nes de cuer­pos (1956), Códi­go del ham­pa (1964) y El seduc­tor  (1971), que nun­ca me can­so de ver.

Michael Powell y Eme­ric Press­bur­ger, diri­gien­do Las zapa­ti­llas rojas, un musi­cal basa­do en un cuen­to de Ander­sen.
Las zapa­ti­llas rojas ganó dos óscars, a la mejor músi­ca y la direc­ción artís­ti­ca.

Esta últi­ma sema­na, gra­cias a los fon­dos de arma­rio de las pla­ta­for­mas strea­ming, he vis­to de nue­vo Las zapa­ti­llas rojas (1948) y Luna de miel (1958), ambas de Michael Powell. Las zapa­ti­llas rojas es una obra maes­tra. Luna de miel no, des­de lue­go. Pero sí es una atrac­ti­va extra­va­gan­cia. Con el envol­to­rio de una exal­ta­ción turís­ti­ca de Espa­ña (San­tia­go de Com­pos­te­la, Ávi­la, Cór­do­ba, Gra­na­da, Tole­do, Madrid…) , la pelí­cu­la nos ofre­ce un per­so­nal ballet (con la músi­ca de El amor bru­jo de Manuel de Falla) que dura en torno a los quin­ce minu­tos. Hay otros dos ballets de lar­ga dura­ción. Una sor­pren­den­te osa­día que rom­pe el rit­mo de la boba­li­co­na his­to­ria, cosa que se agra­de­ce. Otra rare­za: los auto­res del ende­ble guion son Michael Powell… ¡y Luis Esco­bar! (sí, el céle­bre mar­qués de Legui­ne­che de La esco­pe­ta nacio­nal, Ber­lan­ga, 1978). Más curio­si­da­des en Luna de mielEdgar Nevi­lle hace un cameo. Sin áni­mo de ser cruel, diré tam­bién que el bai­la­rín Anto­nio, con Anthony Steel y Lud­mi­lla Tche­ri­na uno de los pro­ta­go­nis­tas del film, se reve­la como el peor actor de la his­to­ria del cine. No creo que haya otro más irri­tan­te y arti­fi­cio­so que él. Cuan­do bai­la, pue­des admi­rar­lo (no es mi caso). Pero cuan­do inter­pre­ta, te entran ganas de apa­gar el tele­vi­sor. 

Anto­nio con Lud­mi­lla Tche­ri­na y Michael Powell.

En su reco­men­da­ble blog Cine­ma de perra gor­da, el ali­can­tino Juan Car­los Viz­caíno, mag­ní­fi­co y siem­pre exhaus­ti­va­men­te docu­men­ta­do his­to­ria­dor de cine, dice que Luna de miel “se cen­tra en uno de los diver­sos esfuer­zos rea­li­za­dos des­de Espa­ña para pro­mo­cio­nar la figu­ra del bai­la­rín Anto­nio, tan nota­ble pro­fe­sio­nal de la dan­za como nefas­to actor.” 

Nefas­to, ese es el adje­ti­vo exac­to. 

DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

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