En el último tercio del siglo XX, las pizzerías llegaron a una España acostumbrada a las tapas y los bocadillos. Supondrían el primer cambio moderno de la gastronomía común y se extendieron por todo el territorio.
Si exceptuamos la desaparecida Trattoria Da Carlo, donde los lunes se preparaba una receta que congregaba a futbolistas y gourmets, la explosión de masas y producto premium todavía tardó en aparecer en la capital del Turia.
De hecho, firmas que arrasaban en Madrid como Picsa cayeron con estrépito en su intento de establecerse en el centro de la ciudad, señalando una vez más a Valencia como un mercado fuera de los estándares.
Sin embargo, en el último lustro las masas de pan y finas clásicas han ido dando paso a los bordes gruesos y las reservas y delivery se acumulan. Estos son algunos de los locales líderes en una tendencia claramente creciente.
Filippa’s: procedente de Argentina y escogiendo Valencia como su primera parada europea, no es sencillo en su restaurante de Ruzafa cenar sin reserva previa. Complementan su oferta con entrantes poco comunes en el recetario al que estamos acostumbrados.
Raíces: su paso de la calle Císcar a la plaza de la Virgen evidencia que no todo el centro son franquicias. Solo disponible jueves, viernes y sábados desde las 18. Es famosa su receta de postre con pistacho.
Il Cortile: la demostración de que disponer de varios locales no siempre es sinónimo de bajada de calidad. El título de Mejor Pizza del Mundo en 2022 lo atestigua.
Casa D’Aragona: nacieron hace menos de un año con el fichaje del mejor pizzaiolo de España, que tras elevar en Albal «Il Cammino dei Briganti» ofrece su receta en horno artesanal montado piedra a piedra.