Isa­bel Gutié­rrez expo­ne por pri­me­ra vez en la Gale­ría Alba Cabre­ra de Valen­cia, con Múl­ti­plos de luz, acua­re­las y óleos ins­pi­ra­dos en la mon­ta­ña de León.

Gutie­rrez afir­ma que “Los pai­sa­jes que mues­tro en esta expo­si­ción están ins­pi­ra­dos en un para­je de la Mon­ta­ña de León, la tie­rra de mis abue­los mater­nos. Son el resul­ta­do de una pro­fun­da obser­va­ción de la obje­ti­vi­dad for­mal, y tam­bién de la medi­ta­ción sobre el sen­ti­mien­to que pro­du­ce en mí la con­fi­gu­ra­ción de este espa­cio.

De los innu­me­ra­bles ele­men­tos visua­les que me moti­van, he des­ta­ca­do los tres más deter­mi­nan­tes: mon­ta­ñas, nubes y casas. Mon­ta­ñas de colo­res hui­di­zos, casas de pie­dra rotun­da y nubes efí­me­ras. Con­ju­gar plás­ti­ca­men­te estas tres pode­ro­sas fuer­zas ha sido el obje­ti­vo de mi tra­ba­jo duran­te los últi­mos años en los que he ido sin­te­ti­zan­do for­ma, com­po­si­ción y color.

La esté­ti­ca cubis­ta me pro­por­cio­na los recur­sos estruc­tu­ra­les que nece­si­to para expre­sar­me. Es evi­den­te que me intere­san los efec­tos que la luz pro­du­ce en las for­mas, la cam­bian­te luz que se mul­ti­pli­ca a cada ins­tan­te como la pro­pia natu­ra­le­za. Y tam­bién me intere­sa ali­men­tar el jue­go de la fan­ta­sía, sin la que todo sería más ano­dino.

Por ello hago que las nubes se mime­ti­cen con la super­fi­cie de las casas, que apa­rez­ca agua ondu­lan­te sobre el asfal­to, o que los árbo­les y mon­ta­ñas se frag­men­ten a tra­vés de la super­fi­cie del cua­dro. Y en equi­li­brio con estos mala­ba­res espa­cia­les, los cons­tan­tes pla­nos de luz, que jue­gan con sus múl­ti­plos hacia lo infi­ni­to”.

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