Desde hace unos años la festividad de Todos los Santos se ha convertido en sinónimo de Halloween. Sin embargo, la moda norteamericana no inventó los monstruos, ni mucho menos las celebraciones del Día de Difuntos. Hay otras propuestas mucho más cercanas y que van más allá de la tradicional visita a los cementerios para llevar flores a los seres queridos que ya no están.
Algunas de esas ideas nos las presenta estos días el Museo de Etnología, que con la exposición Espanta la por! y una variada oferta de actividades viene a recordarnos que también tenemos un amplio repertorio de monstruos valencianos. Así que no es necesario disfrazarse para una fiesta con la careta de algún personaje de Scary Movie o el payaso de It, podemos hacerlo transformándonos en seres tan terroríficos como aquellos, pero de la tierra: como la Quarantamaula, el Hombre del Saco, las brujas, el Home dels Nassos, el Caro o el Drac del Patriarca. Además, el propio museo te enseña cómo diseñar el disfraz.
Otra alternativa autóctona eran las tradicionales representaciones del Don Juan Tenorio, que solían programarse en los teatros españoles por estas fechas. La agrupación de Fallas del Barrio del Carmen ha querido recuperar esta costumbre ligada a la fiesta de Todos los Santos y ha preparado una adaptación en siete escenas de la popular obra de Zorrilla, Don Juan ¡A Escena!. La última representación será este jueves 31, a las 23:55 horas, justo en plena transición al Día de Difuntos.
Los más aventureros tienen en el puente de estos días una ocasión ideal para transformarse en urbex, esos exploradores de espacios abandonados y misteriosos que tanto éxito tienen últimamente en las redes sociales. Y en la Comunitat Valenciana no faltan espacios donde dejarse llevar por la fantasía, lugares que parecen ideales para una película de terror, como los ruinosos restos de la antigua Ruta del Bakalao, el pueblo abandonado del viejo Domeño, la despoblada Colonia Santa Eulalia, entre Sax y Villena, o la siniestra e inquietante antigua fábrica de Segorbe.
A todo ello se suman otras propuestas originales que se salen de la recurrente fiesta de disfraces de Halloween. Es el caso de la velada entre amenazantes tiburones que ha preparado el Oceanográfico para la ocasión. O las peculiares escenografías preparadas en el Bioparc de Valencia, una iniciativa que complementa con sugerentes charlas sobre murciélagos, un animalito tan benéfico para el medio ambiente como inevitablemente unido a las historias de miedo.
Y quienes no quieran salir de casa para celebrar este día, también tienen ocasión de hacerlo. No solo con un maratón de películas de terror. Pueden recuperar, por ejemplo, una vieja tradición de diversas comarcas valencianas: les animetes. Se trata de unas candelas hechas con aceite, agua y una mecha que se encendían para permitir a las almas en pena que visitaban a sus seres queridos estos días encontrar el camino al cielo. Así que propuestas no faltarán para aquellos que quieran celebrar estos días algo sin tener que sucumbir al manido de dilema: ¿Truco o trato?
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