Siendo conscientes de que igual abren que cierran establecimientos en el centro de la península, aquí van cuatro apuestas que podrían capear el día a día de la locura madrileña.
Aunque los precios en Valencia hayan subido sobremanera (pocos lugares quedan ya para comer bien por 30 euros), no hay nada como coger un tren y trasladarse a Madrid para encontrar tickets disparados y una manifiesta imposibilidad de reservar en restaurantes de moda.
Sigue, de hecho, criticándose desde la hostelería local que se levanten las orejas cuando se cobra alto en casa mientras se presume de gastar sin medida cuando se degusta cualquier tipo de cocina a 350 kilómetros.
Es cierto que la capital ofrece una variedad y calidad en incremento constante. Pero no lo es menos que desde hace años el nivel culinario se ha incrementado en la ciudad del Turia, tanto a nivel de producto como de propuestas.
- Q’Tomas: producto de nivel, brasa, arroces, diversas estancias y una bodega de altura. De hecho, ya son muchos los comensales que lo visitan de manera habitual desde la ciudad de la Puerta del Sol.
- El Bressol: servicio personalizado, local discreto, carta amplia de champagnes y pescado y marisco de gran calidad. A la medida de zonas nobles madrileñas.
- Karak: restaurante creativo en un hotel céntrico, una apuesta hace no hace mucho arriesgada en Valencia. El perfil de ganador de Top Chef complementa la oferta en constante evolución.
- Haku: el gusto creciente por los menús omakase y la juventud de su chef recuerdan a locales que han crecido en los últimos años como Nakeima. Barra, nigiri y fusión como carta de presentación con menos de un año de vida.
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