Este espectáculo para los más pequeños podrá verse el domingo 12 de octubre

La Sala L’Horta continúa su programación de otoño con tÁ, una pieza para primera infancia (a partir de 2 años) que nos traslada a un mundo donde lo irreal se integra como un elemento más de la vida cotidiana y la escenografía se convierte en un personaje más de la obra. Esta producción de la compañía santanderina Escena Miriñaque está protagonizada por la actriz Ivana Heredia y la bailarina Maria Canel.
En tÁ, dos personajes peculiares, divertidos y sensibles entablan una relación de amistad a través de juegos como el escondite o la imitación con los que se pretende que el público dé rienda suelta a emociones tan básicas como la alegría, la tristeza, la risa o el miedo. Una premisa tan simple como efectiva.
Escena Miñarique, compañía cántabra ganadora de varios premios MAX de teatro, propone un viaje en el que se desdibujan las fronteras entre la realidad y la fantasía. Un espectáculo que aplica por primera vez al teatro de primera infancia técnicas innovadoras de danza como la técnica Laban, método de análisis de movimiento que se usa para describir, visualizar, interpretar, investigar y documentar todas las posibilidades de movimiento humano.
Según Lorena Fernández, directora y coreógrafa de la obra, “el objetivo es que el público pueda transitar por las mismas emociones que los personajes de la obra. Hemos trabajado con emociones más que con conceptos, emociones que se muestran de forma más patente en los niños”.
Es la primera vez que la autora, con una amplia experiencia anterior como bailarina en el Royal Ballet y el English National Ballet de Inglaterra, se lanza a la concepción de una obra para la primera infancia. “Me impulsó sobre todo la experiencia de ser madre. Tengo tres hijos pequeños y mucho de lo que aparece en la obra está sacado del día a día con mis niños y observar cómo negocian emocionalmente entre ellos. Aprender de los niños sin olvidarnos tampoco del público adulto, porque al fin y al cabo ellos no son más que el reflejo de sus padres”.
En esta obra, que rompe con la linealidad temporal del relato y que tiende a desarrollar ampliamente la metaficción, los personajes no muestran extrañeza ante fenómenos insólitos. Es un espectáculo de teatro gestual y danza sin palabras, que utiliza en su lugar onomatopeyas, interjecciones y el prelenguaje infantil, y en la que no interesa tanto transmitir conceptos como emociones.
Al final del espectáculo se invitará a los más pequeños a adentrarse en el interior del bosque de la mano de actriz y bailarina de una forma muy especial… ¡bailando!
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