Los festivales de música están siendo uno de los grandes damnificados culturales de la pandemia. En circunstancias normales, el Tagomago Fest hubiera inundado La Mutant a mediados de junio con las mejores propuestas de música electrónica y el underground más inquieto, en lo que hubiera supuesto la sexta edición de un certamen cuyo crecimiento a lo largo del último lustro ha sido fulgurante. Sin embargo, el estallido de la crisis sanitaria dejó al festival sumido en una incertidumbre que, ahora, con la próxima reapertura de las salas y la reactivación de las programaciones, comienza a despejarse: finalmente, el Tagomago regresará a La Mutant ‑su espacio natural y principal motor económico- el 24 y 25 de julio, y la presencia confirmada de bandas como Wind Atlas, Mausoleo, Alfa Estilo Sistema.
El responsable del Tagomago, Antoni Aura, pide paciencia y compresión a los seguidores: “Serán ediciones especiales, con todo lo que conlleva esta nueva normalidad o la cercenada normalidad pasada. Estamos trabajando en las distintas situaciones que nos vamos a encontrar, ya que habrá cambios en el line-up del festival, caerán músicos y se incorporarán otros por motivos ajenos a la organización y al auditorio. También tendremos nuevos protocolos de seguridad para los asistentes, en los que los espectadores jugarán un papel importante protegiendo a los demás para protegerse a ellos mismos, sin olvidar los obligatorios cambios de aforo por motivos de seguridad, o los temidos calendarios por cambios de fases o repuntes. En definitiva, tendremos que pensar que se trata de una transición temporal necesaria, ya que tenemos un inesperado invitado nuevo llamado Covid-19”.
Al mismo tiempo, Aura también extrae una lectura positiva de esta coyuntura excepcional: “El cambio de fecha, metiéndonos de lleno en el verano a finales de julio, es todo un desafío inédito para nosotros. Por primera vez, La Mutant abrirá en verano, momento en el que habitualmente cesa la maquinaria de la ciudad. Y digo que es un desafío porque también veremos brillar el auditorio y la música con la luz más bonita del año en València. Siempre fui un enamorado de esa luz que Sorolla plasmaba de nuestro mar y nuestras costas. Igual descubrimos juntos una faceta nueva del auditorio, superamos nuestros viejos hábitos y descubrimos que la zona portuaria de la ciudad puede aportarnos más en este momento tan complejo. A fin de cuentas, somos hijos del Mediterráneo y qué mejor lugar para montar nuestro festival que en La Mutant y junto al mar”.
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