Por R.Ballester Añón

 

En opi­nión del pro­fe­sor Fran­cis­co Fus­ter, Julio Cam­ba (1884–1962) no ocu­pa el lugar que mere­ce en la his­to­ria de la lite­ra­tu­ra espa­ño­la. Pos­tu­la varios moti­vos.

Cam­ba no se incrus­ta bien  en nin­gu­na de las tres gene­ra­cio­nes codi­fi­ca­das por la his­to­rio­gra­fia – 98, 14, 27–  y esto siem­pre incó­mo­da a la crí­ti­ca.

Sólo publi­có articu­los perio­dís­ti­cos, nada, pues, de géne­ros egre­gios: tea­tro, nove­la, líri­ca…

Mos­tró un nulo inte­rés por per­pe­tuar su obra y fue muy dis­cre­to con su inti­mi­dad. Esto, para los con­fi­gu­ra­do­res de un cánon, sue­le resul­tar irri­tan­te.

Su apa­ren­te des­pe­go de lo espa­ñol, dada sus lar­gas per­ma­nen­cias en diver­sos pai­ses extran­je­ros como corres­pon­sal,  cons­ti­tu­ye, en afor­tu­na­da expre­sión del pro­fe­sor Fus­ter, “recon­for­tan­te prue­ba de tibe­ta­nis­mo”.

En rela­ción con lo ante­rior, cabe seña­lar que aun­que su humor y Wel­tans­chaunng son mani­fies­ta­men­te galle­gos, siem­pre escri­bió cas­te­llano, lo que para cier­to sec­tor cul­tu­ral galle­go  lo con­vier­te en escri­tor forá­neo.

Ele­var a la cate­go­ría de géne­ro lite­ra­rio el comen­ta­rio per­so­nal ‑lo que en perio­dis­mo se deno­mi­na “colum­na”- fue obra de Azo­rín en lite­ra­tu­ra espa­ño­la. Cam­ba fue un emi­nen­te dis­cí­pu­lo de él.

No sien­te ape­go a su pro­fe­sión de escri­­tor-perio­­di­s­­ta. De él dice Josep Pla: “en mi vida he cono­ci­do otra per­so­na que tuvie­se una sen­si­bi­li­dad menos acu­sa­da por la actua­li­dad”.

En 1907 le envían por pri­me­ra vez como corres­pon­sal a Tur­quía, don­de los “Jóve­nes Tur­cos” han ini­cia­do una revo­lu­ción. Pasa cua­tro meses en Cons­tan­ti­no­pla escri­bien­do tres cró­ni­cas sema­na­les.

Su espe­cia­li­dad es obser­var al hom­bre corrien­te y al suce­so coti­diano. Mues­tra un noto­rio talen­to para con­ver­tir la anéc­do­ta coti­dia­na en cate­go­ría moral o socio­ló­gi­ca.

En sus cró­ni­cas, el pro­ta­go­nis­mo no recae en la ciu­dad o el hecho del que debe infor­mar, “sino en el pro­pio escri­tor, lo cual no deja de ser curio­so, tra­tán­do­se de alguien tan pudo­ro­so y poco dado a expre­sar sus sen­ti­mien­tos”.

Una auto­des­crip­ción de su queha­cer como colum­nis­ta: “¿Qué cree que he hecho yo con la azul inn­men­si­dad? Pues exac­ta­met­ne lo mis­mo que hubie­ra hecho con una igle­sia romá­ni­ca, con un par de cal­ce­ti­nes, con un dis­cur­so de Lerroux o con un pro­ce­di­mien­to para com­ba­tir la tubercu­losis: la habré cogi­do y la habré trans­for­ma­do, redu­cién­do­la a una super­fi­cie lite­ra­ria de cien­to cin­cuen­ta cen­trí­me­tos cua­dra­dos, poco más o menos”.

Con­cluí­da la Pri­mer Gue­rra Mun­dial, acep­ta el encar­go para com­po­ner un manual de urba­ni­dad y bue­nas moda­les en la mesa. De ahi nace­rá “La casa de Lúcu­lo o el arte de comer: nue­va fisio­lo­gia del gus­to”.  Tex­to de una eru­di­ción no inti­mi­dan­te y un clá­si­co de la lite­ra­tu­ra gas­tro­nó­mi­ca his­pa­na.

Cuan­do se pro­du­ce el crack del 29, es envia­do a Nue­va York. Las cró­ni­cas que enton­ces rea­li­za aca­ba­rán com­po­nien­do “La ciu­dad auto­má­ti­ca” (1932), su últi­mo libro de via­jes y qui­zá el más logra­do.

Con la lle­ga­da de la Repú­bli­ca espe­ra con­se­guir algún car­go diplo­má­ti­co o algo simi­lar. Que­da decep­cio­na­do.

La Gue­rra Civil y la con­si­guien­te Gue­rra Mun­dial le aden­tran un esta­do de des­en­can­to y melan­co­lía.  Vivi­rá varios años en Por­tu­gal.

En los últi­mos años vivió en la habi­ta­ción 383 del hotel Pala­ce de Madrid, situa­do en la Pla­za de las Cor­tes.

El pre­sen­te  volu­men es  reedi­ción de “Mis pági­nas mejo­res”, publi­ca­do por pri­me­ra vez en 1956, en la edi­to­rial Gre­dos den­tro de la colec­ción Biblio­te­ca Romá­ni­ca Hispánica.que dirí­gía Dama­so Alon­so.


Títu­lo: Mis pági­nas mejo­res (421 pági­nas)

Autor: Julio Cam­ba

Edi­to­rial: Cáte­dra

Comparte esta publicación

amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia