El fin del verano marca una transición tranquila en la playa de las Arenas de València.

 

 

Hace unos meses, echó el ancla La Mar (Paseo de Nep­tuno, 36), la últi­ma aper­tu­ra de Gru­po Por­to­li­to en la ciu­dad. Aho­ra que el paseo marí­ti­mo pare­ce que se rela­ja, el res­tau­ran­te pro­po­ne una expe­rien­cia gas­tro­nó­mi­ca para toda la fami­lia, la cual pue­de mari­dar­se con una amplia agen­da de pla­nes urba­nos.

Un paseo por las raíces

No solo a tra­vés de la coci­na, tam­bién de la cul­tu­ra y la his­to­ria. Ingre­dien­tes con los que cuen­ta el barrio del Caban­yal, una de las opcio­nes pre­fe­ri­das a la hora de pasar una maña­na en fami­lia. Un poco más allá, el puer­to invi­ta a dis­fru­tar de algu­na acti­vi­dad náu­ti­ca en direc­to, músi­ca en el Veles e Vents y expo­si­cio­nes en el Edi­fi­cio del Reloj para, a con­ti­nua­ción, sen­tar­se en La Mar y degus­tar rece­tas como:

⚓️ El cevi­che de pes­ca­do de tem­po­ra­da con leche de tigre de gra­na­da para abrir el ape­ti­to. Este tam­bién tie­ne opción vege­ta­ria­na.

⚓️ A modo de prin­ci­pal, la dora­da ente­ra a la bra­sa (700 gra­mos apro­xi­ma­da­men­te) o la pre­sa ibé­ri­ca de bello­ta con su guar­ni­ción. La car­ta se com­ple­men­ta con una cui­da­da selec­ción de arro­ces: arroz del sen­yo­ret con pes­ca­do de tem­po­ra­da, sepia y lan­gos­tino de Vina­ròs o la tra­di­cio­nal pae­lla valen­cia­na.

⚓️ Para ter­mi­nar con pos­tres como el Jar­dín de Cho­co­la­te, que con­tie­ne gana­che, tie­rra de alga­rro­ba, biz­co­cho de cho­co­la­te blan­co y un cre­mo­so hela­do de AOVE.

En defi­ni­ti­va, una car­ta medi­te­rrá­nea –con ofer­ta vege­ta­ria­na–, en la que el pro­duc­to de mer­ca­do y de pro­xi­mi­dad está en el cen­tro de todo. Los equi­pos de coci­na y de sala son los encar­ga­dos de hacer reali­dad la apues­ta más per­so­nal y deli­ca­da de Gru­po Por­to­li­to.

Una experiencia familiar

Más allá de la car­ta, La Mar posee varios menús: el del día, el espe­cial de La Mar, su opción vege­ta­ria­na y un últi­mo para niños. El dia­rio (25,90 € por per­so­na) está dis­po­ni­ble de 12:30 a 16:30 y cuen­ta con una amplia repre­sen­ta­ción de pla­tos de la car­ta del res­tau­ran­te. Por su par­te, el menú La Mar (28 € por per­so­na) se sir­ve a mesa com­ple­ta y está pen­sa­do para com­par­tir. En su opción vege­ta­ria­na des­ta­can pla­tos como el tar­tar de toma­te con nie­ve de su agua y encur­ti­dos o la petit coli­flor tem­pu­ri­za­da con titai­na de algas. Final­men­te, el menú infan­til (14,90 €) está pen­sa­do para que las fami­lias pue­dan vivir una expe­rien­cia gas­tro­nó­mi­ca com­ple­ta.

“Que­re­mos que La Mar sea un plan más en las agen­das de las fami­lias valen­cia­nas. Un espa­cio para todas las eda­des, don­de esca­par­se de la ruti­na dia­ria mien­tras dis­fru­tas de un entorno pri­vi­le­gia­do”, des­ta­ca Manu Ragull, CEO de Gru­po Por­to­li­to.

Tarde de ocio y cultura

Tras el café y con la caí­da del sol, los pla­nes se suce­den. En La Mutant, por ejem­plo, hay varios fes­ti­va­les en mar­cha y dife­ren­tes espec­tácu­los de artes vivas. Si se pre­fie­re tran­qui­li­dad, el paseo marí­ti­mo es otra opción reco­men­da­ble. El reco­rri­do, que se pue­de rea­li­zar tan­to andan­do como en bici­cle­ta, trans­cu­rre por las prin­ci­pa­les pla­yas urba­nas de la ciu­dad: las Are­nas, la Mal­va­rro­sa y la Pata­co­na. Para ter­mi­nar con unas boni­tas vis­tas del atar­de­cer des­de La Mari­na y su amplia expla­na­da.

Esta agen­da de pla­nes en fami­lia pue­de inver­tir­se, pues­to que La Mar tie­ne hora­rio de medio­día, pero tam­bién de tar­de y noche. A tra­vés de sus ven­ta­na­les –que conec­tan direc­ta­men­te con Por­to­li­to Pla­ya, su her­mano mayor–, pene­tra una luz ana­ran­ja­da que con­vier­te la sala en una pos­tal. Sala que, ade­más, el 4 de octu­bre a las 20:30 aco­ge­rá la expe­rien­cia gas­tro­sen­so­rial ‘El sabor de los recuer­dos’, una cena a cie­gas con un menú secre­to de seis pla­tos y una cata de tres vinos de Bode­gas Vicen­te Gan­día (40 € por per­so­na). Un via­je hacia nue­vos sabo­res y aro­mas fami­lia­res.