En la era de Instagram (y cada vez más Tik Tok), en ocasiones la gastronomía pasa a un segundo plano en aras de las decoraciones fotografiables. Aunque una serie de lugares de la ciudad han cambiado ese paradigma.
Puede parecer que lo que se invierte en cocineros, sumillers o personal de sala de alto nivel no revierte en interiorismos. Quizá porque el presupuesto debe ajustarse a uno u otro aspecto. O porque detrás no existe una inversión externa que permita cuajar un conjunto completo.
Existen, sin embargo, sitios que consiguen combinar la sorpresa que te asalta cuando accedes a ellos con su propuesta. Si bien no todo tiene que centrarse en la alta cocina para entrar en este ranking.
Vaya por delante que hay más de los que parece, pero buscando la variedad hemos querido apostar por cuatro de ellos, al alcance de todos los bolsillos y al disfrute de todas las miradas.
- BaoVan: ubicado en Ruzafa y centrado en los panecillos procedentes de la cocina asiática, su color azul no solo ha sido premiado sino que te impulsa a la calma en un barrio tremendamente sonoro como Ruzafa.
- Vaqueta: luchando contra el estigma de que no se puede comer buen arroz en el centro de la ciudad, acoge también al visitante con un interiorismo sorprendente entre franquicias homogéneas.
- Sastrería: uno de los primeros lugares que apostó por el Cabanyal a nivel culinario y de estética, elevando el nivel de una zona basada en tascas y locales de mayor clasicismo.
- Barrafina: no es sencillo mantener en tiempos de búsqueda de lo moderno una imagen del siglo XX, a la que acompañan un gran servicio y posiblemente el hecho de haberse convertido en la barra de referencia del centro.
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