El con­cep­to japo­nés espe­cia­li­za­do en ramen amplía su pre­sen­cia en la ciu­dad con la aper­tu­ra de un segun­do res­tau­ran­te en la Ave­ni­da Cor­tes Valen­cia­nas.

 

 

El nue­vo Ryu­kishin, ubi­ca­do en el núme­ro 30, fusio­na esté­ti­ca futu­ris­ta y tra­di­ción culi­na­ria en un espa­cio que pro­me­te con­ver­tir­se en refe­ren­cia gas­tro­nó­mi­ca y visual.

Este nue­vo esta­ble­ci­mien­to refuer­za la pre­sen­cia de la mar­ca —que ya con­ta­ba con un res­tau­ran­te en la zona de Cáno­vas— y con­so­li­da su expan­sión con una pro­pues­ta mar­ca­da por la inno­va­ción. La deco­ra­ción se ins­pi­ra en un uni­ver­so cyber­punk, con luces de neón, colo­res vibran­tes y una atmós­fe­ra que trans­por­ta al visi­tan­te al Japón del maña­na. El local, dis­tri­bui­do en dos plan­tas, dis­po­ne de capa­ci­dad para seten­ta comen­sa­les.

A pesar de su aire van­guar­dis­ta, la esen­cia de Ryu­kishin sigue fiel a las raí­ces japo­ne­sas. La car­ta man­tie­ne los clá­si­cos de la mar­ca, aun­que incor­po­ra pla­tos exclu­si­vos que varían según la tem­po­ra­da. Entre las nove­da­des más comen­ta­das des­ta­ca el ramen Infierno, pen­sa­do para los afi­cio­na­dos al pican­te. Tam­bién triun­fan opcio­nes como el ramen Steak, con entre­cot jugo­so; el ramen Tori Pai­tan, ela­bo­ra­do con pollo bra­sea­do y cal­do espu­mo­so; o el ramen de Rabo de Toro, coci­na­do len­ta­men­te has­ta lograr una tex­tu­ra pro­fun­da y sabro­sa.

Todos los ramen se pre­pa­ran con fideos arte­sa­na­les acom­pa­ña­dos de cal­dos ela­bo­ra­dos duran­te horas. El menú se com­ple­ta con entran­tes, arro­ces, pas­tas y pos­tres de ins­pi­ra­ción japo­ne­sa. Entre los impres­cin­di­bles figu­ran las gyo­zas —de ched­dar, ver­du­ras o pollo—, el tra­di­cio­nal tako­ya­ki de pul­po y el maki de car­ne tep­pan­ya­ki. Para cerrar la comi­da, la tar­ta banof­fee o el tira­mi­sú de té mat­cha con leche de almen­dras apor­tan el toque dul­ce.

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