«El sue­ño de la ser­pien­te» reúne obras y artis­tas de dife­ren­tes eta­pas de la gale­ría.

 

La Gale­ría Luis Ade­lan­ta­do ha inau­gu­ra­do este jue­ves El sue­ño de la ser­pien­te, una expo­si­ción colec­ti­va que reúne obras y artis­tas de dife­ren­tes eta­pas de la gale­ría jun­to a una selec­ción de crea­do­ras rele­van­tes en el pano­ra­ma actual con el obje­ti­vo de con­ver­tir la memo­ria en impul­so de futu­ro. La mues­tra, que podrá visi­tar­se has­ta el 13 de enero de 2026, reco­rre todas las salas de la gale­ría.

Coco­mi­sa­ria­da por Olga Ade­lan­ta­do, que aca­ba de cum­plir su 10.º ani­ver­sa­rio como direc­to­ra de la gale­ría, y la crí­ti­ca de arte, escri­to­ra y comi­sa­ria Johan­na Caplliu­re, la expo­si­ción reúne una vein­te­na de tra­ba­jos de las artis­tas Mar Arza, Car­men Cal­vo, Lucía C. Pino, Mila­gros de la Torre, Susy Gómez, Móni­ca Mays, Eva Lootz, Emma­nue­la Soria Ruiz y Mon­tse­rrat Soto. En este reco­rri­do, Car­men Cal­vo actúa como pie­dra angu­lar que conec­ta ambos momen­tos de la gale­ría: el fun­da­cio­nal de Luis Ade­lan­ta­do en los años 90 y el actual bajo la direc­ción de Olga Ade­lan­ta­do.

Una expo­si­ción, un diá­lo­go entre dos épo­cas

A tra­vés de todo tipo de téc­ni­cas con­tem­po­rá­neas, como la foto­gra­fía, la escul­tu­ra, los mate­ria­les orgá­ni­cos o las ins­ta­la­cio­nes escul­tó­ri­cas, las artis­tas abor­dan temas como la memo­ria y el olvi­do, la cen­su­ra y la resis­ten­cia, los pro­ce­sos y la trans­mu­ta­ción de la mate­ria, el terri­to­rio y la natu­ra­le­za, la inti­mi­dad y la comu­ni­dad, lo frá­gil y lo pode­ro­so.

Para ello, El sue­ño de la ser­pien­te ape­la a una cons­truc­ción de la obra a tra­vés del obje­to, la his­to­ria, la memo­ria, el ano­ni­ma­to o el terri­to­rio. En este sen­ti­do, la expo­si­ción se plan­tea como un reco­rri­do en dife­ren­tes tem­po­ra­li­da­des, con dife­ren­tes inten­si­da­des crea­ti­vas y una apues­ta por artis­tas que ins­pi­ran a la gale­ría en la for­mu­la­ción de nue­vas posi­bi­li­da­des de hacer arte, pero, tam­bién, de gene­rar mun­dos.

Una de esas tem­po­ra­li­da­des gira en torno a las posi­bi­li­da­des de la ima­gen y reúne las obras de Mar Arza, que rein­ter­pre­ta el ima­gi­na­rio repre­sen­ta­cio­nal feme­nino; Mila­gros de la Torre, que explo­ra el len­gua­je y la cen­su­ra en cier­tos libros anti­guos; Emma­nue­la Soria Ruiz, que fusio­na pala­bra, reje­ría y for­ja en escul­tu­ras que recuer­dan las can­ce­las en ven­ta­nas y puer­tas de la tra­di­ción espa­ño­la; Susy Gómez, que sitúa al espec­ta­dor ante espa­cios impo­si­bles de reco­rrer; y Mon­tse­rrat Soto, cuyos retra­tos de la albu­fe­ra valen­cia­na de 1998 inves­ti­gan la rela­ción entre natu­ra­le­za, terri­to­rio y memo­ria.

La segun­da línea, que hace refe­ren­cia a la poten­cia de la mate­ria, mues­tra el tra­ba­jo de Eva Lootz, que rei­vin­di­ca un posi­cio­na­mien­to cui­da­do­so sobre la natu­ra­le­za y su pro­pia exis­ten­cia eco­ló­gi­ca; Car­men Cal­vo, cuyas com­po­si­cio­nes jue­gan con lo enig­má­ti­co y la resis­ten­cia de los obje­tos coti­dia­nos; Móni­ca Mays, que ten­sio­na los víncu­los entre lo orgá­ni­co y lo indus­trial; y Lucía C. Pino, cuyas escul­tu­ras expan­den el cuer­po hacia una lec­tu­ra queer y arqui­tec­tó­ni­ca del deseo.

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