El espa­cio fun­cio­na como exten­sión natu­ral de la sala y la barra, man­te­nien­do la luz carac­te­rís­ti­ca de la ciu­dad y el con­tac­to con el exte­rior.

 

 

Bego­ña Rodri­go, coci­ne­ra y pro­pie­ta­ria de «La Sali­ta» (1 estre­lla Miche­lin, 3 soles Rep­sol y 5 raba­ni­tos We’­re Smart), incor­po­ra «El Inver­na­de­ro» como nue­va sala inte­gra­da en el res­tau­ran­te y la coc­te­le­ría COOKTL. Se tra­ta de una estruc­tu­ra acris­ta­la­da, cli­ma­ti­za­da y sos­te­ni­ble ubi­ca­da en el jar­dín, pen­sa­da para que los clien­tes pue­dan comer, cenar o tomar un cóc­tel al aire libre sin depen­der de la llu­via, el frío, el calor o los cada vez más lar­gos vera­nos en Valen­cia. 

El Inver­na­de­ro suma capa­ci­dad tan­to a La Sali­ta como a COOKTL, con mesas de res­tau­ran­te y una zona más dis­ten­di­da con sillo­nes y buta­cas para dis­fru­tar de la coc­te­le­ría por las tar­des y noches. El com­ple­jo, cons­trui­do en cris­tal y car­pin­te­ría metá­li­ca con techo retrác­til, per­mi­te ser­vir ape­ri­ti­vos, comi­das y cenas del res­tau­ran­te en un entorno de jar­dín pro­te­gi­do, al tiem­po que ofre­ce un ambien­te ideal para cóc­te­les y pico­teo infor­mal. Duran­te las sema­nas de «Valen­cia Cui­na Ober­ta» ya ha aco­gi­do alre­de­dor de 500 menús y expe­rien­cias, con­so­li­dán­do­se como uno de los rin­co­nes más foto­gé­ni­cos del pro­yec­to.

Más allá del ser­vi­cio dia­rio, El Inver­na­de­ro nace con voca­ción de espa­cio mul­ti­fun­cio­nal. Está lla­ma­do a alber­gar pre­sen­ta­cio­nes, even­tos pri­va­dos, expo­si­cio­nes y talle­res, y ya ha sido esce­na­rio de las pri­me­ras mas­ter­class de COOKTL. A par­tir de 2026, el espa­cio aco­ge­rá de for­ma perió­di­ca catas, degus­ta­cio­nes y talle­res de coc­te­le­ría de la mano de «Deni­se Cop­po­la», abrien­do la puer­ta a un públi­co diver­so: des­de quie­nes solo desean tomar un cóc­tel y picar algo de la car­ta de entre­pa­nes, has­ta quie­nes vie­nen a comer en La Sali­ta oa apren­der a pre­pa­rar sus bebi­das favo­ri­tas.

El Inver­na­de­ro entra en fun­cio­na­mien­to este mes de diciem­bre con una ambien­ta­ción navi­de­ña ins­pi­ra­da en la natu­ra­le­za, en la que se han uti­li­za­do ramas de abe­to natu­ral, euca­lip­to, flo­res pre­ser­va­das y ace­bo para recrear la sen­sa­ción de estar en un peque­ño bos­que. La idea es que quien visi­te la casa en Navi­dad se sien­ta inmer­so en un entorno vege­tal, don­de los ele­men­tos natu­ra­les apor­tan aro­ma, tex­tu­ra y sen­so­ria­li­dad al espa­cio. La com­bi­na atmós­fe­ra el refi­na­mien­to de La Sali­ta con la cali­dez de un refu­gio urbano en mitad de la ciu­dad.

Con acce­so des­de la tran­si­ta­da calle Pere III El Gran, El Inver­na­de­ro se con­ci­be como un oasis urbano en el cora­zón del barrio de Ruza­fa, un lugar de encuen­tro para char­lar, cele­brar de for­ma espon­tá­nea o refu­giar­se al final del día. Entre el jar­dín, el jue­go de luces sobre el cris­tal y la inte­gra­ción con la coc­te­le­ría y el res­tau­ran­te, el nue­vo espa­cio se pre­sen­ta como un rin­cón secre­to con alma pro­pia den­tro del uni­ver­so de Bego­ña Rodri­go, pen­sa­do para vivir la expe­rien­cia de La Sali­ta y COOKTL sin tener que mirar al cie­lo.

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