Dentro de la iniciativa Queda’t a casa de manera sostenible de la delegación de Sostenibilidad, la catedrática de Psicopatología, Rosa Mª Baños, nos explica la nueva realidad por la Covid-19 y cómo afrontar los retos psicológicos que está produciendo el coronavrius y el confinamiento de la población para frenar su expansión.
La pandemia por el coronavirus está teniendo un gran impacto emocional y psicológico en la población, afectando a la salud mental de la población e incrementando de manera significativa los niveles de estrés, ansiedad, depresión, soledad, .. Por todo esto, desde Sostenibilitat nos ayudan a sobrellevarlo con píldoras informativas.
La epidemia actual del Covid-19 no solo tiene consecuencias físicas en la población, sino que también tiene un gran impacto emocional y psicológico, afectando a la salud mental de la población e incrementando de manera significativa los niveles de estrés, ansiedad, depresión, soledad, etc. Además, hay que tener en cuenta que los esfuerzos de contención de la pandemia de la Covid-19 incluyen medidas como el distanciamiento social, la cuarentena y el aislamiento, aspectos que aún dificultan más este escenario.
Como explica la doctora en Psicología y directora del grupo de investigación Laboratorio de Psicología y Tecnología (Labpsitec), Rosa Mª Baños, ‘esta situación estresante tiene varios agravantes. Por un lado, existe en el presente un peligro externo real (la posibilidad de contagiarnos), pero por otro existe también la incertidumbre sobre el futuro: cuánto durará, cómo saldremos, qué pasará cuando salgamos…. Todo ello conduce a respuestas emocionales negativas como el miedo, la ansiedad y la preocupación que, al prolongarse en el tiempo, nos llevan a estados de ánimo inestables, en los que todo se intensifica y experimentamos cascadas de emociones muy variadas’.
‘Existen personas más vulnerables, como aquellas que padecen trastornos mentales, de personalidad o adicciones y cuyos problemas a raíz del confinamiento, se pueden intensificar’, analiza la profesora de la Facultad de Psicología. Además, la respuesta al estrés también depende de los recursos materiales y sociales de los que se disponga durante este periodo: la red social de la que se dispone, el número de personas con las que se convive y la relación que mantenemos con ellas, la situación de soledad, el espacio personal e íntimo, las zonas del hogar al aire libre, etc.
Sin embargo, aunque la situación tiene y tendrá efectos negativos, no es incompatible con el desarrollo de ciertos efectos positivos. Como explica Baños, el ser humano tiene una gran capacidad de adaptación que se ha demostrado a lo largo de la historia, algo que se conoce como resiliencia.
Aunque esta situación puede generar en algunas personas problemas psicológicos importantes, también existen otras personas que después de vivir estas situaciones crecen y mejoran, y pueden llegar a experimentar cambios positivos en su sentido de la vida, en la manera que tienen de percibir el mundo o en la manera de relacionarse con ellos mismos y su entorno. ‘Esto no quiere decir en absoluto que todo se vea de forma positiva, sino que se extrae un gran aprendizaje de todo esto y esto hace que las personas salgan más fortalecidas’, puntualiza Rosa Mª Baños.
La profesora señala que ‘cuando nos enfrentamos a situaciones estresantes, incluso aunque nuestro control sobre la situación sea escaso (como ocurre en estos momentos), aún podemos manejar nuestro malestar para que no nos desborde. Aunque no existen “recetas mágicas” que sirvan para todo el mundo, y que nos hagan “felices” al instante, sí que podemos poner en marcha recursos y estrategias que nos permiten aceptar mejor esta situación y el malestar que nos genera’.
Por ejemplo, es conveniente instaurar rutinas y cierta disciplina en nuestras actividades, seguir poniéndonos el despertador para mantener horarios de sueño, tener periodos de ejercicio y descanso, una alimentación saludable, la posibilidad de tener tiempo de relax, etc.. Pero incluso para estas recomendaciones no existen prescripciones generalizadas que sirvan del mismo modo a todo el mundo. Nadie mejor que uno mismo conoce los recursos que le ayudan a encontrarse bien y regular sus emociones.
El equipo de investigación Labpsitec está poniendo a disposición de la comunidad universitaria una serie de “píldoras”, que consisten en una “psioeducación” básica, destinada a ayudar a las personas en el afrontamiento de esta situación excepcional.
Las premisas básicas fundamentales que guían estas píldoras y su difusión son:
- Dosificación de la información. En estos momentos nos vemos sometidos a una gran saturación de información a través de todos los medios de comunicación y redes sociales. Por ello, se propone proporcionar diferentes tipos de información y recursos de forma regulada para su adecuada recepción por parte de la comunidad universitaria, y en formato breve y resumido.
- Normalización de las reacciones psicológicas que surjan como consecuencia de esta situación. Es normal sentir altos niveles de tensión emocional en estos momentos caracterizados por demandas de la situación muy altas, protocolos y medidas rápidamente cambiantes, altos niveles de incertidumbre, miles de contagiados y fallecidos por el virus, ruptura de la rutina habitual y permanencia en el domicilio, entre otras condiciones. En este sentido, no hay que transmitir el mensaje de que todo el mundo está obligado a ser feliz en esta situación, ni a realizar un crecimiento personal, ni a ver el lado positivo de las cosas. Es perfectamente válido sentirse de cualquier manera.
- No prescripción de técnicas ni acciones concretas. No todo le sirve a todo el mundo. Cada persona está inmersa en unas circunstancias específicas y tiene unas características individuales, y cada persona, dentro de su contexto, cuenta con sus propias posibilidades y motivaciones.
- Psicoeducación. Es importante incluir información sobre los mecanismos a través de los cuales las estrategias que proponemos pueden ayudar a mejorar el bienestar psicológico de las personas. Por ejemplo, no se trata de recomendar la realización del ejercicio físico per se, sino de explicar por qué el ejercicio físico contribuye al bienestar psicológico.
- Motivación a la población para buscar y compartir con otras personas sus propias estrategias y recursos para ponerlas en funcionamiento. Por tanto, es oportuno brindar un espacio en el que las personas puedan expresarse y compartir cómo se sienten en esta situación y qué cosas les ayudan a sentirse mejor.
- Distribución de información genérica que, en ningún caso, sustituye a la atención especializada. Están dirigidas para la población general. En caso de que los propios recursos de afrontamiento no sean suficientes o el malestar emocional sea muy intenso o resulte desbordante, la persona debe solicitar ayuda psicológica profesional.
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