Fun­da­da en el 138 a. C. por el cón­sul Déci­mo Juno Bru­to, Valen­cia empe­zó a cobrar impor­tan­cia con la deca­den­cia de Sagun­to, la urbe de refe­ren­cia de la zona para el Impe­rio Romano. Duran­te los más de vein­te siglos de his­to­ria, la ciu­dad ha abra­za­do las dis­tin­tas cul­tu­ras que se asen­ta­ron en ella, de la que que­dan ves­ti­gios en muchos casos ocul­tos entre las calles de su cas­co urbano his­tó­ri­co.

Valen­cia City le pro­po­ne una visi­ta para cono­cer esa evo­lu­ción his­tó­ri­ca, que inclu­yen una vein­te­na de pun­tos de inte­rés que per­mi­ten enten­der tan­to el paso de los siglos como la actual con­fi­gu­ra­ción de la ciu­dad.

1. L’Al­moi­na 

El Museo de L’Al­moi­na, ubi­ca­do pre­ci­sa­men­te en la pla­za de Déci­mo Juno Bru­to, fun­da­dor de la ciu­dad, mues­tra ves­ti­gios de la his­to­ria de Valèn­cia des­de su fun­da­ción has­ta la Edad Media.

De gran valor arqueo­ló­gi­co, el Museo de L’Al­moi­na es una lec­ción de his­to­ria de la ciu­dad. Se tra­ta de un espa­cio de 2.500 m² jun­to a la Cate­dral de Valèn­cia. Corres­pon­de al espa­cio en el que en la épo­ca medie­val se levan­tó un efi­ci­cio para per­so­nas sin recur­sos, de ahí su nom­bre (almoi­na, limos­na).

Al derri­bar­se se des­cu­brie­ron res­tos de la valen­cia roma­na y de épo­cas pos­te­rio­res, por lo que se deci­dió cons­truir un com­ple­jo museís­ti­co, com­ple­ta­do en 2005.

De la eta­pa de la fun­da­ción se pue­de ver el san­tua­rio de Ascle­pios, un Horreum y unas ter­mas. Del Impe­rio Romano per­ma­ne­cen res­tos de la curia, la basí­li­ca y el por­ti­ca­do del foro. De la valen­cia visi­go­da visi­go­dos, se con­ser­va el bap­tis­te­rio y el ábsi­de de la Cate­dral visi­go­da, así como algu­nas tum­bas fune­ra­rias aso­cia­das a ella.

Del perio­do musul­mán en las exca­va­cio­nes se des­cu­brió par­te del alcá­zar: una noria, un patio con lava­de­ro y un frag­men­to de la for­ti­fi­ca­ción. 

Con la lle­ga­da de Jai­me I Balan­si­ya pasó a ser Valèn­cia y en este mis­mo espa­cio se cons­tru­yó el edi­fi­cio de la Almoi­na para ayu­dar a los más nece­si­ta­dos tras la recon­quis­ta.

El hora­rio de visi­tas del Museo de L’Al­moi­na es de mar­tes a sába­do de 10 a 19 h. y los domin­gos y fes­ti­vos de 10 a 14 h.

2. La Cate­dral de Valèn­cia

La actual Cate­dral de Valèn­cia, de esti­lo góti­co, es el gran tem­plo de Valen­cia, y su torre del Migue­le­te, uno de los sím­bo­los de la ciu­dad. Fue edi­fi­ca­da sobre la mez­qui­ta prin­ci­pal de Balan­si­ya, en la épo­ca ára­be, que a su vez se levan­tó en par­te sobre el ante­rior tem­plo visi­go­do. La actual cate­dral comen­zó a levan­tar­se en el siglo XIII, aun­que sufrió nume­ro­sas inter­ven­cio­nes has­ta el siglo XVII.

De hecho, la visi­ta a la cate­dral es la que nos per­mi­ti­rá ver algu­nos de los pocos ves­ti­gios de la Valèn­cia visi­go­da, que que en el tem­plo se con­ser­va par­te del ábsi­de, el bap­tis­te­rio y una capi­lla sepul­cral del siglo VI. Tam­bién se pue­de visi­tar a esca­sos metros de la Cate­dral la crip­ta arqueo­ló­gi­ca de la Cár­cel de San Vicen­te Már­tir (uno de los patro­nes de la ciu­dad) en la pla­za del Arzo­bis­po, 1. Un con­jun­to arqueo­ló­gi­co digno de admi­rar.

Aun­que la línea tem­po­ral de esta guía pue­de que­brar­se un poco, apro­ve­cha la visi­tas para con­tem­plar los fres­cos de la bóve­da góti­ca del pre­bis­te­rio, recu­pe­ra­dos el siglo XXI tras más de tres siglos ocul­tos por una nue­va estruc­tu­ra. Los cono­ci­dos como Ánge­les Músi­cos, fue­ron uno encar­go de Rodri­go de Bor­ja, futu­ro Papa Ale­jan­dro V. Una fami­lia que dejó impron­ta en la ciu­dad.

Las dis­tin­tas puer­tas de la Cate­dral son una mues­tra de los esti­los arqui­tec­tó­ni­cos que fue­ron pasan­do duran­te su cons­truc­ción. Curio­sa­men­te la facha­da prin­ci­pal es la más moder­na. Dise­ña­da por el ale­mán Kon­rad Rudolf, es uno de los pocos ejem­pla­res del barro­co arqui­tec­tó­ni­co ita­liano en Espa­ña. Lo que hoy más lla­ma la aten­ción de la cono­ci­da como Puer­ta de los Hie­rros (por la ver­ja) es su for­ma. pera enten­der­la hay que saber que la actual pla­za de la Rei­na tenía antes otra estruc­tu­ra, y una angos­ta calle Zara­go­za era la que desem­bo­ca­ba en esa facha­da, dán­do­le un aspec­to majes­tuo­so que, al abrir­se la pla­za, que­dó dilui­do.

La Puer­ta de los Após­to­les, que recae en la pla­za de la Vir­gen o de la Mare de Déu, se levan­tó sobre la sobre la entra­da de la mez­qui­ta. Los doce após­to­les pre­si­den un arco de esti­lo góti­co fran­cés, fue cons­trui­da entre los siglos XIII – XIV. A sus pies se reúne los jue­ves el Tri­bu­nal de las Aguas.

Final­men­te, la puer­ta más anti­gua de la cate­dral es la del Palau o de L’Al­moi­na, sien­do de esti­lo romá­ni­co y dife­ren­cián­do­se del res­to del con­jun­to arqui­tec­tó­ni­co pre­do­mi­nan­te­men­te de esti­lo góti­co.

En la cate­dral se pue­de subir al Migue­le­te, la torre de cam­pa­nas de la cate­dral, y visi­tar el San­to Cáliz, reli­quia que se vene­ra en Valen­cia como la copa en la que Jesús bebió en la últi­ma cena.

Pue­de con­sul­tar aquí los hora­rios y los pre­cios de cada una de las zonas visi­ta­bles de la Cate­dral de Valèn­cia.

3. La mura­lla ára­be
Si para encon­trar algún ves­ti­gio de la épo­ca visi­go­da en Valèn­cia hemos teni­do que entrar en la Cate­dral, para cono­cer más sobre la Valèn­cia islá­mi­ca hay que estar dis­pues­to a calle­jear par­te del cen­tro his­tó­ri­co.
De los siglos de cul­tu­ra islá­mi­ca en la ciu­dad que­dan muy pocos ves­ti­gios, al menos de los que debie­ron ser las gran­des edi­fi­cios, ya fue­ran ham­mam o mez­qui­tas. La lle­ga­da del cris­tia­nis­mo hizo que des­apa­re­cie­ran o caye­ran en el olvi­do has­ta des­apa­re­cer.
La úni­ca mues­tra que ha lle­ga­do has­ta nues­tros días pre­ci­sa­men­te de esos baños se cons­tru­ye­ron ya en épo­ca de Jai­me II. Se tra­ta de los Baños del Almi­ran­te, un com­ple­jo al esti­lo de ham­mam de esti­lo mude­jar que fue­ron res­tau­ra­dos y abier­tos al públi­co recien­te­men­te.
Las mez­qui­tas sir­vie­ron de base para eri­gir las igle­sias cris­tia­nas, como pasó en el caso de San­ta Cata­li­na, los San­tos Jua­nes y la mis­ma Cate­dral, entre otros muchos tem­plos.
Pero exis­te un gran ves­ti­gio que impreg­na bue­na par­te de la ciu­dad: la mura­lla ára­be. Balan­si­ya era una ciu­dad amu­ra­lla­da (de hecho lo fue has­ta prin­ci­pios del siglo XX). A medi­da que iba cre­cien­do el núcleo urbano, se hacía nece­sa­rio levan­tar un nue­vo muro defen­si­vo. El rey Pedro IV el Cere­mo­nio­so deci­dió aco­ger en una nue­va mura­lla a los barrios que había sur­gi­do fue­ra de la for­ti­fi­ca­ción ára­be.
Con el tiem­po, los tra­mos de ese muro islá­mi­co, aho­ra ya sin fun­cio­nes defen­si­vas, se con­vir­tie­ron en pare­des de nue­vas cons­truc­cio­nes. Eso a per­mi­ti­do que se con­ser­ven muchos de estos tra­mos, en muchos casos res­tau­ra­dos.

Algu­nos de esos mis­mos tra­mos son los que actual­men­te se pue­den con­tem­plar ubi­ca­dos en las sedes de enti­da­des públi­cas y pri­va­das. Es el caso cen­tro de estu­dios de la Flo­ri­da Sta­te Uni­ver­sity (Blan­que­rías, 2),que con­tie­ne par­te del lien­zo con alme­nas y una torre semi­cir­cu­lar, al ini­cio de la calle Rote­ros, esqui­na con la calle Palo­mino, con una par­te impor­te del muro que se pue­de ver en el inte­rior de las Pana­de­ría Mon­ta­ner, en el Cole­gio Mayor Rec­tor Mayor Peset (Pl. del Forn de Sant Nico­lau, 4), con pre­sen­cia de la base del muro y una torre cur­va­da, así como del edi­fi­cio del Cen­tro Cul­tu­ral Octu­bre.

Otros ves­ti­gios se encuen­tran en dis­tin­tos sola­res de Ciu­tat Vella: en el núme­ro 5 y entre el 15 y 19 de la calle Sali­nas, y en las inme­dia­cio­nes de la calle Mare Vella. Pero es en torno a la torre de la Pla­za del Ángel don­de se ubi­ca­rá el cen­tro de inter­pre­ta­ción de este monu­men­to islá­mi­co. El cono­ci­do como Por­tal de la Vall­dig­na fue un acce­so abier­to en la pro­pia mura­lla ára­be y emplea­do como entra­da a la more­ría que se cons­ti­tu­yó tras la domi­na­ción cris­tia­na.

Pero si tie­ne poco tiem­po para ver estos tra­mos uno por uno, la visi­ta impres­cin­di­ble es la  Gale­ría del Tos­sal (Pla­za del Tos­sal s/n), infra­es­truc­tu­ra sub­te­rrá­nea don­de se han con­ser­va­do par­te de una torre defen­si­va, cons­trui­da en tapial de mor­te­ro, jun­to a un buen reco­rri­do del muro defen­si­vo.

Y si quie­re hacer el reco­rri­do com­ple­to, aquí pue­de con­sul­tar don­de emer­ge la mura­lla islá­mi­ca en la ciu­dad.

 

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