Un equi­po de inves­ti­ga­do­res del Con­se­jo Supe­rior de Inves­ti­ga­cio­nes Cien­tí­fi­cas (CSIC) bus­ca una vacu­na para Covid-19 median­te el uso de un gen de un antí­geno del pro­pio coro­na­vi­rus SARS-CoV‑2 para esti­mu­lar la inmu­ni­dad del recep­tor. El méto­do con­sis­te en colo­car el gen del antí­geno en un ‘vehícu­lo’ sin­té­ti­co de ADN (un plás­mi­do) que pue­da ser intro­du­ci­do en el orga­nis­mo del pacien­te e indu­cir la pro­tec­ción fren­te a la infec­ción. El equi­po está sin­te­ti­zan­do las molé­cu­las de ADN corres­pon­dien­tes que se intro­du­ci­rán en el vehícu­lo y en dos meses podría empe­zar a pro­bar­se en mode­los de ratón.

Este pro­ce­di­mien­to ya ha sido pro­ba­do en una vacu­na para la leish­ma­nia­sis cani­na que se encuen­tra en la fase IV (peti­ción a la Agen­cia Euro­pea del Medi­ca­men­to del per­mi­so de fabri­ca­ción y comer­cia­li­za­ción), según expli­ca el direc­tor del estu­dio, el pro­fe­sor de inves­ti­ga­ción ad hono­rem del CSIC Vicen­te Larra­ga, del Cen­tro de Inves­ti­ga­cio­nes Bio­­ló­­gi­­cas-Mar­­ga­­ri­­ta Salas. Este desa­rro­llo de vacu­na pro­tec­to­ra pre­sen­ta una ven­ta­ja adi­cio­nal: el pro­ce­so de esca­la­do indus­trial del can­di­da­to a vacu­na ya se ha rea­li­za­do pre­via­men­te, lo que ade­lan­ta­ría nota­ble­men­te la fase indus­trial de fabri­ca­ción, las prue­bas en huma­nos y su pro­duc­ción pos­te­rior, si los resul­ta­dos de las prue­bas fue­ran posi­ti­vos. Con este, ya son tres los pro­yec­tos del CSIC que bus­can una vacu­na para el coro­na­vi­rus, tras los que diri­gen Luis Enjua­nes e Isa­bel Sola, y Mariano Este­ban y Juan Gar­cía Arria­za, ambos del Cen­tro Nacio­nal de Bio­tec­no­lo­gía (CNB-CSIC).

“Se tra­ta de una vacu­na nove­do­sa de ADN recom­bi­nan­te que intro­du­ce, en el ani­mal a vacu­nar, en lugar del pará­si­to ate­nua­do o un frag­men­to del mis­mo o una pro­teí­na puri­fi­ca­da, el gen de un antí­geno del pará­si­to que induz­ca pro­tec­ción fren­te a la infec­ción del mis­mo”, deta­lla Larra­ga.

“Esta vacu­na uti­li­za como vehícu­lo de vacu­na­ción un plás­mi­do sin­té­ti­co de ADN (pPAL) que ha sido desa­rro­lla­do en nues­tro labo­ra­to­rio y que per­mi­te la inte­gra­ción del gen del antí­geno esco­gi­do del pará­si­to en el mate­rial gené­ti­co de las célu­las del mamí­fe­ro recep­tor y la pro­duc­ción por las mis­mas del antí­geno, que es enton­ces reco­no­ci­do por el sis­te­ma Inmu­ne del ani­mal vacu­na­do e indu­ce pro­tec­ción cuan­do se pro­du­ce la infec­ción natu­ral”, expli­ca el inves­ti­ga­dor.

Este pro­ce­di­mien­to pue­de ser uti­li­za­do tam­bién en el caso del virus SARS-CoV‑2, ya que se ha desa­rro­lla­do como vehícu­lo para mamí­fe­ros (inclui­do el hom­bre). En este caso, se ha ele­gi­do como posi­ble antí­geno pro­tec­tor de vacu­na­ción la pro­teí­na S (spi­ke) de la super­fi­cie del virus y sus subuni­da­des S1 y S2, que son uti­li­za­das por el mis­mo para anclar­se en la mem­bra­na de la célu­la obje­ti­vo y pene­trar en ella.

“Se tra­ta, pues, de una vacu­na sin­té­ti­ca con un vehícu­lo de ADN en el que se intro­du­ci­rán los genes corres­pon­dien­tes a la pro­teí­na S del virus com­ple­ta y a las subuni­da­des 1 y 2 de la mis­ma. En estos momen­tos se están sin­te­ti­zan­do las molé­cu­las de ADN corres­pon­dien­tes que se intro­du­ci­rán en el vehícu­lo pre­via­men­te desa­rro­lla­do. Este pro­ce­so debe­ría desa­rro­llar­se a lo lar­go de los meses de mayo y junio. A con­ti­nua­ción, se pro­ba­ría su segu­ri­dad y efi­ca­cia fren­te a la infec­ción por el virus en el mode­lo de ratón, bien en ani­ma­les trans­fec­ta­dos con el recep­tor humano de ACE2 o simi­la­res. Si los resul­ta­dos fue­ran posi­ti­vos, se comen­za­rían las fases I y II de prue­ba en huma­nos”, augu­ra Larra­ga.

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