¿Hay algo más her­mo­so que una casa con vis­tas al mar? Muchas veces, olvi­da­mos la paz y sere­ni­dad que pue­de dar el mar a un hogar y son pocos los pri­vi­le­gia­dos que pue­den con­tem­plar­lo día tras día. Por esto, el mar es el prin­ci­pal pro­ta­go­nis­ta de esta vivien­da tras la inter­ven­ción por par­te del estu­dio de inte­rio­ris­mo y arqui­tec­tu­ra inte­rior Sin­mas, for­ma­do por Mateo Cli­ment y Sig­fri­do Serra.

La gran mayo­ría de estan­cias están diri­gi­das hacia el Medi­te­rrá­neo, por esto se inten­ta res­tar impor­tan­cia a la deco­ra­ción, sien­do esta muy sen­ci­lla, sutil y ele­gan­te, para dar pro­ta­go­nis­mo al hori­zon­te. Una amal­ga­ma de tonos azu­les reco­rre las habi­ta­cio­nes, para tras­la­dar al indi­vi­duo a un via­je en alta mar. Ade­más, cabe recal­car la impor­tan­cia que tie­ne la luz en esta vivien­da, ya que sir­ve como hilo con­duc­tor en todas las estan­cias. Des­de el ama­ne­cer, has­ta el atar­de­cer la luz del medi­te­rrá­neo impreg­na cada espa­cio de la casa. Las terra­zas, son per­fec­tas para dis­fru­tar de los peque­ños y sen­ci­llos pla­ce­res de la vida, por ejem­plo, des­co­nec­tar del bulli­cio de la ciu­dad mien­tras uno lee un libro y sien­te la bri­sa mari­na. Para ello es pri­mor­dial pen­sar en el con­fort tan­to en mobi­lia­rio como en dis­tri­bu­ción.

Mim­bre, lino y algo­dón son los prin­ci­pa­les mate­ria­les que encon­tra­mos en la vivien­da, teji­dos natu­ra­les que real­zan cada rin­cón. En espe­cial, las cor­ti­nas que gene­ran un diá­lo­go entre el vien­to y el mar. Estas dos fuer­zas anta­gó­ni­cas en con­ti­nuo for­ce­jeo, el majes­tuo­so mar tra­tan­do de resis­tir al vien­to. Asi­mis­mo, cada estan­cia tie­ne una foto­gra­fía de dife­ren­tes faros de la Comu­ni­dad Valen­cia­na, toda una ale­go­ría a nues­tra cos­ta.

En defi­ni­ti­va, el Medi­te­rrá­neo es sin duda el ele­men­to pro­ta­go­nis­ta que hemos que­ri­do resal­tar e impreg­nar en toda la vivien­da. En este pro­yec­to hemos inten­tan­do jugar a ser Clau­de Debussy en sus tres movi­mien­tos de “La Mer”, evo­can­do un jeux de vagues o jue­go de olas.

 

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