Carl Schmitt fue un jurista y pensador alemán cuya obra se centra en dos cuestiones: el derecho y el pensamiento político

El pro­fe­sor Carl Sch­mitt.

Carl Sch­mitt fue un juris­ta y pen­sa­dor ale­mán (Plet­ten­berg 1888–1985) cuya obra, de gran influen­cia, la com­po­nen tex­tos como Roman­ti­cis­mo polí­ti­co (1919), Teo­lo­gía polí­ti­ca (1922), Teo­ría de la Cons­ti­tu­ción, qui­zá su obra más impor­tan­te (1921), y Lega­li­dad y legi­ti­mi­dad (1932), entre otras. Fue uno de los teó­ri­cos jurí­di­cos del nacio­nal­so­cia­lis­mo. A par­tir de 1937 fue ale­ján­do­se de las posi­cio­nes de ese régi­men. De todos modos, ter­mi­na­da la II Gue­rra Mun­dial fue arres­ta­do e inte­rro­ga­do en los pro­ce­sos de Núrem­berg.

A par­tir de 1950 vivió reti­ra­do, pero publi­có tex­tos sobre en temas geo­po­lí­ti­cos. Como Teo­ría del par­ti­sano o Nomos de la tie­rra. Aun­que con­si­de­ra­do como un pen­sa­dor “peli­gro­so”, su obra sigue tenien­do una gran influen­cia en la teo­ría polí­ti­ca y jurí­di­ca gene­ra­da en la actua­li­dad.

Como recuer­da la nota de los edi­to­res, «su difi­cul­tad y com­ple­ji­dad inter­pre­ta­ti­va ha con­tri­bui­do a des­di­bu­jar sus lími­tes has­ta el pun­to de ser rei­vin­di­ca­do a dere­chas e izquier­das del pen­sa­mien­to crí­ti­co ante la cul­tu­ral libe­ral». Y de él dijo Jür­gen Haber­mas que Sch­mitt era «repre­sen­tan­te señe­ro en Ale­ma­nia de la crí­ti­ca de Moder­ni­dad y las tra­di­cio­nes de la Ilus­tra­ción».

Otra de sus gran­des obras es Glos­sa­rium, que lle­va como sub­tí­tu­lo Ano­ta­cio­nes des­de 1947 has­ta 1958, una con­jun­to de die­ta­rios en los que se mez­cla la peque­ña inci­den­cia coti­dia­na, en oca­sio­nes real­men­te dura, la alta refle­xión de teo­ría polí­ti­ca, la evo­lu­ción de los con­flic­tos inter­es­ta­ta­les y regio­na­les (lo que él deno­mi­na gue­rra civil mun­dial) o afi­na­das iro­nías a algu­nos per­so­na­jes rele­van­tes (Hei­deg­ger, Tho­mas Mann, Ernst Jün­ger, Ernst Bloch…) hechas por un apes­ta­do, tan­to del orbe cívi­­co-polí­­ti­­co como del aca­dé­mi­co.

Por­ta­da de Glos­sa­rium (Ed. El Paseo)

Las Ano­ta­cio­nes se carac­te­ri­zan por su alta cali­dad esti­lís­ti­ca, com­ple­ji­dad de citas, mez­cla de len­guas, muy fre­cuen­te el latín, como juris­ta emi­nen­te que era.

Su obra ha sido admi­ra­da, y ha influi­do, en auto­res tan rele­van­tes y diver­sos como Wal­ter Ben­ja­min, Sla­voj Zizek, Han­nah Arendt, Jac­ques Derri­da, Anto­nio Negri (teó­ri­co de las Bri­ga­das Rojas), entre otros.

Buen cono­ce­dor de la cul­tu­ra espa­ño­la; de hecho, su hija se casó con un cate­drá­ti­co galle­go de Dere­cho y vino con fre­cuen­cia a Espa­ña. Fue, ade­más, admi­ra­dor de la obra de Dono­so Cor­tés y del teó­lo­go Fran­cis­co de Vito­ria.

Men­cio­ne­mos algu­nos pasa­jes de estas Ano­ta­cio­nes, a menu­do con un aire afo­rís­ti­co:

«El dere­cho es un capri­cho trans­mi­ti­do por un fan­tas­ma. Poder, eso lo soy yo mis­mo. Solo here­do mi pro­pio cuer­po».

«Cien­cia posi­ti­va: una atre­vi­da teo­go­nía del “hagá­mos­lo noso­tros mis­mos”»

«Todo pla­cer es eter­ni­dad. Esto son enun­cia­dos kitsch de exteó­lo­gos»

Esta­ba muy intere­sa­do por el len­gua­je poé­ti­co. He aquí algu­na de sus con­si­de­ra­cio­nes:

«La métri­ca per­te­ne­ce a la magia (…) entre for­ma y con­te­ni­do hay un espa­cio vacío. En ese inter­va­lo que per­ma­ne­ce vacío vibra lo numi­no­so (…). Lo numi­no­so en el poe­ma no es el tono, sino la vibra­ción en el vacío; es el pro­pio vacío».

Una curio­sa radio­gra­fía con­cep­tual de la geo­po­lí­ti­ca de pos­gue­rra: «la ver­da­de­ra opo­si­ción actual en el mun­do es la de Mos­cú y Roma: asce­sis de la pose­sión ‑abo­li­ción de la pro­pie­dad pri­­va­­da- con­tra la asce­sis sexual, pre­di­ca­da por una buro­cra­cia céli­be (es decir, el cle­ro, espe­cial­men­te el cató­li­co). Pero los héroes de la asce­sis se rela­jan en ambos lados». Jun­to a ele­va­das refle­xio­nes, con­sig­na algún suce­so de la vida coti­dia­na: Por ejem­plo, «4.8.49. Con el sol lucien­do de esta mara­vi­llo­sa mane­ra, un sol­da­do ame­ri­cano me ha dado una pata­da en el tra­se­ro».

Sobre las pecu­lia­ri­da­des geo­po­lí­ti­cas de las len­guas: «a la pax roma­na per­te­ne­ce la len­gua lati­na, es decir, un idio­ma cuyas pala­bras y fra­ses son un símil de las cosas y de un orden pre­ci­so. El idio­ma anglo­sa­jón, por con­tra, es osci­­la­n­­te-marí­­ti­­mo. La foné­ti­ca de un idio­ma es lo deci­si­vo (…) el idio­ma pen­du­lar marí­ti­mo no es capaz de gober­nar el mun­do».

Emplea a menu­do sími­les suge­ren­tes: «las pala­bras y las fra­ses no son bar­cos de papel sino más bien bro­tes y fru­tas, ramas y hojas vibran­tes de un árbol, vibro­man­cias de nues­tro enig­má­ti­co yo». Sobre cier­ta idio­sin­cra­sia tedes­ca: «en ale­mán la ama­bi­li­dad se trans­for­ma pron­to en bur­da iro­nía. Es como un mali­cio­so argot de alba­ñi­les corrom­pi­do por teó­lo­gos».

Una pecu­liar inter­pre­ta­ción del ori­gen de los movi­mien­tos utó­pi­cos: «no hubo una sola uto­pía mien­tras el sacra­men­to cris­tiano del pan y el vino estu­vo a sal­vo, es decir, mien­tras el lai­co bebía del cáliz».

Para con­cluir. Cuan­do comien­za una gue­rra, y como es sabi­do, ya no hay bue­nos ni malos. Pero sea quien fue­re el ven­ce­dor, es decir, quien deten­ta un mayor talen­to des­truc­ti­vo, sue­le tener la arrai­ga­da cos­tum­bre a con­si­de­rar­se alma vir­tuo­sa, y al ven­ci­do, mero obje­to dia­bó­li­co. Vie­ja y repug­nan­te tra­di­ción de la his­to­ria huma­na. No acep­tar ese repar­to hipó­cri­ta de roles es algo a lo que solo se atre­ven quie­nes tie­nen una excep­cio­nal soli­dez inte­lec­tual y, des­de lue­go, una admi­ra­ble ente­re­za. Fue el caso de Carl Sch­mitt.

Título: Glossarium
Autor: Carl Schmitt
Editorial: El paseo
Páginas: 613

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