La Uni­ver­si­tat de Valèn­cia ha regis­tra­do una soli­ci­tud de paten­te de una can­di­da­ta a vacu­na con­tra la Covid-19, desa­rro­lla­da por un equi­po de inves­ti­ga­ción del Depar­ta­men­to de Micro­bio­lo­gía. Se tra­ta de una vacu­na del tipo de subuni­dad (aque­llas dise­ña­das a par­tir de com­po­nen­tes de virus o bac­te­rias) y está basa­da en la pro­teí­na S del SARS-CoV‑2.

“Para esta paten­te, el inmu­nó­geno pro­pues­to (cual­quier molé­cu­la extra­ña para el orga­nis­mo que pro­vo­ca una res­pues­ta inmu­ne) se obtie­ne de célu­las de insec­to con la tec­no­lo­gía de bacu­lovi­rus, téc­ni­ca que tam­bién han ele­gi­do gran­des far­ma­céu­ti­cas para el desa­rro­llo de su vacu­na fren­te a la Covid-19”, expli­ca Jesús Rodrí­guez, inte­gran­te del gru­po de inves­ti­ga­ción jun­to a Rober­to Gozal­bo Rovi­ra y Javier Bue­sa.

“El regis­tro de la paten­te se reali­zó el 12 de mayo y supo­ne un hito para la lucha fren­te al SARS-CoV‑2. Aun­que es cier­to que hay muchas vacu­nas en desa­rro­llo por enti­da­des públi­cas y pri­va­das, cuan­tas más can­di­da­tas a vacu­nas se desa­rro­llen, mayo­res serán las pro­ba­bi­li­da­des de obte­ner una vacu­na efi­cien­te en un cor­to perio­do de tiem­po”, ha expli­ca­do Jesús Rodrí­guez, tam­bién inves­ti­ga­dor Ramón y Cajal.

La inves­ti­ga­ción plan­tea, ade­más de desa­rro­llar una vacu­na, crear sis­te­mas de diag­nós­ti­co rápi­do basa­dos en la pro­teí­na S del SARS-CoV‑2 y en el desa­rro­llo de anti­cuer­pos con poten­cial tera­péu­ti­co fren­te a la Covid-19.

Actual­men­te el equi­po ya ha pro­du­ci­do una pri­me­ra ver­sión de la vacu­na en el sis­te­ma de célu­las de insec­to y bacu­lovi­rus, y está mejo­ran­do el sis­te­ma de pro­duc­ción y puri­fi­ca­ción para en bre­ve comen­zar los expe­ri­men­tos con ani­ma­les. En cuan­to a la finan­cia­ción, ha pre­sen­ta­do pro­yec­tos a la con­vo­ca­to­ria del Ins­ti­tu­to de Salud Car­los III (a la espe­ra) y al pro­gra­ma Cai­xaIm­pul­se, en el que ha pasa­do a la segun­da fase. El gru­po tam­bién se aca­ba de inte­grar en un con­sor­cio for­ma­do por otro per­so­nal inves­ti­ga­dor de la Uni­ver­si­tat de Valèn­cia y el Ins­ti­tu­to de Bio­me­di­ci­na del CSIC a fin de pre­sen­tar­se a la con­vo­ca­to­ria lan­za­da por la CRUE y el Ban­co San­tan­der.

Una carac­te­rís­ti­ca de este desa­rro­llo es que el inves­ti­ga­dor prin­ci­pal no espe­ró a obte­ner fon­dos de inves­ti­ga­ción para desa­rro­llar la vacu­na. Vis­ta la nece­si­dad de una vacu­na fren­te al SARS-CoV‑2, Jesús Rodrí­guez dedi­có fon­dos de inves­ti­ga­ción obte­ni­dos de fuen­tes de finan­cia­ción com­pa­ti­bles (con­tra­tos con empre­sas) para cos­tear los expe­ri­men­tos nece­sa­rios para lle­gar a este resul­ta­do de inves­ti­ga­ción. Por este moti­vo se ha podi­do lle­gar tan rápi­do a una vacu­na paten­ta­ble. No obs­tan­te, remar­ca Rodrí­guez: “aún que­dan muchos expe­ri­men­tos por rea­li­zar para pro­bar su efi­ca­cia y segu­ri­dad en ani­ma­les antes de poder pasar a estu­dios en huma­nos”.

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