La exposición podrá visitarse del 11 de mayo al 31 de agosto en el espacio Natúria, en el mismo cauce del río

Com­pe­ti­ción de pira­güis­mo en el vie­jo cau­ce del río en 1963 (LUIS VIDAL VIDAL).

L’ETNO, Museu Valen­cià d’Etnologia —recien­te­men­te reco­no­ci­do como el mejor de Euro­pa—, pre­sen­ta la expo­si­ción tem­po­ral Antes del jar­dín, que per­ma­ne­ce­rá del 11 de mayo al 31 de agos­to en el espa­cio Natú­ria. Se tra­ta de una com­pi­la­ción de foto­gra­fías y mate­rial docu­men­tal que mues­tra cómo se han rela­cio­na­do los habi­tan­tes de Valen­cia con su río antes de su recon­ver­sión en jar­dín. La mues­tra está comi­sa­ria­da por el téc­ni­co del Archi­vo Foto­grá­fi­co de L’ETNO, Pau Mon­tea­gu­do, y dise­ña­da por Manel Flor.

Uno de los obje­ti­vos de la expo­si­ción es dar a cono­cer nues­tro pasa­do, tenien­do en cuen­ta el hecho de que nues­tra ciu­dad nació en una isla jun­to al río Turia o que hemos sido una ciu­dad con río que ha evo­lu­cio­na­do a jar­dín. Esta evo­lu­ción con­tie­ne muchas his­to­rias liga­das a los dife­ren­tes usos que hacían los valen­cia­nos del río y del cau­ce. Por ello se pre­ten­de recu­pe­rar esta memo­ria.

A tra­vés de mate­rial grá­fi­co que, en algu­nos casos, no se había mos­tra­do antes, «la pro­pia inves­ti­ga­ción de archi­vo foto­grá­fi­co y docu­men­tal con foto­gra­fías de más de diez archi­vos y colec­cio­nes dife­ren­tes ya es un hecho a des­ta­car, en pala­bras de Mon­tea­gu­do.

Se podrán con­tem­plar ins­tan­tá­neas de impor­tan­tes fotó­gra­fos loca­les como Luis Vidal o José Penal­ba y el toda­vía poco cono­ci­do Luis B. Lluch Garín, así como del fon­do grá­fi­co Olae­chea de la Cate­dral de Velèn­cia. Las imá­ge­nes se com­ple­men­tan con docu­men­ta­ción de archi­vo que nun­ca se había mos­tra­do, como el de la Con­fe­de­ra­ción Hidro­grá­fi­ca del Júcar gra­cias a la cola­bo­ra­ción del geó­gra­fo espe­cia­lis­ta en la his­to­ria del cau­ce, Iván Por­tu­gués. Jun­to a estos, tam­bién figu­ran otros como el pro­pio archi­vo de L’ETNO, el Archi­vo His­tó­ri­co Muni­ci­pal o el Archi­vo Gene­ral y foto­grá­fi­co de la Dipu­tació de Valen­cia (AGFDV).

Tam­bién el lugar esco­gi­do para la expo­si­ción tie­ne un sim­bo­lis­mo espe­cial —el espa­cio Natú­ria en el cau­ce del río—, ya que vin­cu­la el rela­to don­de estas memo­rias arrai­gan. Ade­más, hay una volun­tad de que sea un espa­cio popu­lar y didác­ti­co, rom­pien­do los muros de las ins­ti­tu­cio­nes clá­si­cas y salien­do fue­ra, al lugar don­de la vida flu­ye.

La mira­da al pasa­do nos ense­ña cómo nues­tro entorno coti­diano está en cam­bio cons­tan­te, fru­to de la evo­lu­ción de las rela­cio­nes entre las per­so­nas y el medio que habi­tan. Obser­var estos pro­ce­sos con­tri­bu­ye a for­ta­le­cer las raí­ces emo­cio­na­les que nos vin­cu­lan a los espa­cios que habi­ta­mos, dis­fru­ta­mos y acos­tum­bra­mos a per­ci­bir como natu­ra­les y cono­ci­dos. Valen­cia no nació en bal­de de espal­das al mar, como acos­tum­bra a decir­se, sino deli­be­ra­da­men­te de cara a su río.

Ima­gen del río antes de su con­ver­sión en par­que urbano.

Secciones de la exposición

La mues­tra se divi­de en tres sec­cio­nes. Vivir en el río, cen­tra la aten­ción en el cau­ce como espa­cio de vivien­da. Duran­te los años de pos­gue­rra, Espa­ña vivió una lar­ga déca­da de estan­ca­mien­to eco­nó­mi­co jun­to a un impor­tan­te des­pla­za­mien­to de pobla­ción del cam­po a la ciu­dad. Las duras con­di­cio­nes mate­ria­les, el paro, los suel­dos bajos y las defi­cien­cias en la cons­truc­ción de vivien­da bara­ta, pro­vo­có que los entor­nos de las ciu­da­des se lle­na­rán de cha­bo­las y vivien­das de sub­sis­ten­cia allí don­de el sue­lo era menos apre­cia­do.

El entorno de la ciu­dad de Valen­cia, en cam­bio, rodea­da his­tó­ri­ca­men­te de terre­nos de huer­ta de alto valor pro­duc­ti­vo, difi­cul­tó su uso para asen­ta­mien­tos. Por esta razón, jun­to al útil y cer­cano acce­so al agua, una par­te de los habi­tan­tes y per­so­nas recién lle­ga­das encon­tra­ron en el cau­ce del río, insó­li­to y peli­gro­so por las cre­ci­das, una opor­tu­ni­dad para esta­ble­cer­se y desa­rro­llar su pro­yec­to vital.

La sec­ción Vivir del río seña­la los dife­ren­tes apro­ve­cha­mien­tos de recur­sos a menu­do rela­cio­na­dos con el agua. El apro­ve­cha­mien­to del agua del río antes de entrar a la ciu­dad para ali­men­tar la huer­ta, jun­to a las lar­gas tem­po­ra­das sin llu­via pro­pias del cli­ma medi­te­rrá­neo, gene­ra­ban la sequía cró­ni­ca del cau­ce y faci­li­ta­ba la explo­ta­ción de sus recur­sos.

Era muy fre­cuen­te ver a gen­te rea­li­zan­do diver­sos tra­ba­jos en el cau­ce del río, como la extrac­ción de gra­vas para con­fec­cio­nar mor­te­ro para la cons­truc­ción; el cul­ti­vo de todo tipo de vege­ta­les como pata­tas, bonia­tos, cebo­llas y otros, jun­to al uso del agua, impres­cin­di­ble para todo tipo de tra­ba­jos domés­ti­cos. Tam­bién fue espa­cio de nego­cio y pas­to­reo del gana­do has­ta fina­les de los años seten­ta.

Para­le­la­men­te, el cau­ce es lugar de encuen­tro de otros ofi­cios rela­cio­na­dos con el agua, como los gan­che­ros que baja­ban los tron­cos de las mon­ta­ñas de Cuen­ca y Teruel, y los can­te­ros de Gode­lla, que tra­ba­ja­ron la pie­dra para cons­truir los muros de pro­tec­ción. Ade­más, el río ali­men­ta­ba con la ener­gía del agua los últi­mos moli­nos que fun­cio­na­ron en las pro­xi­mi­da­des de la ciu­dad.

La juris­dic­ción del espa­cio, en cons­tan­te con­flic­to entre el Ayun­ta­mien­to y la Con­fe­de­ra­ción Hidro­grá­fi­ca del Júcar, tole­ró estos usos. Pero sin dejar de mos­trar­se preo­cu­pa­dos por la salud del cau­ce. Algu­nos tra­ba­jos obs­ta­cu­li­za­ban el cur­so del agua y pro­vo­ca­ban insa­lu­bri­dad, a la vez que hacían las cre­ci­das mucho más peli­gro­sas.

Por últi­mo, la sec­ción Vivir el río reve­la la evo­lu­ción de su uso social y popu­lar has­ta con­ver­tir­se en jar­dín. Des­pués de dos catas­tró­fi­cas ria­das (1949 y 1957), la admi­nis­tra­ción fran­quis­ta, movi­da por su impul­so e inte­rés eco­nó­mi­co desa­rro­llis­ta, deci­dió aca­bar con el pro­ble­ma defi­ni­ti­va­men­te. La solu­ción sería un gran pro­yec­to de infra­es­truc­tu­ra urba­na con el obje­ti­vo de des­viar el Turia antes de entrar a la ciu­dad. La obra cono­ci­da como ‘Plan Sur’ no aca­ba­ría has­ta ini­cios de los años seten­ta.

Duran­te la déca­da de los años sesen­ta se dio un deba­te públi­co de per­so­nas exper­tas sobre qué hacer con este terreno sin río den­tro de la ciu­dad. ¿Una auto­pis­ta, una red ferro­via­ria, un jar­dín?

Mien­tras, el cau­ce del Turia se con­ver­ti­ría en un gran solar urbano con un cre­cien­te uso popu­lar para ocio y depor­te, que refle­ja­ba las defi­cien­cias de infra­es­truc­tu­ras públi­cas para este tipo de acti­vi­da­des. En 1973, gra­cias a la movi­li­za­ción ciu­da­da­na, el Ayun­ta­mien­to trans­for­mó el anti­guo cau­ce en zona ver­de, dan­do los pri­me­ros pasos hacia los actua­les Jar­di­nes del Turia.

Un con­cur­so infan­til de cachi­ru­los en 1976 (LUIS VIDAL VIDAL).

Memorial y reflexión final

La mues­tra inclu­ye una sec­ción don­de se reco­gen un con­jun­to de retra­tos anó­ni­mos con el río de fon­do. Una refle­xión antro­po­ló­gi­ca sobre los luga­res don­de nos foto­gra­fia­mos como esce­na­rio para el recuer­do. Estas imá­ge­nes mues­tran una cone­xión emo­cio­nal com­par­ti­da. Un pun­to de encuen­tro en el ima­gi­na­rio visual de las per­so­nas que habi­tan y visi­tan la ciu­dad. Un refe­ren­te de memo­ria. Antes de salir, gra­cias a una ins­ta­la­ción de gran for­ma­to, los visi­tan­tes podrán lle­var­se su pro­pio retra­to con el río ausen­te de fon­do.

Como refle­xión final de la mues­tra, se ha con­fec­cio­na­do el álbum foto­grá­fi­co «de un río a otro» don­de se com­pa­ran imá­ge­nes del río con 40 años de dife­ren­cia. Un paseo foto­grá­fi­co de Luis B. Lluch Garín en 1975 que mues­tra el jar­dín laten­te, dibu­ja­do por el agua, aún sal­va­je.  Por otro lado, el Jar­dín hoy en día, sin agua, pero lleno de otras vidas.

La expo­si­ción es una cola­bo­ra­ción con el Ayun­ta­mien­to de Valen­cia a tra­vés de la con­ce­ja­lía de Eco­lo­gía Urba­na y OAM de Par­ques y jar­di­nes, y se enmar­ca en el 35 ani­ver­sa­rio del jar­dín del Turia.

Comparte esta publicación

amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia