¿Por qué La colum­na abier­ta como títu­lo gené­ri­co de esta sec­ción? Esas tres pala­bras remi­ten, aun­que no solo, al uni­ver­so perio­dís­ti­co: una colum­na abier­ta es un espa­cio de lec­tu­ra don­de pue­de comen­tar­se el pre­cio de las cosas, la per­so­na­li­dad de Imma­nuel Kant, la alta coci­na o los amo­res, vamos a lla­mar­los así, de Ana­bel Pan­to­ja. Pero ya digo que no solo. “Colum­na abier­ta” tam­bién es una cla­ra refe­ren­cia al mun­do de los esca­ques: en el aje­drez, una colum­na abier­ta es una colum­na sin peo­nes. Una colum­na en la que tam­bién pue­de pasar de todo. 

El aje­drez es una fuen­te de reac­cio­nes de lo más curio­sas. La evo­ca­ción de este jue­­go-cie­n­­cia con orí­ge­nes mile­na­rios me lle­va a recor­dar algu­nas his­to­rias vivi­das por mí, unas veces con el papel de pro­ta­go­nis­ta y otras como actor de repar­to (esto últi­mo me pla­ce, ya que al igual que Ber­lan­ga soy un gran admi­ra­dor de los secun­da­rios del cine espa­ñol: Julia Caba Alba, Gua­da­lu­pe Muñoz Sam­pe­dro, José Isbert –para mí el mejor actor del mun­do–, Mano­lo Morán, Joa­quín Roa, Félix Fer­nán­dez, Chus Lam­prea­ve, Rafae­la Apa­ri­cio, Ame­lia de la Torre…).

La par­ti­da deci­si­va de un cam­peo­na­to de Valen­cia de aje­drez que jugué en los pri­me­ros años 70 me enfren­ta­ba a un aje­dre­cis­ta muy talen­to­so, Miguel Ribe­ra, del Ate­neo Marí­ti­mo. Si la par­ti­da la gana­ba Miguel o que­da­ba en tablas, el cam­peón de Valen­cia sería él. Si la gana­ba yo, el cam­peo­na­to sería para mí. La par­ti­da se dispu­taba, a par­tir de las nue­ve de la noche, en un bar de la calle Cuen­ca. Deci­dí, con ima­gi­na­ción y ani­ma­do por el deseo de triun­fo, poner­me unos zapa­tos del núme­ro 41, cuan­do yo cal­zo el 43. Los pies me hicie­ron sufrir duran­te todo el día. Has­ta me cos­ta­ba andar. A las ocho y media metí en una bol­sa unos zapa­tos del 43 y al lle­gar al local de jue­go me ence­rré en el ser­vi­cio y cam­bié mi cal­za­do. Nun­ca me he sen­ti­do tan rela­ja­do. Jugué con ins­pi­ra­ción, gané la par­ti­da y me pro­cla­mé cam­peón de Valen­cia.

Arra­bal en una par­ti­da de aje­drez con­tra Nepo­mu­ceno.

En los pri­me­ros años 90 entre­vis­té al mag­ní­fi­co escri­tor y dra­ma­tur­go Fer­nan­do Arra­bal (Meli­lla, 1932), direc­tor tam­bién de una fas­ci­nan­te pelí­cu­la fra­n­­co-tune­­ci­­na, Viva la muer­te (1971), pro­ta­go­ni­za­da por Núria Espert. La entre­vis­ta se cele­bró en el salón del bar del Hotel Asto­ria. Al final de la con­ver­sa­ción le pre­gun­té por su afi­ción al aje­drez. El tema le gus­ta­ba. Me habló de su admi­ra­ción por Gata Kams­ki (1974), juga­dor naci­do en Rusia y resi­den­te en Esta­dos Uni­dos. Pro­nos­ti­có que Kams­ki lle­ga­ría a ser cam­peón del mun­do (no ha sido así has­ta aho­ra). Antes de des­pe­dir­me, le dije a Arra­bal: “¿Sabe usted que yo tam­bién soy juga­dor de aje­drez?”. El autor de la nove­la La torre heri­da por el rayo me con­tes­tó: “¡Cla­ro que lo sé, señor Marí! Usted fue el pri­mer table­ro del Gam­bi­to, has­ta que ficha­ron al juga­dor sue­co Jaan Eslon (1952–2000). Enton­ces jugó él de pri­mer table­ro, usted de segun­do y Ramón Nava­rro y Ferran­dis de ter­ce­ro y cuar­to. Lo sé por­que estoy sus­cri­to a varias revis­tas de aje­drez que reci­bo en mi casa de París”. Su eru­di­ción aje­dre­cís­ti­ca me sor­pren­dió y simu­lé estar algo moles­to. “¿Y por qué no me ha dicho des­de el prin­ci­pio que me cono­cía como aje­dre­cis­ta?”. Arra­bal dio por fina­li­za­da la entre­vis­ta con una fra­se diver­ti­da, tier­na y nar­ci­sis­ta: “Por­que la estre­lla soy yo, señor Marí, no usted”. Tenía toda la razón.

Foto de gru­po del Gam­bi­to con Ferran­dis, que enton­ces tenía 43 años. Es el hom­bre for­ni­do, en el gru­po de la izquier­da, de pie, tie­ne ante él a su hijo peque­ño. Tam­bién se encuen­tra Nava­rro, joven, con las manos en los bol­si­llos. Y Rafa Marí, en el medio, jus­to detrás del todo.

El club Gam­bi­to, al que per­te­nez­co des­de mi niñez, le tri­bu­tó el 28 de sep­tiem­bre de 2021 un home­na­je a uno de nues­tros juga­do­res legen­da­rios, José Ferran­dis, cita­do por Arra­bal. El Gam­bi­to vivió con él la mejor eta­pa de su his­to­ria. Nos con­ver­ti­mos en uno de los tres o cua­tro equi­pos más fuer­tes de Espa­ña, una reali­dad refren­da­da en los cam­peo­na­tos nacio­na­les dispu­tados en Sevi­lla, Torre del Mar, San­tan­der, Ando­rra, Ali­can­te… Ferran­dis es el aje­dre­cis­ta más lon­ge­vo de Espa­ña. Tie­ne 97 años, muy bien lle­va­dos, y guar­da bue­na memo­ria de sus lan­ces aje­dre­cís­ti­cos. Sigue vivien­do en su pobla­ción natal, Seda­ví, y allí mis­mo, en un Casino cul­tu­ral cer­cano a su vivien­da, la Fede­ra­ción de Aje­drez de la Comu­ni­dad Valen­cia­na y el Gam­bi­to orga­ni­za­mos con­jun­ta­men­te un home­na­je, con sen­ti­das pala­bras de agra­de­ci­mien­to al fabu­lo­so y coriá­ceo Ferran­dis, gra­ba­das en una boni­ta pla­ca. 

Ferran­dis, acom­pa­na­do por Ramón Nava­rro. Foto, Luis Zara­go­zá

No fue esa la últi­ma pla­ca de home­na­je entre­ga­da por el Gam­bi­to. El pasa­do 11 de sep­tiem­bre le tocó el turno al pro­fe­sor Ramón Nava­rro (Valen­cia, 1953), tam­bién cita­do por Arra­bal, y figu­ra esen­cial de la his­to­ria del club y en mi opi­nión un juga­dor con una cla­se extra­or­di­na­ria, cla­ra­men­te supe­rior, des­de su ama­teu­ris­mo, a la de muchos pro­fe­sio­na­les del table­ro. Yo le lla­mo “el Kar­pov valen­ciano”, por sus simi­li­tu­des de esti­lo. Con­ven­cí a Ramón para que vinie­ra a comer con­mi­go en Las Bra­sas de Mis­la­ta, con la débil excu­sa de comen­tar­le algu­nos aspec­tos sobre temas que no le acla­ré. Se tra­gó el anzue­lo. Cuan­do lle­gó al res­tau­ran­te le espe­rá­ba­mos vein­te juga­do­res del Gam­bi­to. Todos, pues­tos en pie, le reci­bi­mos con un lar­go aplau­so. Antes de empe­zar a comer, le entre­ga­mos una pla­ca que decía: “A Ramón Nava­rro, con el reco­no­ci­mien­to y el afec­to de los juga­do­res del Gam­bi­to. Te que­re­mos”. ¿Dema­sia­do dul­zón? No: pala­bras jus­tas en cuyo inte­rior hay muchas micro-his­­to­­rias de agra­da­bles via­jes y emo­cio­nan­tes vic­to­rias.

Ferran­dis, en Mis­la­ta. El pasa­do lunes 5 de julio. Ha cum­pli­do los 97 años.


LA COLUMNA ABIERTA de Rafa Marí

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

Duran­te los dos últi­mos años, el perio­dis­ta cul­tu­ral Rafa Marí ha veni­do publi­can­do en este espa­cio de Valen­cia City sus cró­ni­cas sobre cine, pri­me­ro como Dia­rio de un ciné­fi­lo, y pos­te­rior­men­te bajo el títu­lo Des­de el sillón de mi casa… en Mis­la­ta. Han sido dos años de diver­ti­das y ori­gi­na­les digre­sio­nes sobre su gran pasión, el cine, pero aho­ra toca explo­rar nue­vos terri­to­rios, reno­var una fruc­tí­fe­ra cola­bo­ra­ción, una colum­na abier­ta.

En aje­drez, otra de las inte­li­gen­tes acti­vi­da­des de Rafa Marí, una colum­na abier­ta es una colum­na sin peo­nes; en el perio­dis­mo, una colum­na abier­ta es una colum­na don­de pue­de refle­xio­nar­se sobre el pre­cio de las cosas, la alta coci­na, un libro, una pelí­cu­la o los amo­res de Isa­bel Pan­to­ja.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 se incor­po­ró a la redac­ción de Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te ejer­ce su acti­vis­mo como gran comen­ta­ris­ta.

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