La actriz Lola Herre­ra vuel­ve a encar­nar a Car­men Soti­llo, el per­so­na­je crea­do por Miguel Deli­bes, en el Tea­tro Olym­pia. La obra se estre­na el miér­co­les 23 y esta­rá dis­po­ni­ble has­ta el domin­go 3 de febre­ro.

Nos encon­tra­mos en mar­zo de 1966. Car­men Soti­llo aca­ba de per­der a su mari­do Mario de for­ma ines­pe­ra­da. Una vez que las visi­tas y la fami­lia se han reti­ra­do, ella sola vela duran­te la últi­ma noche el cadá­ver de su mari­do e ini­cia con él un monó­­lo­­go-diá­­lo­­go en el que des­cu­bri­mos sus per­so­na­li­da­des y los con­flic­tos de su matri­mo­nio.

Con una for­ma entre­cor­ta­da, deta­llis­ta al míni­mo, reite­ra­ti­va y lle­na de tópi­cos, Car­men Soti­llo dice cosas, mani­fies­ta sen­ti­mien­tos y emi­te jui­cios que a muchas per­so­nas hoy les pue­den pare­cer increí­bles. Pero damos fe de que ese len­gua­je exis­tía, de que esos jui­cios se emi­tían, de que esas “cosas” de Car­men esta­ban en la vida de todos los días.

Cin­co horas con Mario es, entre otras muchas cosas, un docu­men­to vivo de esos años. De las preo­cu­pa­cio­nes eco­nó­mi­cas, reli­gio­sas, polí­ti­cas, sexua­les y mora­les enton­ces impe­ran­tes que Deli­bes, a tra­vés del len­gua­je de su pro­ta­go­nis­ta, dejó retra­ta­das con niti­dez, de for­ma que la vida espa­ño­la de enton­ces lle­ga a pal­pi­tar viva en sus pala­bras.

Pero, por enci­ma de todo esto, Cin­co horas con Mario habla de los asun­tos eter­nos del ser humano: de la cul­pa, de la sole­dad, de la inco­mu­ni­ca­ción, del sen­ti­do de la vida. Como siem­pre en Deli­bes par­tien­do de un loca­lis­mo con­cre­to encar­na en sus per­so­na­jes y en sus con­flic­tos las reali­da­des más pro­fun­das y com­ple­jas que con­di­cio­nan nues­tra vida.

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