Según el Infor­me BIOTEC 2025 , las empre­sas del eco­sis­te­ma gene­ra­ron una fac­tu­ra­ción con­jun­ta supe­rior a 4.953 millo­nes de euros en 2023, lo que equi­va­le al 0,73% del PIB auto­nó­mi­co.

Ade­más, el sec­tor emplea ya a más de 20.600 pro­fe­sio­na­les cua­li­fi­ca­dos, con­so­li­dan­do su papel estra­té­gi­co en la nue­va eco­no­mía valen­cia­na.

El estu­dio, que ana­li­za la evo­lu­ción de 317 com­pa­ñías acti­vas en la región, des­ta­ca la crea­ción de 76 nue­vas empre­sas en los últi­mos cin­co años, un dato que refle­ja la juven­tud y la expan­sión cons­tan­te del sec­tor. De ellas, 125 son pura­men­te bio­tec­no­ló­gi­cas y 192 acti­vi­da­des rela­cio­na­das. Valèn­cia con­cen­tra el 66% de estas com­pa­ñías, segui­da por Ali­can­te con el 25% y Cas­te­llón con el 9%, con un fuer­te dina­mis­mo en los par­ques cien­tí­fi­cos y tec­no­ló­gi­cos de Valèn­cia, Pater­na, Elche, Ali­can­te y Cas­te­lló de la Pla­na.

Las microPY­MES repre­sen­tan el 77,9% del teji­do bio­tec­no­ló­gi­co, con una fac­tu­ra­ción media de 665.000 euros por empre­sa, mien­tras que las gran­des com­pa­ñías del sec­tor alcan­zan los 23,8 millo­nes. En el caso de las empre­sas vin­cu­la­das, los mayo­res gru­pos supe­ran los 150 millo­nes de euros de ingre­sos anua­les.

La Comu­ni­dad Valen­cia­na se man­tie­ne como la cuar­ta auto­no­mía espa­ño­la en inver­sión en I+D bio­tec­no­ló­gi­ca, con un gas­to de 200,6 millo­nes de euros en 2022, el 7,8% del total nacio­nal. Solo Cata­lu­ña, Madrid y Anda­lu­cía la supe­ran en este ámbi­to.

El infor­me tam­bién pone el foco en la bre­cha de géne­ro exis­ten­te: el 74,5% de los car­gos direc­ti­vos están ocu­pa­dos por hom­bres, fren­te al 25,5% de muje­res. Los auto­res del estu­dio insis­ten en la nece­si­dad de avan­zar hacia polí­ti­cas que fomen­ten la igual­dad y pro­mue­van el lide­raz­go feme­nino en todos los nive­les de ges­tión.

Entre las pro­pues­tas de mejo­ra, se seña­lan cin­co líneas estra­té­gi­cas: sim­pli­fi­ca­ción admi­nis­tra­ti­va, opti­mi­za­ción de pla­ta­for­mas digi­ta­les, mayor trans­pa­ren­cia en con­vo­ca­to­rias públi­cas, mejo­ra de la comu­ni­ca­ción entre empre­sas y admi­nis­tra­ción y apo­yo espe­cí­fi­co a star­tups median­te incen­ti­vos fis­ca­les, cap­ta­ción de talen­to glo­bal y pro­tec­ción de la pro­pie­dad indus­trial des­de fases tem­pra­nas.