Des­de siem­pre defen­dió un arte com­pro­me­ti­do, lo que le supu­so una con­de­na de 14 años de cár­cel y el exi­lio en Colom­bia

José Soler Vidal, ‘Mon­ja­lés’, en una ima­gen de 1989.

El pin­tor José Soler Vidal, cono­ci­do como Mon­ja­lés, miem­bro des­ta­ca­do del  gru­po Par­pa­lló, ha falle­ci­do la pasa­da madru­ga­da a la edad de 91 años. Vidal per­ma­ne­ció ingre­sa­do en Hos­pi­tal Clí­ni­co aten­di­do por exce­len­tes pro­fe­sio­na­les. Con una tra­yec­to­ria de éxi­to, estu­vo com­pro­me­ti­do en la lucha por la liber­tad, según infor­ma su fami­lia en un comu­ni­ca­do. El fune­ral se cele­bra­rá en Albai­da, su pue­blo natal.

Naci­do en Alba­dia el 6 de febre­ro de 1932, siem­pre tuvo cla­ro su com­pro­mi­so polí­ti­co y se dedi­có a la lucha por las liber­ta­des en la Espa­ña fran­quis­ta des­de el arte. Fue uno de los miem­bros del gru­po Par­pa­lló —jun­to a Andreu Alfa­ro, Sal­va­dor Soria, Mano­lo Gil, Euse­bio Sem­pe­re, Doro Bala­guer…— que, en la segun­da mitad de los años 50 inten­tó abrir nue­vos cami­nos a la crea­ción artís­ti­ca des­de Valen­cia.​

Los pri­me­ros pasos en el terreno del arte los dio en Aldaia hacia 1945, cuan­do su padre, vien­do sus apti­tu­des para el dibu­jo, lo puso al cui­da­do de José Segre­lles, pai­sano y ami­go suyo. Tras estu­diar en la Escue­la de Bellas Artes de San Car­los de Valen­cia entre 1948 y 1953, comien­za una eta­pa crea­ti­va mar­ca­da por la pin­tu­ra figu­ra­ti­va, que se extien­de has­ta prin­ci­pios de los 50, momen­to en el que comien­za su perio­do «utó­pi­co», mar­ca­do por el neo­cu­bis­mo.

Tras un estan­cia en París y Bru­se­las, se ini­cia en el infor­ma­lis­mo y la abs­trac­ción y su paso por los gru­pos Art Nou, Par­pa­lló y Movi­mien­to Artís­ti­co del Medi­te­rrá­neo con­so­li­da­ron ese pro­ce­so al que el crí­ti­co Tomás Llo­rens bau­ti­zó como «con­ver­sión». A a media­dos de los años 1960 regre­só poco a poco al figu­ra­ti­vis­mo en cla­ve expre­sio­nis­ta, sien­do uno de los pri­me­ros artis­tas espa­ño­les «prac­ti­can­tes de la pin­tu­ra social».

Mon­ja­lés (segun­do por la izquier­da) con otros miem­bros del gru­po Par­pa­lló, en 1960.

La cárcel y el exilio

En 1967 su carre­ra artís­ti­ca en Espa­ña se vio trun­ca­da. Vin­cu­la­do al Par­ti­do Comu­nis­ta,​ duran­te las mani­fes­ta­cio­nes del Pri­me­ro de Mayo de ese año, ile­ga­les en ple­na dic­ta­du­ra fran­quis­ta, fue dete­ni­do en Valen­cia por la poli­cía aun­que esca­pó gra­cias al tam­bién pin­tor y pre­so duran­te varios años, Joan Cas­te­jón.

Vidal pasó varios meses en la clan­des­ti­ni­dad —gra­cias a la ayu­da de Doro Bala­guer, el can­tan­te Rai­mon o Vicent Ven­tu­ra— has­ta que logró esca­par a Fran­cia y lue­go a Colom­bia, don­de per­ma­ne­ció has­ta 2013. Por estos hechos, fue con­de­na­do en rebel­día a cator­ce años de pri­sión.

Mon­ja­lés es una de las refe­ren­cias en la his­to­ria de las van­guar­dias valen­cia­nas, por ser uno de los intro­duc­to­res del infor­ma­lis­mo en Espa­ña y uno de los pri­me­ros artis­tas que va a rea­li­zar una pin­tu­ra de ses­go social. Su sali­da pre­ci­pi­ta­da de Valen­cia fue segui­da del saqueo de su estu­dio en la calle Corret­ge­ria núme­ro 4, lo cual ha difi­cul­ta­do la loca­li­za­ción e inven­ta­rio de su obra.