Tras ocupar el espacio que durante décadas albergó el Bodegó de la Sarieta, el empresario Rafa Pérez Higón rinde homenaje a dos referentes del barrio: la propia Sarieta, que marcó medio siglo de tradición culinaria, y la artista Olga Poliakoff, renovadora de la danza contemporánea en Valencia.
El barrio del Carmen completa su renacimiento gastronómico con la apertura de Barravas, un restaurante que apuesta por la cocina de siempre reinterpretada con frescura y producto de calidad, y que se acompaña de la coctelería La Marxa.
«Asumo este reto con responsabilidad porque sé que la tierra que piso marcó una época», explica Pérez Higón. «Lo hago con la tranquilidad de contar con un gran equipo y con la voluntad de rendir homenaje tanto a Olga como al Bodegó», añade el impulsor del proyecto.
En cocina, la propuesta lleva la firma de Jesús Muñoz y Matías Sepúlveda. Muñoz, formado en Valencia y con experiencia en prestigiosos resorts europeos, combina técnica y tradición en su manera de interpretar el producto local. Sepúlveda, de origen chileno y con trayectoria internacional, aporta la creatividad que lo llevó a trabajar con Ricard Camarena y a participar en certámenes como Madrid Fusión o Gastrónoma.
La carta de Barravas busca sorprender sin perder de vista las raíces mediterráneas. Entre los entrantes destacan clásicos actualizados como las croquetas, la ensaladilla o las bravas, además de propuestas como la alcachofa confitada con yema curada y crujiente de jamón, las ostras valencianas con espuma de pisco sour o un steak tartar con toque asiático gracias a la salsa de kimchee y alga nori crujiente. La oferta incluye también carpaccio de langostino, atún en suave escabeche y arroces de mercado, junto a la inevitable paella y una fideuà de marisco con gamba alistada y navajas.
Los principales redondean la experiencia con platos como el lenguado menier, el chuletón de vaca con pimientos de padrón, la merluza con bisqué de azafrán o un jarrete de cordero con parmentier trufado. Todo ello maridado con vinos valencianos, Agua de València, sangría y una selección de referencias nacionales.
En el apartado dulce, Barravas eleva la tradición con reinterpretaciones como la torrija infusionada en horchata, servida con helado de mantecado y espuma, o una pavlova de mango con cremoso de mascarpone, merengue crujiente y fruta en distintas texturas.
El recorrido gastronómico termina o comienza en La Marxa, la coctelería que mantiene vivo el recuerdo de Olga Poliakoff, donde la mezcla de creatividad y ambiente del Carmen se traduce en cócteles diseñados para acompañar y prolongar la experiencia.
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