Ubi­ca­do en la calle Con­de Altea, 22, este nue­vo esta­ble­ci­mien­to se suma al ya exis­ten­te en Jávea, ofre­cien­do a los comen­sa­les una expe­rien­cia culi­na­ria que evo­ca los mejo­res días de verano.

Al entrar, los visi­tan­tes son reci­bi­dos por una atmós­fe­ra que recuer­da a la bri­sa mari­na, con aro­mas de sal y jaz­mín que se mez­clan con la pro­me­sa de una gas­tro­no­mía abso­lu­ta­men­te medi­te­rrá­nea. La car­ta, basa­da en arro­ces y tapas tra­di­cio­na­les, apro­ve­cha la rica des­pen­sa de La Mari­na, con­si­de­ra­da una de las mejo­res del mun­do.

El menú ofre­ce una varie­dad de pla­tos que cap­tu­ran la esen­cia de Jávea. Los comen­sa­les pue­den dis­fru­tar de cocas clá­si­cas, pul­po a la parri­lla con puré de bonia­to, y una selec­ción de arro­ces que inclu­ye el arroz del sen­yo­ret y la fideuà de maris­co. Otras espe­cia­li­da­des des­ta­ca­das son la mari­ne­ra de ensa­la­di­lla con anchoa, el tar­tar de atún rojo con alga waka­me y el chu­le­tón de vaca rubia galle­ga.

El res­tau­ran­te cuen­ta con tres zonas dife­ren­cia­das: una sala prin­ci­pal que evo­ca el ambien­te de Jávea, una barra exten­sa y una terra­za. El dise­ño y la deco­ra­ción com­ple­men­tan la expe­rien­cia culi­na­ria, crean­do un ambien­te que trans­por­ta­rá a los visi­tan­tes a un eterno día de verano en la cos­ta.