Los helados también son para el otoño. Bajo esa premisa aterriza en la ciudad Mr. Coldman, una joven marca de helados artesanos que trabaja para el sector hostelero y que ha querido romper con la estacionalidad.
Su propuesta: una colección de ocho sabores, cada uno asociado a un personaje y una emoción, elaborados en su obrador de Quart de Poblet.
Detrás del proyecto están Denis, Enrique y Yuri, tres amigos de distintos países que decidieron crear un universo propio dentro del mundo de los helados. Fundada en agosto, la marca ya cuenta con 21 puntos de venta en locales como Kento, Tonyina Barra o Pollos Quinín.
Inspirados por la idea de unir sabor y emoción, los fundadores conciben cada helado como una pequeña historia. El de pistacho es un genio; el de mango, un tranqui; el de fresa nata, un trasto; y el de frambuesa, un vampiro. Le siguen el de dulce de leche, el goloso; el doble chocolate, un crack; el de café con leche, un respiro; y el de maracuyá con mango, un gatito. La creatividad también se refleja en su envase individual, que muestra la composición del producto con total transparencia.
El secreto, dicen, está en la pureza. Los helados contienen entre dos y cuatro ingredientes, sin agua ni estabilizantes, solo productos naturales como purés de frutas, leche, nata o yogur.
Con un plan de expansión ya en marcha, Mr. Coldman ha reforzado su producción con nuevo equipamiento que permitirá alcanzar las 4.500 unidades diarias. Además, han incorporado sabores veganos de piña, aguacate y plátano con chocolate, presentados en la feria Gastrónoma. El objetivo: consolidar su presencia en la Comunitat Valenciana y llegar a Barcelona, posicionando a Mr. Coldman como una experiencia gastronómica que combina emoción, diseño y sabor los doce meses del año.
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