Las enzimas obtenidas tienen aplicaciones tan diversas como la producción de biocombustibles, la industria panadera, la clarificación de zumos o la elaboración de productos lácteos aptos para personas intolerantes a la lactosa.
El Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha demostrado que el salvado de arroz, tradicionalmente considerado un subproducto agrícola de bajo valor, puede convertirse en un recurso biotecnológico de alto interés. Gracias a su composición ‑con un 50% de carbohidratos, un 15% de proteínas y un 20% de grasas‑, este residuo es un sustrato óptimo para el cultivo de hongos filamentosos, conocidos como mohos, que producen enzimas aprovechables en la industria alimentaria, farmacéutica y energética.
Mediante la fermentación controlada con estos hongos, el salvado de arroz se transforma en cócteles enzimáticos capaces de generar biocombustibles, productos sin lactosa o bioplaguicidas, entre otras aplicaciones. Según Sandra Garrigues, investigadora del grupo de Biofactorías Fúngicas del IATA-CSIC, «al cultivar estos hongos sobre subproductos agrícolas se obtienen cócteles enzimáticos que tienen múltiples aplicaciones en sectores como el alimentario, el farmacéutico o el energético, convirtiendo lo que antes era un residuo en un recurso de alto valor añadido»1.
El equipo de investigación logró aislar 16 cepas de hongos filamentosos presentes en el salvado de arroz, pertenecientes a géneros como Aspergillus, Penicillium y Mucor. Estas cepas se evaluaron por su capacidad para producir enzimas que degradan polisacáridos vegetales como la celulosa y el xilano, además de sintetizar proteínas antifúngicas útiles en sanidad vegetal y biomedicina.
Paloma Manzanares, integrante del grupo de investigación, destaca que «cada enzima está diseñada para una tarea concreta, como si fuera una llave que solo encaja en una cerradura específica. Gracias a ellas, procesos que en la naturaleza tardarían muchísimo tiempo ocurren en segundos. Por este motivo tienen un gran interés industrial, pues permiten que muchos procesos, desde la fabricación de alimentos hasta la producción de detergentes o biocombustibles, sean más eficientes y rápidos y menos contaminantes».
Actualmente, la producción industrial de enzimas depende de procesos químicos o bacterianos costosos. La alternativa propuesta por el IATA-CSIC, basada en la fermentación de hongos sobre residuos agrícolas, representa una opción más sostenible y económica.
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