La terraza será uno de los grandes atractivos de la temporada, a lo que se sumarán iniciativas culturales y culinarias el resto del año
Al igual que no hay primavera sin invierno o muerte sin vida, no hay cocina sin transformación. Así entienden la gastronomía Alberto Alonso y Mar Soler, chefs y propietarios de 2 Estaciones, el restaurante que apuesta por la cocina estacional y el cambio como expresión constante. Una filosofía auténtica, que en su día ya les valió la distinción Bib Gourmand de la Guía Michelin, pero cuyo fin último es alcanzar al comensal.
Ahora, sus fogones y su sala se preparan para despedir la primavera y, en consecuencia, saludar al verano de una manera muy especial. Porque para decir hola, siempre es mejor sellar un buen adiós, siguiendo así el ciclo de transformación.
«Transformamos los productos, para transformar el mundo», afirman Alberto y Mar. ¿Qué otra cosa es la cocina si no? El foco de ambos chefs, que comparten rol al frente del restaurante, siempre ha estado en el producto de temporada y proximidad. No obstante, entienden que ha llegado el momento de dar un salto cualitativo en el discurso de la sostenibilidad, porque ya no es suficiente. Ahora hay que inspirar mediante las acciones.
Y por ello, los pétalos echan a volar para dar paso a la suave brisa y las olas del mar, a la vez que ellos inauguran la agradable terraza para las noches de estío —ubicada en el chaflán de Pintor Salvador Abril, 28— y proponen un menú más acorde a la estación.
De primeras, la transformación reside en el plato, ya que con cada temporada, evoluciona la despensa, pero también el recetario y la técnica. En segundo lugar, se respira en su nueva narrativa, donde el producto es entendido como un lenguaje por sí mismo. ¿La semilla de esta historia?
Una pareja comprometida con la gastronomía desde el principio —es decir, la producción del alimento, la raíz que crece en la tierra—, y hasta el final, cuando el producto pasa del plato al paladar del comensal. Alberto y Mar son el tronco del árbol y la alegría de la huerta. Él, natural de Burgos; ella, nacida junto al mar de Gandía. Juntos han dado forma a esta historia culinaria, con diez años de recorrido en Valencia, donde están muy presentes el espíritu consciente, la emoción, la técnica y la creatividad.
Adiós primavera
La flor está desvistiéndose y, con ella, una carta como la de primavera, que ha rodado en el restaurante durante varios meses. Si hubiera que identificar la propuesta con una flor, Mar lo tendría muy claro: «Sería un tulipán, porque desprende mucha luz». El equipo de 2 Estaciones la ha regado, nutrido y mimado como se merece, con unas recetas en las que las ostras, las setas o las verduras, desde la berenjena hasta el brócoli, han jugado un papel importante.
Sobre el plato, han diseñado paisajes inimaginables, tintados de forma y color. «Lo mejor es que ha sido una carta que ha gustado desde el principio. Teníamos los platos muy claros en cuanto a concepto. Generalmente, nuestro principal reto es enfrentarnos al folio en blanco. Nos gusta evolucionar e ir más allá», explican los chefs.
Algunos platos primaverales han sido la clotxina con curry de lentejas y napicol, las costillas ibéricas acompañadas de café e hinojo y el toque dulce de las fresas de Canals, con coco, cardamomo y vainilla.
No podían despedir la carta primaveral sin regarla una última vez. Por eso, este mes de junio han organizado una cena íntima con personalidades del mundo de la comunicación, la gastronomía y la cultura. En ella, habrá farolillos, velas y flores, para convertir la terraza del restaurante en una auténtica selva mediterránea. Por supuesto, las mejores recetas de la temporada tendrán un espacio privilegiado en la mesa, además de jugar con poner las sensaciones a flor de piel. Este adiós a la primavera suena mása hasta pronto.
Hola verano
El verano es una de las estaciones favoritas de Mar —Alberto es más de otoño—, por todo lo que brinda el Mediterráneo y por todo lo que se empieza a sembrar en el campo. La carta estival de 2 Estaciones será una ventana a la playa: agua y sal, pero también arena. «Creemos que va a estar repleta de frescura, acidez y dulzor al mismo tiempo», matizan. Desde el próximo miércoles, los comensales encontrarán productos de temporada como el tomate, el calabacín, el maíz o los higos. Maridados con distintos vinos y acompañados de un pan casero, que elaboran a diario en el restaurante. Porque otro pilar muy presente en este espacio es la artesanía: el poder que reside en poner mimo a lo hacen. El bogavante con coco, vainilla y azafrán será un juego de equilibrios: el tomate de Marxuquera —cultivado por ellos mismos—, con quisquillas, cebolla y hierbas; o el maíz con mole y chocolate negro, para dar un toque picante al postre.
Todas estas elaboraciones, podrán ser degustadas en la sala de 2 Estaciones, que se pondrá bella para la ocasión, con nuevas lámparas, sombreros de paja, buganvillas y estrellas de mar. La terraza, eso sí, será la joya de la corona, porque en ella se vivirán los mejores atardeceres de verano, con largas sobremesas hasta la medianoche. La pequeña plaza será ese oasis en mitad de la ciudad, pero los rayos de sol también arrojarán luz sobre otras iniciativas que están por llegar en el restaurante. Como, por ejemplo, la creación de las playlist estacionales —sí, también habrá una canción del invierno—, o los talleres de artesanía —¿recuerdas la afición de Mar y Alberto por cuidar los detalles?—.
La vida de la flor es un ciclo. Por eso, 2 Estaciones despide la primavera con un hasta pronto y saluda con entusiasmo a la temporada más luminosa del año. Lo mismo hará con el otoño y, seguidamente, con el invierno. En cada estación, habrá cambio, pero sobre todo, evolución. Porque al cambiar, crecen, y jamás vuelven al punto del que partimos. Porque así es el restaurante de Alberto Alonso y Mar Soler: un lugar que no comprende la quietud. En definitiva, un lugar en constante transformación.
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