El daño que sufren algu­nas espe­cies por cau­sa de los fur­ti­vos no solo afec­ta a los gran­des y cono­ci­dos ani­ma­les como ele­fan­tes, rino­ce­ron­tes o gori­las. El impac­to de las mafias que mue­ven mun­dial­men­te el trá­fi­co ile­gal de espe­cies se ceba tam­bién en muchas otras sobre las que es nece­sa­rio lla­mar la aten­ción. El tala­poín nor­te­ño (Mio­pithe­cus ogouen­sis) es el pri­ma­te más peque­ño de Áfri­ca, con una lon­gi­tud de 32 a 45 cm y un peso pro­me­dio de unos 0,8 kg (las hem­bras) a 1,2 kg (los machos). Por su tama­ño y aspec­to exó­ti­co son muy atrac­ti­vos como mas­co­tas, lo que pro­mue­ve que sean bru­tal­men­te atra­pa­dos y trans­por­ta­dos en pési­mas con­di­cio­nes has­ta Euro­pa para ser ven­di­dos en el mer­ca­do negro. Las cace­rías de estos pri­ma­tes que viven en las ori­llas de los ríos u otros cur­sos de agua de las sel­vas, tie­nen como con­se­cuen­cia la des­truc­ción del hábi­tat y la muer­te de muchos de ellos, tan­to duran­te la cap­tu­ra como en el lar­go via­je den­tro de tube­rías de PVC o escon­di­dos entre diver­sas mer­can­cías.

El tala­poín está inclui­do en la Lis­ta Roja de la UICN (Unión Inter­na­cio­nal para la Con­ser­va­ción de la Natu­ra­le­za) y se tra­ta de una espe­cie muy poco estu­dia­da, por lo que uno de los prin­ci­pa­les obje­ti­vos del Pro­gra­ma Euro­peo de Con­ser­va­ción ESB (Euro­pean Stud­Book) es com­ple­tar el libro genea­ló­gi­co para pro­mo­ver su repro­duc­ción. El coor­di­na­dor de la EAZA (Aso­cia­ción Euro­pea de Zoos y Acua­rios) de este pro­gra­ma es el direc­tor téc­ni­co y vete­ri­na­rio de BIOPARC Fuen­gi­ro­la.

BIOPARC cuen­ta en sus dos par­ques, Valen­cia y Fuen­gi­ro­la, con gru­pos de tala­poí­nes, en su mayo­ría, pro­ce­den­tes de deco­mi­sos, lo que impli­ca que es abso­lu­ta­men­te nece­sa­rio el tra­ba­jo pro­fe­sio­nal de inte­gra­ción y crea­ción de gru­pos esta­bles que per­mi­ta su reha­bi­li­ta­ción y garan­ti­ce al máxi­mo su bien­es­tar. De hecho, desem­pe­ñan un papel fun­da­men­tal en la recu­pe­ra­ción de la espe­cie, pues son los úni­cos que han con­se­gui­do criar con éxi­to en el últi­mo año de las cin­co ins­ti­tu­cio­nes euro­peas que alber­gan gru­pos repro­duc­to­res. En Bio­parc Valen­cia habi­tan tres gru­pos, dos repro­duc­to­res y otro de machos. El de cua­tro machos se ha for­ma­do recien­te­men­te con indi­vi­duos pro­ce­den­tes de BIOPARC Fuen­gi­ro­la y del Zoo de Bar­ce­lo­na y, tras su acli­ma­ta­ción, podre­mos ver­los en el recin­to mul­ti­es­pe­cie que recrea los bos­ques de ribe­ra jun­to con dri­les, hipo­pó­ta­mos pig­meos, sita­tun­gas y gan­sos del Nilo. Los gru­pos repro­duc­to­res se man­tie­nen por el momen­to en recin­tos inte­rio­res espe­cial­men­te habi­li­ta­dos para man­te­ner un mejor con­trol y ase­gu­rar la evo­lu­ción posi­ti­va de las crías; uno está for­ma­do por cin­co indi­vi­duos (tres machos y una hem­bra con su cría) y el otro por cua­tro ani­ma­les (un macho, una hem­bra y sus dos crías).

Los cen­sos de tala­poín nor­te­ño en la natu­ra­le­za son pocos y difí­ci­les de rea­li­zar y se sigue cazan­do para su ven­ta como mas­co­tas en muchos paí­ses, lo que pue­de hacer empeo­rar su esta­do de con­ser­va­ción. Muchos de los ani­ma­les pre­sen­tes en ins­ti­tu­cio­nes como Bio­parc son ani­ma­les deco­mi­sa­dos y su exhi­bi­ción es una lla­ma­da de aten­ción sobre la res­pon­sa­bi­li­dad res­pec­to a la tenen­cia de ani­ma­les. Las espe­cies sal­va­jes nun­ca deben ser uti­li­za­das como mas­co­tas y es nues­tro deber cola­bo­rar con las auto­ri­da­des que per­si­guen estos deli­tos. Sin mer­ca­do y con per­so­nas res­pon­sa­bles no sería nego­cio su trá­fi­co y ven­ta.

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