Está circulando mucho un vídeo en el que una supuesta viróloga llamada Judy Mikovits lanza numerosas teorías acerca del nuevo coronavirus en una entrevista. Mikovits es exinvestigadora médica y activista anti-vacunas. Fue directora del Instituto Whittemore Peterson en Reno, Nevada (Estados Unidos), del que fue despedida en el año 2012, según publica Snopes, después de que la revista Science retirase un artículo científico en el que Mikovits participó y que un estudio posterior determinó que sus resultados habían sufrido una contaminación accidental.
En este vídeo viral, afirma que la vacuna de la gripe favorece la infección del coronavirus y defiende que las vacunas hacen a las personas susceptibles de desarrollar la COVID-19 porque debilitan el sistema inmunológico. También se posiciona en contra de las mascarillas y dice que “no hay ningún riesgo público” porque vayamos sin ellas. Además, se hace eco de teorías conspiratorias asegurando que el virus ha sido desarrollado en un laboratorio y liberado intencionadamente. Os contamos lo que sabemos al respecto.
¿Qué sabemos sobre si la vacuna contra la gripe favorece el riesgo de contraer coronavirus?
“Es posible y probable que haya estado [el coronavirus] en todas las vacunas contra la gripe desde el 2013 hasta el 2015”, sostiene Mikovits en este vídeo. Defiende que las vacunas para la gripe “están impulsando esta infección [el coronavirus]”. No hay ninguna evidencia de que esto sea verdad.
Mikovits cita un estudio científico del ejército norteamericano en el que la “interferencia viral” de la vacuna de la gripe aumentó las probabilidades de contraer una infección coronavirus en un 36%. En Maldita Ciencia ya os hemos hablado de este estudio, publicado en octubre de 2019.
Para llevarlo a cabo se dividió en varios grupos a 6.120 trabajadores del Departamento de Defensa de Estados Unidos según estaban vacunados contra la gripe en la temporada 2017–2018 y si dieron positivo o no en virus respiratorios, además de en otras categorías. El autor del estudio buscaba “examinar la relación entre los virus respiratorios específicos y la vacunación contra la gripe” para saber si la vacunación contra la gripe podría influir en el riesgo de tener otras enfermedades respiratorias (algo conocido como interferencia de virus).
Según los datos del estudio, hubo un aumento de las probabilidades de tener coronavirus (distintos del coronavirus que provoca la COVID-19) y metapneumovirus humanos en los individuos que recibieron la vacuna contra la gripe. Para otros tipos de virus respiratorios no se encontró relación o el efecto era protector entre los vacunados contra la gripe.
No obstante, el propio autor del artículo concluye que “los resultados generales del estudio mostraron poca o ninguna evidencia que apoyara la asociación de la interferencia de virus y la vacunación contra la gripe. Los resultados de los virus respiratorios individuales fueron mixtos, y algunos refutaron la interferencia de virus”.
Además, el propio estudio asume que no se puede establecer una relación causa-efecto entre la vacunación contra la gripe y el mayor riesgo de dar positivo en otros virus respiratorios, entre otras limitaciones.
Aquí te explicamos por qué el virólogo del Centro Nacional de Biotecnología, Jaime Martín-Benito, considera este estudio de escasa calidad. También citamos otros estudios sobre la vacuna de gripe y virus (que no son el que provoca COVID-19) y que dan distintas conclusiones.
Las vacunas son seguras y salvan vidas
Una de las teorías que sostiene Mikovits es que las personas vacunadas son las que tienen mayor probabilidad de contraer una enfermedad grave por el coronavirus porque su sistema inmune está dañado y es “disfuncional”. “Tenemos el sistema inmune creado por Dios y a menos, de que hayamos sido vacunados (…) no tendremos una enfermedad grave”, manifiesta.
No obstante, las vacunas son uno de los grandes avances de la medicina moderna. Junto con los antibióticos, los antisépticos hospitalarios y la generalización de la sanitarización del agua, es uno de métodos más eficaces para salvar vidas. Por ejemplo, gracias a campañas de vacunación exitosas se erradicó la viruela. Os hablamos más de las vacunas y su seguridad aquí y aquí.
Además, las vacunas son seguras para las personas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las vacunas son seguras y todas las que son aprobadas “son sometidas a pruebas rigurosas a lo largo de las diferentes fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo evaluadas regularmente una vez comercialidadas”. Por su parte, la Comisión Europea señala que “un extenso cuerpo de investigación ha demostrado la efectividad y seguridad de las vacunas” y que, una vez en el mercado, la Agencia Europea de Medicamentos continúa supervisando la seguridad de una vacuna.
En este sentido, el Ministerio de Sanidad afirma: “La seguridad de las vacunas preocupa a los padres. Es importante conocer que las vacunas tienen unos controles de calidad y seguridad más rigurosos que el resto de medicamentos”. Mientras, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos indican que el riesgo de contraer una enfermedad por no administrar la vacuna es mucho mayor que el riesgo de que la vacuna produzca una reacción, algo en lo que coinciden el resto de organismos citados.
¿Todos con mascarilla contra el coronavirus?
Mikovits dice que se opone al uso de la mascarilla y explica que si llevamos el virus “inyectado” (a través de vacunas) y nos la ponemos, nos estamos forzando a nosotros mismos a manejar estrés y miedo y, supuestamente, eso puede “activar” el virus. “Si llevara una máscara simplemente me reinfectaría a mí misma”, mantiene. Por otra parte, según la exinvestigadora, “no es ningún riesgo para la salud pública que una persona sana camine por la playa”. No hay ninguna evidencia de que esto sea así.
Aunque, de momento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no recomienda el uso de mascarillas a la población general, algunos estudios y autoridades médicas ya recomiendan su uso generalizado y otros países están valorando implantar esa medida, como ya os contamos aquí.
Un trabajo científico analizó la transmisión del síndrome respiratorio agudo severo (SARS) en Pekín en 2003, una epidemia provocó la muerte de 800 personas. Los autores concluyeron que el uso de mascarillas fue muy protector frente al SARS entre la población general: usar siempre una mascarilla cuando se salía de casa se asoció con una reducción del 70% del riesgo infectarse respecto a no usar nunca una mascarilla. “Nuestro hallazgo de que el uso de la mascarilla redujo el riesgo apoya el uso de esta estrategia” por parte de la población general.
En un artículo de opinión en The New York Times que cita un artículo científico sobre la relativa eficacia del uso de mascarillas quirúrgicas frente a la gripe, se argumenta lo siguiente: “Por supuesto, es cierto que las mascarillas no funcionan perfectamente, que no reemplazan el lavado de manos y el distanciamiento social, y que funcionan mejor si se ajustan adecuadamente. Y por supuesto, las mascarillas quirúrgicas no filtran las pequeñas partículas virales” como lo hacen las mascarillas FFP2 y FFP3. “Sin embargo, incluso las mascarillas quirúrgicas protegen un poco más que no usar mascarillas en absoluto”.
La autora del artículo argumenta que dado que hay “evidencia creciente de transmisión asintomática” del coronavirus y la OMS recomienda a las personas enfermas llevar mascarilla porque disminuye “las posibilidades de que las personas infectadas infecten a otros, entonces todos debemos usar mascarillas”.
Los coronavirus pueden subsistir en una superficie desde unas pocas horas hasta varios días, según la OMS
Según Mikovits, “los coronavirus” no viven en superficies más de una hora. A este respecto y como ya os contamos, la OMS afirma que “no se sabe con certeza cuánto tiempo” vive el coronavirus causante de la COVID-19 sobre las superficies, pero que “los coronavirus pueden subsistir en una superficie desde unas pocas horas hasta varios días. El tiempo puede variar en función de las condiciones (por ejemplo, el tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente)”. La OMS pide que si crees que una superficie puede estar infectada, la limpies con un desinfectante común para matar el virus y proteger así a uno mismo y a los demás.
Además, un estudio publicado en enero de 2020 sobre otros coronavirus ha revisado otros 22 estudios previos sobre la persistencia de otros coronavirus en superficie inanimadas. Según su análisis, estos virus pueden sobrevivir en superficies inanimadas como el metal, cristal o plástico hasta 9 días “aunque puede ser eliminado eficientemente por procedimientos de desinfección de superficies”.
Los expertos dicen que el origen del coronavirus está en la naturaleza y no en un laboratorio
En el vídeo, la exinvestigadora dice que se enviaron a Wuhan (China) cepas peligrosas de virus para realizar investigaciones. Y sostiene que el coronavirus “ha sido liberado intencionalmente”. También afirma que es plausible que el coronavirus haya sido inyectado (a través de las vacunas). “Realmente no es un virus ingerido, es un virus inyectado”, defiende.
Sin embargo, científicos especializados en salud pública que han seguido de cerca la crisis sanitaria del nuevo coronavirus han publicado un comunicado en la revista The Lancet. Además, hacen referencia a las investigaciones que demuestran el origen natural de este brote de COVID-19.
El objetivo principal del texto es condenar y desmentir los rumores que mantienen que el origen de la epidemia no fue natural, sino una creación humana como herramienta para lograr fines de todo tipo (reducir la población envejecida, igualar el número de hombres y mujeres…). Sin embargo, según indica el comunicado publicado en The Lancet, “científicos de múltiples países han analizado genomas del agente causal y los resultados concluyen, de forma abrumadora, que el origen está en la vida silvestre”.
“Pero esto ya lo sabíamos cuando apareció”, indicó a Maldita Ciencia Albert Bosch Navarro, presidente de la Sociedad Española de Virología (SEV). Con respecto a los rumores que hablan sobre la supuesta creación del nuevo coronavirus en un laboratorio, Bosch sostiene que “sucedió lo mismo cuando apareció el SARS en 2002 o la conocida como gripe A, la nueva variante del H1N1, en 2009”.
“Cada vez que sucede un caso similar, hay una serie de iluminados que dice que el virus ha sido creado en un laboratorio o que se ha escapado de él. Sin embargo, hoy en día se sabe que, a partir de alguna especie de murciélago, esta debe haber pasado a otra especie animal intermedia y de ahí, a nosotros”, explica el presidente de la SEV.
En la misma línea, un artículo publicado en Nature Medicine concluía que el SARS-CoV‑2 “no es una construcción de laboratorio o un virus manipulado a propósito”.
¿Es posible alcanzar la inmunidad de grupo frente al coronavirus?
En el vídeo, Mikovits defiende la inmunidad de grupo o de rebaño como solución a la crisis del coronavirus: “Estamos hablando de inmunidad de rebaño, que significa que la exposición a los que no se han enfermado hace que nuestro sistema inmune mejore (…). Lo único que tenemos que hacer es tomar de ahí la inmunidad y dársela a los susceptibles de pasar mal la enfermedad.”
Pero, como ya os hemos contado en Maldita Ciencia, entre un 60% y un 70% de la población deberían tener anticuerpos contra el coronavirus para alcanzar la inmunidad de grupo, según ha explicado el director del Instituto de Virología del hospital Charité de Berlín Christian Drosten en una entrevista en The Guardian.
No obstante, Drosten aclara que es no es tan sencillo como alcanzar esa cifra a nivel nacional, regional o incluso provincial. Dado que la población inmunizada no es homogénea y por la movilidad humana, hay personas que una vez se alcance la inmunidad de grupo en una zona podrían infectarse e iniciar nuevos brotes entre las personas no inmunizadas en otra zona.
Aunque el grado de inmunización de la población española frente al virus causante de la COVID-19 es aún desconocido, según la Sociedad de Española de Inmunología (SEI) “previsiblemente será bajo o muy bajo en esta primera oleada y bastante alejado de lo que podría considerarse como buena inmunidad de grupo, que sería la que evitaría nuevos contagios y picos de infección”.
La SEI apuesta claramente por mantener las medidas de distanciamiento y confinamiento: “Adquirir la inmunización padeciendo la enfermedad supone un riesgo muy importante para la población, si consideramos que aproximadamente el 20% de los infectados requieren ingreso hospitalario y que un 5% llegan a fallecer. Desafortunadamente, los tiempos de desarrollo y producción de una vacuna son largos y debemos esperar. Mientras tanto, se deben mantener las medidas de distanciamiento y confinamiento para evitar una infección que ha causado tanta mortalidad en apenas 4 meses”.
Además, la hipótesis de la inmunidad de grupo asume que quienes superen la enfermedad (o al menos un porcentaje elevado) adquieren inmunidad frente al coronavirus desarrollando anticuerpos, algo que también sostiene Mikovits: “Toda persona que tiene demuestre que tiene anticuerpos debe volver al trabajo ya, esa es la definición completa de inmune”.
Pero como ya os explicamos no hay evidencias científicas que garanticen que los pacientes curados no puedan volver a infectarse. Otra posibilidad es que las mutaciones del coronavirus podrían hacer que una nueva cepa de coronavirus afecte a quienes ya han pasado la enfermedad, como ocurre cada año con el virus de la gripe, pero aún es demasiado pronto para saberlo.
Judy Mikovits es conocida por defender teorías anti-vacunas
Judy Mikovits fue directora de investigación del Instituto Whittemore Peterson en Reno, Nevada (Estados Unidos). Un centro del que fue despedida en el año 2012, según publica Snopes, después de que la revista Science retirase un artículo científico en el que Mikovits participó y que un estudio posterior determinó que sus resultados habían sufrido una contaminación accidental, según la propia revista.
El estudio desacreditado de Mikovits sostenía que hay una asociación entre un virus llamado “virus relacionado con el virus de la leucemia murina xenotrópica” (XMRV) y el síndrome de la fatiga crónica (SFC), según Snopes. Después de que el estudio fuese retirado, la exinvestigadora empezó a afirmar sin pruebas que el XMRV era también la causa de muchas enfermedades, como el autismo y el cáncer. Defiende que el XMRV en humanos podría tener su origen en “las células de ratón” utilizadas en el proceso de producción de vacunas, algo que ha sido “completamente desacreditado”. Desde entonces, Mikovits ha defendido teorías psudocientíficas relacionadas con el uso de vacunas, como en el vídeo conspiratorio que se está difundiendo actualmente.
En declaraciones a Salud sin Bulos, el doctor Alfredo Corell, vocal de la Sociedad Española de Inmunología, afirma que Judy Mikovits “es una activista americana anti-vacunas y ex investigadora médica” que hace “afirmaciones desacreditadas” sobre las vacunas y el coronavirus. Además, señala que ninguna de las publicaciones de Mikovits en PubMed, biblioteca de literatura científico-médica, “está directamente relacionada con coronavirus”.
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