En la tar­de de ayer, la sede de la Deno­mi­na­ción de Ori­gen Valen­cia aco­gió la pre­sen­ta­ción de una nue­va bode­ga, Clos de Lôm, que se suma a la zona del Valle dels Alfo­rins de la pro­vin­cia valen­cia­na.

Mas de 350 per­so­nas se die­ron cita en el acto y pos­te­rior cata, entre ami­gos, perio­dis­tas, hos­te­le­ros, sumi­lle­res, comer­cia­les y afi­cio­na­dos al mun­do del vino, demos­tran­do el inte­rés que se había ido sus­ci­tan­do por este nue­vo pro­yec­to.

Clos de Lôm está pro­mo­vi­da por la fami­lia Serra­to­sa Catur­la, que des­de 1836 es la pro­pie­ta­ria de una fin­ca en la zona de Fon­ta­nars dels Alfo­rins con casi 300 has de viñe­do. Hace más de 15 años que se ini­ció una fruc­tí­fe­ra rela­ción con el pres­ti­gio­so enó­lo­go Pablo Osso­rio, que es el encar­ga­do de diri­gir la ela­bo­ra­ción de los vinos. Tras un pro­ce­so de selec­ción de varie­da­des y par­ce­las, has­ta 55 de dife­ren­tes sue­los, pen­dien­tes y orien­ta­cio­nes, la bode­ga ha dado el paso de sacar al mer­ca­do los pri­me­ros embo­te­lla­dos.

Como expli­có el pro­pio Pablo Osso­rio en la pre­sen­ta­ción, los pro­pie­ta­rios y él coin­ci­dían en arries­gar­se en tomar cami­nos poco tri­lla­dos, sen­das nue­vas por las que nadie se ha atre­vi­do antes o lo han hecho con timi­dez. De ahí sur­ge un blan­co como Clos de Lôm Mal­va­sía 2018. Esta varie­dad medi­te­rrá­nea sue­le ir en com­pa­ñía de otras, gene­ral­men­te apor­tan­do aci­dez y aro­mas a vinos a los que les sobra dul­zor. Sin embar­go, en las alti­tu­des de la fin­ca de Clos de Lôm pro­du­ce un vino total­men­te dife­ren­te, fino, con aci­dez y dul­zor equi­li­bra­do sin per­der la poten­te nariz tras una cui­da­da mace­ra­ción con lías en sus­pen­sión, que hizo a los bode­gue­ros atre­ver­se a dar­le todo el pro­ta­go­nis­mo.

Esta mal­va­sía es como las actri­ces que siem­pre hacen un papel de repar­to y que, de repen­te, cuan­do le dan uno de pro­ta­go­nis­ta, ganan el Óscar a la mejor actriz”, dice Pablo Osso­rio para defi­nir el blan­co de la bode­ga. Algo pare­ci­do le ocu­rre al vino rosa­do. El Clos de Lôm Monas­trell Rosa­do 2018 es un mono­va­rie­tal de cepas vie­jas, otra apues­ta por la tipi­ci­dad, ya que, tra­di­cio­nal­men­te no se dedi­can los monas­tre­les vie­jos para la ela­bo­ra­ción de rosa­dos.

En la bode­ga deci­die­ron rom­per con la tra­di­ción y crear este rosa­do con el mos­to flor, sin uti­li­zar la pren­sa, para con­se­guir un vino de aspec­to moderno, color rosa palo, pero con el alma y el cuer­po de una monas­trell vie­ja, de ven­di­mia siem­pre tar­día y de baja pro­duc­ción, lo que apor­ta un espec­tro aro­má­ti­co muy poco común en un joven.

Los otros dos vinos pre­sen­ta­dos ano­che son los tin­tos de aña­da Clos de Lôm Tem­pra­ni­llo y Clos de Lôm Gar­na­cha, ambos mono­va­rie­ta­les. El tem­pra­ni­llo es fru­to de las plan­ta­cio­nes más vete­ra­nas de la zona, ya que fue­ron ellos de los pri­me­ros en pro­bar con las posi­bi­li­da­des de esta plan­ta que hizo céle­bres los vinos de Rio­ja, Ribe­ra o Toro. Aquí la alti­tud es simi­lar a la cas­te­lla­na, pero la influen­cia del mar es mayor, redu­cien­do la inci­den­cia de la gran ampli­tud tér­mi­ca y favo­re­cien­do así una con­cen­tra­ción tam­bién mayor.

Para Pablo Osso­rio es el mejor tem­pra­ni­llo medi­te­rrá­neo que ha ela­bo­ra­do. El Clos de Lôm Gar­na­cha es otra apues­ta por las varie­da­des medi­te­rrá­neas. Es un tin­to de aña­da que des­ta­ca por sus aro­mas de pimien­ta recién moli­da, fru­tos del bos­que, que entra sua­ve y de una redon­dez poco habi­tual en un joven. Los cua­tro vinos son la car­ta de pre­sen­ta­ción de Clos de Lôm. Pero sus pro­pie­ta­rios ya nos advier­ten que lo mejor está por venir… aun­que sin pri­sas.

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