Colas para acce­der a la ayu­da de ali­men­tos.

El Con­se­jo de Minis­tros ha apro­ba­do el Real Decre­­to-ley por el que se pone en mar­cha un Ingre­so Míni­mo Vital, una nue­va pres­ta­ción de la Segu­ri­dad Social, que va acom­pa­ña­da de estra­te­gias de inclu­sión foca­li­za­das. El Ingre­so Míni­mo Vital, que será de carác­ter per­ma­nen­te, tie­ne como prin­ci­pa­les obje­ti­vos la redis­tri­bu­ción de la ren­ta, con la inten­ción de erra­di­car la pobre­za extre­ma, y la inclu­sión social y par­ti­ci­pa­ción en el mer­ca­do labo­ral de las per­so­nas en situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad.

El Ingre­so Míni­mo Vital es la res­pues­ta del Gobierno al pro­ble­ma estruc­tu­ral de pobre­za que exis­te en Espa­ña y su pues­ta en mar­cha se ha ace­le­ra­do para ayu­dar a cubrir las situa­cio­nes de vul­ne­ra­bi­li­dad cau­sa­das por la COVID-19, que se suman a las de las fami­lias que ya se encon­tra­ban en difi­cul­ta­des pre­via­men­te.

Según las esti­ma­cio­nes, la nue­va pres­ta­ción podría alcan­zar los 850.000 hoga­res bene­fi­cia­rios, en los que viven más de 2,3 millo­nes de per­so­nas, con espe­cial inci­den­cia en los hoga­res con niños. De hecho, de los 2,3 millo­nes de poten­cia­les bene­fi­cia­rios, un 30% son meno­res. Tam­bién habrá una inci­den­cia mayor entre los hoga­res mono­pa­ren­ta­les, que supon­drán el 16% de los bene­fi­cia­rios. Den­tro de ellos, casi un 90% están enca­be­za­dos por una mujer. Se esti­ma que la ren­ta media se situa­rá en alre­de­dor de 310 euros men­sua­les.

El Ingre­so Míni­mo Vital par­te de una amplia tipo­lo­gías de hoga­res (en fun­ción del núme­ro de miem­bros y de si son mono­pa­ren­ta­les) y esta­ble­ce un nivel de ren­ta garan­ti­za­ble dife­ren­te para cada tipo de hogar. El nivel míni­mo, que corres­pon­de a los hoga­res uni­per­so­na­les, es de 5.538 euros al año, el equi­va­len­te a una pen­sión no con­tri­bu­ti­va. A par­tir de esta cuan­tía se esta­ble­ce un coefi­cien­te adi­cio­nal por cada miem­bro del hogar y un bene­fi­cio para los hoga­res mono­pa­ren­ta­les, según se indi­ca en la tabla infe­rior.

Un presupuesto anual de 3.000 millones de euros

El Ingre­so Míni­mo Vital está dise­ña­do de for­ma que com­ple­ta las ren­tas pre­exis­ten­tes (entre otras, las sala­ria­les), has­ta el umbral garan­ti­za­do para cada tipo de hogar. Si no se cuen­ta con ren­tas, se ase­gu­ra­ría la tota­li­dad del umbral garan­ti­za­do; pero si se dis­po­ne de ellas, se cubri­ría la dife­ren­cia entre el umbral garan­ti­za­do y la ren­ta ya exis­ten­te. De esta for­ma, la ren­ta media garan­ti­za­da es de 10.070 euros al año por hogar, mien­tras que el impor­te de la pres­ta­ción será de unos 4.400 euros anua­les. El pre­su­pues­to anual ascen­de­rá a 3.000 millo­nes de euros al año.

Qué es el Ingreso Mínimo Vital

El Ingre­so Míni­mo Vital es una pres­ta­ción para hoga­res de cual­quier tama­ño, tam­bién los uni­per­so­na­les. En cada hogar habrá un titu­lar que soli­ci­ta­rá la pres­ta­ción. Si el hogar está for­ma­do por una sola per­so­na el titu­lar ten­drá entre 23 y 65 años y lle­var al menos tres años cons­ti­tui­do como hogar. Si el hogar tie­ne dos o más miem­bros, de mane­ra gene­ral la edad del titu­lar esta­rá entre 23 y 65 años sal­vo en los casos en que se cuen­te con meno­res a car­go. Estos hoga­res debe­rán lle­var cons­ti­tui­dos al menos un año.

Para todos los tipos de hogar se reque­ri­rá al menos un año inin­te­rrum­pi­do de resi­den­cia legal y efec­ti­va en Espa­ña, excep­to en las situa­cio­nes de vio­len­cia de géne­ro, tra­ta y explo­ta­ción sexual.

Para que le sea reco­no­ci­da la pres­ta­ción, el hogar debe tener unos ingre­sos tota­les infe­rio­res a la ren­ta garan­ti­za­da para su tipo de uni­dad de con­vi­ven­cia. Ade­más, para cer­ti­fi­car que el Ingre­so Míni­mo Vital lle­gue a los hoga­res más vul­ne­ra­bles, se exi­gi­rá un patri­mo­nio (des­con­tan­do la vivien­da habi­tual) infe­rior a 3 veces la ren­ta garan­ti­za­da anual para un hogar uni­per­so­nal, con una esca­la de incre­men­tos por núme­ro de miem­bros en el hogar.

La pres­ta­ción se per­ci­bi­rá men­sual­men­te y se cobra­rá en 12 pagas. Se podrá soli­ci­tar a par­tir del 15 de junio, aun­que, para las soli­ci­tu­des pre­sen­ta­das en los tres pri­me­ros meses, se con­ce­de­rá con efec­tos retro­ac­ti­vos al 1 de junio. Ade­más, duran­te el pri­mer mes de vigen­cia de la pres­ta­ción, se actua­rá de ofi­cio para que se abo­ne a unos 100.000 hoga­res que cum­plen los requi­si­tos, sin que sea nece­sa­rio que la soli­ci­ten.

La soli­ci­tud será mul­ti­ca­nal. Se podrá pre­sen­tar a tra­vés de la sede elec­tró­ni­ca de la Segu­ri­dad Social o envian­do la docu­men­ta­ción por correo ordi­na­rio. Ade­más, se per­mi­ti­rá el acce­so a tra­vés de los ayun­ta­mien­tos una vez se fir­men los con­ve­nios pre­vis­tos y en los Cen­tros de Aten­ción e Infor­ma­ción de la Segu­ri­dad Social cuan­do reto­men la aten­ción al públi­co. Para faci­li­tar infor­ma­ción a los posi­bles bene­fi­cia­rios, se pon­drá en mar­cha un telé­fono 900 y un simu­la­dor en la pági­na web de la Segu­ri­dad Social, don­de tam­bién se podrán con­sul­tar dudas a tra­vés del asis­ten­te vir­tual.

Más que una mensualidad

El Ingre­so Míni­mo Vital, más allá de la ayu­da mone­ta­ria, inclu­ye estra­te­gias de inclu­sión, en coor­di­na­ción con las comu­ni­da­des autó­no­mas y los ayun­ta­mien­tos, que per­mi­tan a las per­so­nas en vul­ne­ra­bi­li­dad tran­si­tar a una situa­ción mejor. Los bene­fi­cia­rios con­ta­rán con incen­ti­vos a la con­tra­ta­ción y tam­bién se crea­rá un “Sello Social” para las empre­sas que les ofrez­can for­ma­ción y empleo.

Ade­más, se fomen­ta­rá la par­ti­ci­pa­ción en el mer­ca­do labo­ral con incen­ti­vos. Cuan­do el titu­lar de la pres­ta­ción no ten­ga empleo y lo encuen­tre, par­te de su sala­rio esta­rá exen­to tran­si­to­ria­men­te en el cálcu­lo de la pres­ta­ción. En el caso de que esté ocu­pa­do, cuan­do su sala­rio se incre­men­te, la cuan­tía de la pres­ta­ción se redu­ci­rá en una can­ti­dad infe­rior. En el caso de que el titu­lar no esté ocu­pa­do, se exi­gi­rá la ins­crip­ción como deman­dan­te de empleo para el acce­so a la pres­ta­ción.

Para el reco­no­ci­mien­to de la pres­ta­ción se ten­drán en cuen­ta los ingre­sos del año inme­dia­ta­men­te ante­rior, aun­que para aten­der las situa­cio­nes de vul­ne­ra­bi­li­dad gene­ra­das por la pan­de­mia de COVID-19, tam­bién se podrá reco­no­cer para soli­ci­tu­des cur­sa­das duran­te 2020 tenien­do en cuen­ta la situa­ción de ingre­sos de este año.

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