María Álvarez presenta sus «Equilibrios Inestables» basados en los ikebanas japoneses

La muestra, compuesta por 16 obras de acrílico sobre lienzo, se inaugura el jueves en la Galería Alba Cabrera

Cuatro de las obras incluidas en la muestra «Equilibrios inestables».

Con más de tres lustros dedicadas a la pintura a sus espaldas, María Álvarez (Valencia, 1974) presenta este jueves en la galería Alba Cabrera de Valencia última exposición, Equilibrios Inestables. La muestra está compuesta por 16 obras en las que sigue fiel a las señas que siempre le han identificado: la expresividad del silencio, la figuración estatuaria, el paisaje como metáfora existencial, el minimalismo y el aseo escénicos.

En esta segunda visita de Álvarez a este espacio, la pintura apuesta por una obra que se alimenta de la tradición japonesa, la de los ikebanas [el arte japonés de arreglo floral], que le sirven para transmitir la idea mística de perfección

 Según explica el exgalerista y crítico cultural Fernando Herencia, en esta exposición «Álvarez abre en esta nueva exposición la cancela de un jardín imaginado. Cada cuadro es una fantasía entre paréntesis, una ventana a lo esencial, el espacio donde convergen tres ideas vertebrales, manifiestos del todo que nos envuelve y del rio que nos lleva».

Para Heredia, la exposición dialoga entre el ser humano y la naturaleza. El primero «vive y se concibe, que se piensa y se pregunta, que espera al conocimiento y reposa mientras aquél llega y la naturaleza».

Por otro lado está «la naturaleza que le cierne, el mundo vegetal representado en una planta única, ejemplar de una especie imposible, hija e ideada por su creadora. Formas orgánicas que emergen del interior al exterior, como emociones y sentimientos que dialogan con el personaje».

«Las plantas que protagonizan cada uno de estos cuadros —continúa— pertenecen a un quimérico vergel. Son el elemento que da energía y color a cada obra. La firma de la vida jugando a exhibirse, a bailar en la quietud aparente propia de su condición».

«Las plantas que protagonizan cada uno de estos cuadros —continúa— pertenecen a un quimérico vergel. Son el elemento que da energía y color a cada obra. La firma de la vida jugando a exhibirse, a bailar en la quietud aparente propia de su condición».

Valencia City

El pulso de la ciudad

No Comments Yet

Leave a Reply

Your email address will not be published.